viernes, 14 de diciembre de 2012

Relación causal

Ayer te vi, seguías con el mismo vestido organdí de la última vez, tu calzado perfecto, la mirada perdida, tus atroces combinaciones de carteras y zapatos a la que me tuviste acostumbrado.
Salías de tu clase de ballet. La noche era oscura, quizá no me viste.
Te divisé ni bien di la vuelta a la esquina. No estabas sola. Yo tampoco.
Hay una suerte de relación causal entre mi imaginación y tu vida. Entre tu vida y mis sueños. Entre tus sueños y nuestro pasado. Entre mi pasado y aquél futuro. Entre aquella canción que me pediste jamás revelar y tu sonrisa que desde aquel extremo, me mira.  

domingo, 9 de diciembre de 2012

Sueño de abril

Te recuerdo, como salido de un sueño de abril. Tu sonrisa, tu ojos entrecerrados, tus manos arrugadas extendiéndose, felices, como queriendo atrapar entre tus dedos esos ojos pequeños que reían.
Parecía más bien un orfanato de niños en vez de un asilo de la caridad para viejos. Adentro era día de visita y los ancianos reían. Algunos vestían sus mejores galas: corbatas pasadas de moda y raídos trajes que les daban a su figura un aspecto mitad cómico y grotesco. Llevábamos zapatos en una bolsa y algo de comida y ropa en la otra. Ni bien nos divisaron se acercaron a nosotros con prisa. El lugar olía a gastado, a olvido, a muerte.
- Gracias, gracias, decían. Gracias jovencito, gracias mi niñita.
No había pasado ni un minuto y la bolsa de zapatos se encontraba casi vacía. En la fila, seguía el turno de un anciano en silla de ruedas cubierto con una manta.
- ¿Cuánto calzas?
- Son mi talla.
Atrás de él, otro anciano, miraba con ojos angustiados cómo su ultima oportunidad de tener un calzado decente se iba por un cántaro.
- Le falta una pierna.
- ¿Cómo?
- Que le falta una pierna.
Nos miramos sin comprender. Luego levantamos la manta y comprendimos.
Le regalamos el último par de zapatos al segundo anciano. Era lo más justo. Le prometimos traerle algunos para él solo, en la siguiente oportunidad. Nos contó que se llamaba Domiciano. Que había sido pescador. Que de niño vivió el norte. Que se casó una vez y que su mujer murió siendo él muy joven. Que nunca volvió a contraer matrimonio y que no obstante, seguía usando su sortija. Que no tenía hijos y que, desde que perdió la pierna, ya casi ni salía. De eso hace casi ya más de diez años. Nos contó que la comida era escasa pero nunca faltaba y lo más difícil de conseguir era el azúcar. Nos quedamos con él hasta muy tarde, el día de visita había acabado ya hace muchas horas.
- ¿Son ustedes novios?
Formuló la pregunta de improviso. No supe que decir y miré al suelo.
- No, respondió ella prontamente. Quizá demasiado aprisa.
- Pues si él no sea apura, quizá podrías ser mía.
Nos reímos todos.
Al despedirnos estreché efusivamente su mano. Era áspera. Reparé que sentado me llegaba casi a la altura del hombro. Parado debía ser un gigante. Pero en la silla de ruedas lucía pequeño, indefenso.
- Hasta luego niñitos, nos dijo. Ella le regaló una sonrisa.
Prometimos regresar, pero no recuerdo bien que pasó y no lo hicimos. A la primavera siguiente cuando finalmente volvimos, preguntamos por él a la enfermera.
- ¿No sabían? Murió la semana siguiente, después de que ustedes vinieron. Dejó algo para la señorita.
Cuando abrimos el paquete encontramos un pañuelito percudido y en su interior una descolorida sortija.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Vaca

Tu cielo, mi mar, tu arena, aquella pequeña palmera, la casa de tu abuelo, el libro que se salvó del naufragio, tus recuerdos mancillados, tu sexo inaccesible, el mío, nostálgico.
Mis manos, tus pies ligeros, tu boca, una mirada, tu sonrisa, mi vacío, el recuerdo de tu esperanza, aquella plegaria, tu manifiesto, los cuatro punto cardinales, la dirección a la que volví tantas veces, tu pequeña casa de ladrillos, el conejo que salvé de la muerte, tu inocencia, aquella agenda que todavía conserva mi número, el pequeño trozo de papel donde aún guardo el tuyo.
Mis pastillas, las tuyas, tus cortinas de colores vivos, la terapia que jamás iniciamos, aquél baile postrero, el recuerdo de tu abuelo, tu olor, el mío, que se confunde entre los destellos de tu olfato, casi extinto, tus ojos entrecerrados, la noche que decapita toda esperanza, mi sol mil veces dibujado, aquella luna, trasnochada, tus estrellas, en el techo, señalando el camino, hacia el mar.
Olvídalo. Es sólo una vaca dibujada en la pared.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Sueño que te sueño


¿Por qué sigo soñando las mismas historias y amaneciendo con la misma sensación de opresión en el pecho día tras día? ¿Por qué algunas noches, mis pies todavía buscan instintivamente los tuyos, pequeños, perdices? ¿Por qué sigo soñando que te sueño y despertando del sueño sin haberme dado siquiera el tiempo necesario para empezarte a soñar? ¿Por qué pasan los años y te sigo buscando en las mismas canciones, en los mismos conciertos, en las películas de las que me hablaste alguna vez, en tus historias, que se repiten, como las mías, en tu soledad, en la languidez de tu aliento, que se esconde, para no ser? ¿Por qué me sigo asomando a diario al balcón, asentándome en el suelo con los pies, cuando en realidad deseo saltar?

viernes, 2 de noviembre de 2012

Mensaje oculto en una botella 7

Lo que sé del olvido
lo aprendí de la luna.
Sabina

La luna se preocupó poco de instruirme en los asuntos mundanos. Se encargó mas bien de darme una educación al estilo espartano, donde el placer se deslizaba de manera sinuosa por los cobertijos de su olvido. No hubo vacuidad en tu impulso o el mío. Apenas una manifestación incipiente de aquello que un exabrupto de frenesí, denominamos amor. Both.

domingo, 7 de octubre de 2012

No es más que un hasta luego

No te digo adiós
apenas un hasta pronto
Oso Hormiguero.
No te vimos partir
no te has ido
no te irás
nosotros nos quedamos
tú también.

Who knows

¿De qué se rien esos ojos negros que asoman a través de mi almohada en mis sueños?
De mi. Probable e infinitamente de mi.
Who knows.

sábado, 6 de octubre de 2012

Diario de Raquel (2)


Ella era extraña
me escribía unos poemas que,
mas bien, eran teoremas
que rompían los esquemas
de cualquier verso de amor
Fernando Ubiergo

Cuando pienso en ti, recuerdo tus piernas largas, tus dedos rosados, tu palma extendida, pequeña, pequeña, con la que te aferrabas a mi espalda aquellas tardes espasmódicas en las que teníamos sexo detrás del jardín de tu abuelo. Cuando pienso en ti, se me viene a la mente tu risa explosiva, que asustaba a las ardillas y los pájaros en medio del campo, la cicatriz que cruzaba tu frente, el recuerdo de una mañana de alcohol y de drogas. Cuando pienso en ti, recuerdo tus besos obcenos, con los que pretendiste impresionarme y que algún tiempo después fueron reemplazados por los míos, aburridos y castos. Cuando pienso en ti, recuerdo tu poesía, con sus pretensiones de modernidad, el recuerdo impoluto de tus años virginales, aquel extraño diario que una vez leí en un descuido tuyo, donde escribías sobre tu primer amor, aquel muchacho que te abandonó a los 15 y que luego te embarazó tempranamente a los 16. Cuando pienso en ti, pienso en el hijo que siempre deseaste tener, en cómo sería su mirada, si tal vez su risa se parecería a la tuya. O la mía. Cuando pienso en ti recuerdo lo absurdo de tu nombre, tu fervorosa creencia en la reencarnación, tu esperanza. Cuando pienso en ti, recuerdo tus últimas palabras, los gotones de lágrimas que caían de tus ojos bellos, la sonrisa triste con la que te despediste, tu manito pequeña diciéndome adiós sobre el puente.

viernes, 5 de octubre de 2012

Diario de Raquel (1)


Siento que vienen, tus pies chiquititos
cariño bonito, por dónde andarás.

Pretender mantener un poco de cordura me esta llevando a la sin razón y el olvido. Estoy exhausta de buscar fantasmas bajo las faldas de mi cama, en el ropero, en los cajones de mis pulmones, pero por sobre todo en mi corazón. Llevo muchos años sin contacto físico. He perdido la cuenta de los días en que me acuesto a su lado y me duermo al compás de su respiración agitada. Buenos días amor, es lo último que oigo y lo primero en la mañana, cuando despierta. He aprendido a aceptar sus explicaciones sobre nuestra relación y comprender que hay más de una manera de trascender a lo físico. Es gracioso. Lo mismo decía Eisntein en relación al espacio y el tiempo. No le creían, el tiempo le dio la razón. Mis relaciones anteriores se caracterizaron por ser del todo opuestas, es decir mantener una alta dosis de sensualidad. No obstante he aprendido a decirme (¿convencerme?) que esos días quedaron atrás. Que he cambiado. A veces me encierro en el baño y me toco el sexo con prisa, con la luz apagada, mientras ruido del grifo llena de agua la bañera. Un instante liberador que de inmediato me lleva a una nueva forma de olvido. Y de culpa. Luego, buenos días amor, otra vez: la nostalgia. Soy una viuda feliz, que le da un beso en la boca al cadáver que ha de ser enterrado. Me he acostumbrado también a sus mutismos, a sus claros y oscuros, a su forma lacónica de expresarme cariño, a adivinar su estado de ánimo según el movimiento de sus cejas. He aprendido a odiar los domingos, pero en contrapartida  a amar sus madrugadas interminables, como si su mero sonambulismo pudiera retrasar el inicio del siguiente día. He tenido que lidiar con su gata, con la que cada noche peleo por su atención, por una caricia, por un espacio privilegiado en la cama. He disculpado sus olvidos garrafales (mi cumpleaños, nuestro aniversario), sus manías absurdas que me llevan al límite. Hoy por ejemplo me llamó por teléfono al trabajo y me dijo que había adquirido unas entradas para el teatro. Detesto esas obras filosóficas en las que debo mantenerme atenta como si su contenido me interesara, procurando no quedando dormida. Detesto aún más, tener que comentar su contenido durante el tiempo que hacemos del teatro a la casa, intentando parecerle interesada, como una aplicada estudiante reflexiva. Si la noche es propicia quizá un caricia, si llega a más, tal vez un beso. Luego, buenos días amor otra vez y otra vez mi delirio que sigue girando.

miércoles, 3 de octubre de 2012

...

No pidas más de lo que estás dispuesto a dar
procura, en cambio, dar en exceso incluso aquello que no te pidieron.
No hay espacio para la reciprocidad y el cálculo en cuestiones ajenas a la razón.

Máscaras de la nada

 
Llegué a la conclusión de que debía convertirme en máscara hace algún tiempo. Tiré por la borda la idea de un futuro prometedor, dejé arder en el fuego cada una de sus cartas, garabateé con un plumón oscuro sus dedicatorias escritas con una letra corrida y torpe.
Había que separar la paja del heno y me impuse la tarea de ser el censor de la memoria. Jamás hubo un estudiante más aplicado en las ciencias de la autosugestión y el olvido. Decenas de libros sucumbieron bajo el influjo de mi nueva devoción. Ningún texto me produjo antes algún tiempo de compasión o sentimiento. Fue una tarea casi impecable. Lo había comprado al poco tiempo que te escuché hablar de él. La fascinación que le tenías despertó en mi una natural curiosidad que con el tiempo se fue convirtiendo en recelo. Jamás le di la oportunidad. Me bastaba saber que lo amabas para odiarlo. Me impuse la tarea de castigarlo a través de mi indiferencia. Mi biblioteca haría la suerte de eterna prisión para el volumen que adquirí. Con el tiempo me olvidé de ti y tú de mi. Era lo esperable. Vivía con mi máscara durante el día y apenas me la sacaba para dormir, en la noche. Supongo que te aburriste, supongo que olvidé que la llevaba puesta. Había semanas enteras en que olvidaba que la traía en el rostro hasta que algún evento me llevaba de vuelta a la realidad. Hasta el día de ayer en que me dieron la noticia de manera casi brutal, casi cómica. "Ella se casó", me dijo. Lo ignoraba por completo, te había perdido el rastro hace mucho tiempo. Hacía mucho que me había obligado a ser lo que todos esperaban de mi. Pensé que tú andarías en algún lugar haciendo algo similar. Era a lo sumo, una cuestión de tiempo. De pronto sentí que perdía el aliento. Tenía una extraña sensación que se agolpaba en el pecho y pugnaba por escapar a través de mi boca, mi nariz, mis ojos. Estuve mucho tiempo procurando calmarme, pero era imposible. Pasó mucho antes de que supiera lo debía hacer, hasta que llegara a la biblioteca, cogiera ese volumen, me arrancara la máscara de un tirón y empezara a leer. 

sábado, 29 de septiembre de 2012

1000

Sin sueño una vez más
contando ovejas de todos los colores
voy por la 1000.

viernes, 28 de septiembre de 2012

Toc - toc

 
Toc - toc. Sonó de pronto.
"Abre", me dijo una voz.
Una hora, quizá dos. Nuestros cuerpos se entremezclaron como el de dos animales queriéndose confundir en uno.
Parecía que nunca iba a dejar de llover.
"Es mi fantasía", me dijo. Yo apreté los dientes y le dejé colocarse encima mío.
Toc - toc. Volvió a sonar.
Desperté. Tenía la piel empapada de sudor. Miré al otro extremo de mi cama. Vacío.

Aunque nunca te lo dije, te quiero

 
- Aunque nunca te lo dije, te quiero -musitó.
Dejó caer el cuerpo en el suelo. Le acomodó la ropa y le peinó los cabellos, suavemente, como para no despertarlo.
Después se bañó. El agua de la ducha caía sobre su cabeza, sus hombros, sus cabellos encrespados.
Repasó con deleite cada repliegue de su cuerpo. Se estremeció.
Al salir se colocó un albornoz y lo sorprendió en un extremo de la sala. Ya no le parecía tan guapo como al inicio. No obstante, le despidió con un beso en su fría mejilla. 
Mientras caminaba un tipo en la calle le silbó. Se sintió bonita. Sonrió. 

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Fotografías

 
Debe ser una cosa magnífica retratar un instante, atrapar un momento de la vida, una fracción imperecedera y única. A veces observo viejas pinturas e intento adivinar las circunstancias en que fueron efectuadas, el por qué las sonrisas o las miradas serias. ¿Serán acaso un calco de la realidad o son consecuencia de la imaginación exacerbada del artista?  
Me ocurre algo similar con las fotografías. Prefiero en particular las descoloridas, aquellas que han perdido, incluso, las tonalidades de blanco y negro y aparecen mas bien tullidas y castañas.
También hay de las otras: aquellas que te llevan de inmediato a un momento en particular. Un instante que creías haber olvidado y que de pronto se apropia de tu mente como un gigante egoísta, estrujando tus emociones y recuerdos, obligándote a viajar al pasado e imaginar una vez más aquel futuro que no se llegó a concretar, aquella posibilidad que creías ya extinta y que se asoma una vez más detrás de la imagen bruñida que te devuelve el espejo. Como el de aquellos daguerrotipos que las abuelas exhiben a las amigas en sus cafés de los viernes, en las que aparecen escuálidas y ataviadas en diminutos tutús y zapatos de ballet.
Ayer te vi en esa fotografía y se me vino a la mente el preciso lugar y momento que fue tomada. Tus ojos, ocultos, sonriendo a los míos.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Minotauro


Why do I fall in love with every woman
I see that shows me the least bit of attention?
Joel Barish

Me había ocurrido siempre. Me enamoraba sin remedio de las niñitas sin gracia, de las muñecas oscuras, de las muchachas de trapo, de un atardecer tormentoso, de una mañana de abril, una irrealidad o un sueño. Mi capacidad para la detección de nínfulas era inexistente. Carecía de la sagacidad del zorro viejo o del halcón del desierto. Mi método, era mas bien inverso y contra todo pronóstico, me convertía en la presa.
¿Por qué esa capacidad para procurar la redención en las situaciones más insospechadas? ¿Acaso no era sino una derivación de mi instinto suicida que me hacía lanzarme hacia la calidez de un abismo bipolar en lugar de la protección de mi olvido?
Soy el minotauro moderno que el oráculo jamás vaticinó. He conocido mil veces tú muerte y algunas otras tantas, la mía. Mi destino es éste y no otro: olfatear los laberintos insondables del amor sin encontrar jamás su salida.
Mi redención es tu delito. Mi olvido tu condena.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Fin

Ya soy un día más viejo que ayer. Quiero dormir y no puedo. Pensar en tus ojos por unos instantes a pesar que sé que no debo. Perderme en los acordes de un par de canciones. Reafirmar una promesa que hice y que ahora me ata. Escuchar tu lamento. Vomitar el mío.

sábado, 8 de septiembre de 2012

Happy Birthday to me

 
Hoy cumplo un año más que ayer. Es gracioso. Finalmente ambos alcanzamos la misma edad. Sin darme cuenta me he convertido en la imagen difusa de ese fantasma que solia visitarme en mi infancia y ahora me persigue en mis sueños. Me aterra que el tiempo pase y algunas cosas permanezcan áun irresueltas. Que todavía tenga entre manos un enorme rompecabezas por armar y sienta que en el camino perdí algunas piezas. Mi teléfono ha empezado a sonar, escucharé quizá el sonido de voces del pasado que no quieren aparecer y terminan  por hacerlo. "Hola, hace mucho que no hablamos... pensé que sería buena idea saludarte en tu cumpleaños". Durante el día recibiré abrazos y besos. Por la tarde sonreiré, quizá, con una mueca forzada. Al anochecer abriré mis obsequios y soplaré unas velas. La película terminó sin el beso final. Cuando todo llegue a su fin el teléfono habrá terminado de repicar y yo seguiré aguardando por aquella llamada que no termina de llegar y todavía espero. Wrong number.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Scott Pilgrim contra el mundo


El que luche con monstruos
cuide a su vez de no convertirse en uno
cuando miras largo tiempo a un abismo
también éste mira dentro de ti.
Nietzche
 
Tenías razón. Me pasé tanto tiempo luchando con monstruos que al final terminé convirtiéndome en uno.
¿Recuerdas los días en que enhestaba mi caballo y el filo de mi lanza hacía frente a los molinos de viento que aquejaban tu corazón?
Es irónico. Pero a la vez brutal, tener la convicción que tus temores se van convirtiendo con el tiempo en los míos. El percatarme a mis cuarenta y diez que mi corbata no existe, que mis zapatos de charol dejaron de brillar. Que me convertí en uno de esos latidos que desean acabar en un grito. O un lamento. Ya no sé. Y que terminan en una esquina, agonizando en un susurro. O un gemido. Emborrachándose en una frase entrecortada. U ocultando su rostro detrás de las faldas de una llamada que no se concreta. Como esas cartas que la gente escribe durante mucho tiempo y un buen día deciden no enviar.

jueves, 23 de agosto de 2012

Presencia

Existen personas que nunca están, nunca estuvieron, nunca estarán.
Por otro lado, existen aquéllas
(quizá al otro extremo del mundo)
que permanecen a pesar de su ausencia
de la reticencia de su aullido
o de su corazón, que es lo mismo.
Que se esfuerza en prolongar su gemido
que mantienen una lucha constante a través de sus lágrimas.
Nada.
Apenas un hoyo en la inmensidad de su vacío.
Todo.

jueves, 9 de agosto de 2012

No estás

No estás
son las dieciocho mil horas
y no sé que hacer
no puedo llamarte con el pensamiento
pero quizá sí con algo de empeño
y una pizca de inspiración.
No estás
el motivo no es relevante
te necesito porque es de noche
porque hacía frío afuera en la calle
porque una mujer a mi lado
se tiró un suave pedo
porque un borracho
pidió su segunda cerveza en una cantina.
Mañana habré olvidado todo
ya nada importará
tal vez una mujer me mirará con tus ojos
quizá yo la observaré, también, con los tuyos.

martes, 7 de agosto de 2012

...

Me joden esas personas que viven odiando
que se niegan a pasar la página
que se obstinan en no madurar
en hacer la vida de cuadritos a los demás
porque un cuadrito les deshizo la vida a ellos.

Ojos de perro azul

Uno de estos días
daré la vuelta a la esquina
y tú
(así son las casualidades)
torcerás tu rumbo, de pronto, por otra:
tu mirada se cruzará con la mía.
Será muy tarde para fingir que no te vi
que no me viste.
tendrás que decir "hola"
sonreiré con una sonrisa boba
(muy apropiada para ese tipo ocasiones)
tu boca iniciará un puchero
la mía, quizá, un aullido.
No es una adevertencia
ni una amenaza
a lo sumo resignación
el mundo no es otra cosa que una suma de probabilidades.
¿Será en un concierto?
¿Tal vez en el cine?
¿Subiendo la bocacalle del metro?
Quizá en mis sueños. O mejor, en los tuyos.

domingo, 5 de agosto de 2012

Silencio

Hace ya varios días que me propuse una cura de silencio
que sin embargo
me encuentro tentado de romper.

sábado, 14 de julio de 2012

Querida Laura

Querida Laura:
Te escribo esta carta sin intención de recibir una misiva de respuesta. Te escribo simplemente por el hecho de siento la necesidad de hacerlo, porque el otro día que venía caminando inició un chubasco de ésos que te mojan hasta los huesos, una especie de meteoro postdiluviano que parecía nunca terminaría y de pronto me vi en la calle, caminando sin paraguas y pensando si todavía te gustaría la lluvia. Te imaginé con tus ojos de siempre, cerrados, una sonrisa dibujada en tu boca, los brazos abiertos y la ropa empapada. Feliz.  
¿Recuerdas que un día te mostré esos cuadernos repletos de ideas, de frases sueltas, todas y cada una de ella inicio de lo que algún día sería un magnífico cuento o novela, mis "grandes obras" que llegaría a escribir mientras tu te dedicarías a trabajar hasta que yo acabara esa monumental obra que después nos daría de comer por generaciones? Pues jamás inició. Aún todavía pienso en qué momento perdí el camino. En qué momento dejé de soñar. En qué momento exacto dejaste de estar.
¿Todavía sueñas tú Laura?
Yo dejé de soñar porque hacerlo era una necesidad imperiosa para sobrevivir. Y he sobrevivido, claro que lo he hecho. Pero hay días como el de hoy en que me gana la apatía, cuando me siento algo similar a una cadáver. Tal vez yo no haya elegido el suicidio pero en ocasiones pareciera que no tuviera la necesidad de hacerlo, como si fuera una especie de malformación genética que no pudiera rechazar porque pervive en mis genes, en mi destino, en mi corazón.
¿En qué momento se me jodió el corazón Laura?
Hace mucho que dejé de buscar la respuesta. La verdad (quizá la única en mi vida) es que tengo miedo. Temor de dar un paso del que después ya no pueda arrepentirme y decir hasta aquí nada más, eso es todo, buenas noches los pastores, se acabo la tragicomedia. Tal vez he tenido mucho miedo de ti, pero también de mi. Me he convertido en algo que esta muy lejano a lo que quería, a lo que esperaba. Me da miedo mirarme al espejo y descubrir que esos ojos que me observan en ocasiones no se asemejan a los míos.
¿Todavía te gusta la lluvia?
Recuerdo cuando era pequeño. Soñaba con una casa de campo, un balcón, una mesa pequeña, una máquina de escribir, tus brazos enroscados alrededor de mi cuello y la lluvia afuera en la calle haciendo sonidos extraños con el golpeteo del zinc del tejado. No necesitaba nada más. ¿En qué momento alguien me pinchó el globo y dejé de soñar?
A veces pareciera que somos personajes de una historia que no termina de escribirse. Dos destinos que transcurren paralelos pero que jamás llegan a cruzarse. Tú a un extremo del mar, yo del otro. Dices que todo cambiará muy pronto, serás el mismo de siempre, dijiste, te sentirás poderoso. Me gustaría que a veces lloviera en Lima. Para sentirme más bien pequeñito. Me gustaría de despertar de mis sueños, que algunas pesadillas jamás se conviertan en realidad, descubrir la máquina del tiempo, guardar el secreto de una quimera. Me gustaría tantas cosas Laura, como en una película de ésas, pero a veces he de conformarme solo con el recuerdo de una noche fría, las sandalias en tus hermosos pies, una canción que hablaba de pájaros que de pronto aparecían, tu expresión de gozo absoluto, tus ojos maravillosos cerrados y las gotas de lluvia golpeteado mi corazón.
Jorge

miércoles, 4 de julio de 2012

Querida Mary

Querida Mary,
Te escribo si saber bien el motivo. Tal vez por la misma razón que los pájaros vuelan, los lobos aullan de noche y los árboles pierden sus hojas en otoño.
Hoy ha sido un día particularmente lleno de emociones, repentinas, de esas que te carcomen el alma y te dejan en la cama llorando durante horas. Comprendo que no debo hablar contigo y he tomado la firme convicción de no hacerlo. Por eso te escribo cartas, aunque sé que jamás llegarán a su destino.
Los días aquí transcurren de manera lenta, a veces agobiante. En ocasiones me digo a mi mismo que ya me he acostumbrado a esto de vivir así. Pero no es verdad. Echo de menos mi ciudad, la forma de los tejados (planos), el ruido de los autos, la manera de hablar de las personas, el cielo de Lima, su clima húmedo. También te echo de menos a ti.
Hoy ha sido un día particularmente caluroso. Hemos llegado a casi 40 grados. Mis ventanas están abiertas de par en par y por momentos entran ráfagas de aire caliente que impiden respirar. Me acuesto muy tarde y no puedo conciliar el sueño a causa del calor. Por las mañanas, me levanto muy temprano por la misma razón. En consecuencia, casi todo el día ando soñoliento y cansado.
He pensado mucho en tus cartas. Hace mucho que no recibo ninguna. A veces me entretengo leyendo algunas e imagino que se trata de una nueva misiva. Pensar de esa manera me alegra de sobremanera el día. También veo muy seguido tus fotografías. Me gusta observar por mucho tiempo la forma de tus ojos y descubrir detalles que antes pasaban inadvertidos. He cogido la manía de tomar alguna foto tuya e intentar imaginar en qué estarías pensando en el momento preciso en que la captaste. Ahora por ejemplo, intento imaginar la forma de tu mirada al leer esta carta, el rictus de tu sonrisa, el enmarcamiento de tu ceja, el endurecimiento de tu mandíbula y tu olor. Sobre todo tu olor.
Recuerdo en una ocasión que te pregunté a qué olía. Me respondiste "Hueles a ojo". Incluso hasta hoy intento imaginar cómo sería ese olor. Tal vez sería el inicio de un tipo de nueva fragancia que algún día podría patentar en el mercado. No pregunté a que olía un ojo. Imagino que la respuesta hubiera sido "huele como tú".
Madrid es una ciudad muy grande. Hay ocasiones en que he tomado el elevador y me encontrado con un representante de casi todas las regiones del mundo: americanos, asiáticos, africanos, europeos, oceánicos. Todos los colores. Todas las razas. Casi un United Colors of Benetton en versión mundana y terrenal.
Son más de las dos y no tengo sueño. Me gustaría saber qué estas haciendo en este preciso momento, que cosas miras, con qué personas hablas, por dónde transcurren tus breves pasos. Se me vienen a la mente esos días en que me escapaba de la oficina con la sola intención de verte (aunque fuera un instante) para luego regresar raudamente, incluso sin haber almorzado. Me gustaría tener noticias tuyas pero sé que eso no ocurrirá. El cartero demora mucho. Tal vez demasiado para nosotros. Mi buzón no esta cerrado pero sé muy bien que el tuyo sí.
He arreglado mi vieja máquina de escribir. La tinta se había secado y me he visto obligado a comprar una nueva. He leído algunos libros. El último es de Truman Capote. Se llama "A sangre fría". Casi no escribo. El calor no me deja. Necesito una ciudad donde el invierno sea eterno. Tal vez algún día me acabe mudando a Alaska.
He cogido un nuevo amigo. Aún no tiene nombre. Lo encontré anoche en la calle y le di una lata de atún que devoró a regañadientes. Es de color negro y tiene una mirada felina que mata. No sé si mañana esté, pero me alegraría mucho que así fuera. Sería bonito tener un amigo a quien hablar aunque no me entienda. Estoy harto de aquellos que dicen ser mis amigos y no comprenden nada. 
Es todo por hoy. No es que no tenga nada más que escribirte pero imagino que debo concluir en algún momento y creo que este lo es.
Te dejo un fuerte abrazo que sé tampoco llegará.
Max

sábado, 30 de junio de 2012

Encrucijada

- En que acabará todo esto ¿no? -preguntaste.
No supe que responder. La pregunta resumía no sólo el hilo de nuestras conversaciones, sino también de nuestras expectativas, de nuestras vidas. Parecía que nuestras decisiones se encontraban siempre al margen de una encrucijada. La pregunta quedó suspendida en el aire por unos segundos. Se podía escuchar hasta el sonido del viento al otro lado de la línea.
- ¿Aló?
- No lo sé. Me gustaría decirte algo distinto, pero no tengo la respuesta.
Esa noche ambos dormimos. Cada quien soñó un sueño distinto.

jueves, 28 de junio de 2012

...

Me he esforzado de un tiempo a esta parte
pero hay algo que no termina de cuajar
como ese platillo especial que siempre intentaste cocinar
cuya receta repites una y otra vez sin obtener el resultado buscado.
Hay cosas que no deben requerir esfuerzo
hay recetas que jamás deben iniciarse.

jueves, 14 de junio de 2012

Soldaditos de plomo

"Me vas a perder", dijiste.
No era verdad. Te había perdido desde el momento en que decidí ingerir esa primera pastilla y recrear una ilusión en mi mente, en mi corazón. Desde que sus efectos inhibidores comenzaron a disolverse al interior de mi estómago, desde que comencé a sentir el primer cosquilleo en el cuerpo, el ardor en el rostro, el tic tac en la frente. La mentira tiene patas largas. En mi caso, acabó asfixiándose entre ellas.
No. No era verdad. Te había perdido desde mucho antes del día en que me sentí realmente perdido. Tal vez mucho tiempo atrás. Desde el momento en que intenté ganarle a mi mente -no se puede ganar a la mente ("¿tampoco al corazón?" dijiste)-. Desde el instante en que decidí aguardar a la salida de clase, con una historia bajo el brazo y preguntarle "¿Tendrá tiempo de leer esta historia?". Desde el momento en que él me sonrió, abrió los ojos verdes muy grandes y me dijo muy bajo "No tienes que llamarme de usted, puedes decirme Iván".
No. Te había perdido tal vez muchos años antes, desde el momento de mi concepción nunca deseada, desde los recuerdos de mi infancia tantas veces cuestionada, desde el instante que sentí por primera vez la orfandad, desde aquella primera vez y quizá la última.
"Me vas a perder", dijiste. Pero ya te había perdido.
Tú y yo somos simples juguetes de las circunstancias. Dos soldaditos de plomo con los que se entretienen los ángeles haciéndonos bailar en los días de lluvia.

martes, 12 de junio de 2012

Si me dejas

Esos ojos. Tus ojos. Mis ojos. Quiero olvidarlos y no puedo. Me observan todo el tiempo desde cualquier recodo de mi obsolescencia, batallando con mis recuerdos, haciéndole una mueca a mi imaginación. Esa mirada, la mía, la nuestra. Aquella primera aventura, tu voz desfalleciente al otro extremo de la línea, mis paredes sucias, una sonrisa. Somos fantasmas que apenas sobreviven, atrapados en un manojo de fotografías, de viejas cartas, de recuerdos, de una posibilidad que el tiempo ha ido deshilachando, como hojas, como un cigarro apagado que se arroja al mar, casi suicida, para no morir en su brasa, como aquel primer quejido, como tus reclamos, los míos. Somos la suma de tu ansiedad, de la mía, de la nuestra, la que no olvidamos, la que nos hizo cometer alguna locura y después hacer mucho daño. La que mató al dragón pero no rescató a la princesa, la que se esconde debajo de tu cama, como los fantasmas, cobardes, de ojos lustrosos, de ésos que jamás te hablaron en la escuela. Soy la última escena de aquella representación en la que ya no quieres pensar, es gracioso, tú eres la primera frase de una historia inacabada, que todavía espero escribir, la mía. 
No, no soy Cristo. Es verdad. Jamás conseguiré vencer la tempestad, ni caminaré sobre el agua. No tengo la capacidad de multiplicar el pan, de conseguir mi sanación o de alterar el tiempo.
Pero podría morir por ti en la cruz, si - me - de - jas.
Déjame.

domingo, 10 de junio de 2012

Máquina del tiempo

Cómo retroceder después de haber avanzado tanto, después de haber quemado tus pestañas leyendo libros de auto ayuda, invertido en psicólogos, pastillas, noches, sin sueño, pastillas, soledad, pastillas ¿cómo?
Cómo devolver aquello que ya no tienes, que también perdiste (¿u olvidaste?), como esos soldados que dejaron en la guerra un brazo, una pierna, quizá la vida, si todavía no has iniciado una historia, no has pronunciado el "tal vez".
Cómo decir que los dragones y las hadas no existen sino en tus sueños, en las oquedades de tu corazón, de lo que queda, de ese espacio que no está, de ese vacío que le da forma a mi soledad, a la sombra de ese recuerdo en el que se convirtió tu compañía.
Cómo decirte adiós cuando dejo entreabierta mi puerta, cómo prometerte que no te haré más daño si todavía tengo la manos manchadas de tu sangre, la mía, si no suelto el cuchillo, si me sigo cortando las venas, si me sigo troceando la piel.
¿Cómo alterar el espacio y el tiempo si pertenezco al vacío?

No fear

¿Para qué negarlo?
Vivimos una realidad que no existe más que en tu imaginación y mis sueños.
Dos motitas de polvo que intentaron volar.
No fear. Ya no.

viernes, 8 de junio de 2012

Hoy es un día blue

Hoy es uno de esos días en que no quiero salir de mi habitación sino hasta que todo el rocío se haya terminado de evaporar de mi rostro. Uno de esos días en que desearía tomar una pastilla, dos, tres, cerrar los ojos de golpe y despertar del sueño que he venido soñando.
Hoy es un día de persianas bajas, de cortinas corridas, de oscuridad forzada, uno de ésos en los que te agobia una tristeza infinita cuyo significado conoces y te niegas a aceptar.
Hoy es un día en que desearía que de pronto esos dedos marcaran mi número telefónico que desconocen, oír tu aló desfalleciente, como un pétalo raído, un camaleón extinto al otro lado de la línea.
Hay días en que le faltan tonalidades a tu paleta para dibujar el escenario donde transcurre tu vida, como decía la canción, para pintar tu sonrisa.
Hoy es un día blue, infinitamente blue. No hay prisa.

jueves, 7 de junio de 2012

Mensaje oculto en una botella 6

Para poder caminar, es necesario dar un primer paso antes.
Yo di uno.
¿Darás tú el siguiente?

lunes, 28 de mayo de 2012

Feliz 28 (carta abierta)

A ti.
Hoy es 28 y vienen a mi memoria tantas momentos lindos: el libro que me leíste por primera vez, tus cassettes de música clásica, la ocasión en que aseguraste que te casarías con Richard Clayderman, el cuento del cohetecito que parecía no tener fin. Te recuerdo luego con tus libros sobre las pirámides, ganímedes, la reencarnación.
Quizá nunca te lo haya dicho con todos sus letras, pero mi vida ha sido una constante búsqueda de modelos. Tú has sido uno de ellos. Recuerdo cuando posaba mis pies -pequeños- en los tuyos y girábamos por la pequeña sala de la casa al compás de la música clásica. Te recuerdo cuidando de nosotros, siempre la hermana mayor que nos llevaba al colegio cogidos de la mano. Te recuerdo con tu uniforme gris, tu cabello rizado, tu sonrisa que siempre me sacaba al final otra igual aunque me esforzara en parecer muy serio.
Luego me hice mayor. Te recuerdo a Cecilia y a ti unidas, siempre amigas, atormentándome con sus acechanzas, con sus bromas, haciendo la parodia de la voz de nuestro perrito oso que me ponía en ridículo constantemente. Te quedaste en medio de dos varones que ni siquiera saben bien como hacerla de amigos. Yo perdí a la que fue la compañera de mis juegos, pero tú, perdiste algo más valioso: a ti se te marchó una amiga.
Es gracioso cómo con el paso del tiempo te vas dando cuenta que algunas rasgos de tu personalidad, que cuando chico apenas eran una sutil característica, se van agudizando. Nos volvemos más viejos, engreídos, excéntricos. Nuestro cabello se va tiñendo de canas, nuestros cuerpos cambian, pero en el fondo todavía somos los mismos.
A veces la vida se convierte en algo diferente a cómo la soñamos. Es algo que te das cuenta mientras te vas haciendo adulto. Es el primer indicio de que te estas volviendo viejo.
Desde lo de Cecilia he pensado que la vida es un regalo, que se le niega a algunos para que otros aprendan de esa lección. Y me ha obsesionado la idea de trascendencia, de legado. De hacer algo realmente significativo con mi vida de modo que las generaciones posteriores pueden encontrar siquiera una huella de mi pasado. Como consecuencia de ello, he querido ser artista, investigador, me he esforzado en conseguir, inútilmente el éxito.
Hace no mucho tiempo veía en la televisión un programa en el que se filmaba a  jóvenes matrimonios durante toda la etapa del embarazo de la mujer hasta su alumbramiento. El último capítulo, cuando llegó el momento del parto fue revelador. Se trató de un parto doloroso que demoró más de 14 horas. La muchacha tenía lágrimas en los ojos, maldecía, rechinaba los dientes. Renegaba incluso del momento en que quedó embarazada. Luego se dio el milagro. Vi sus ojos: ahora lloraba de una manera diferente. Cargaba a su pequeño hijo en brazos y comprendí que tenía ante mi la respuesta a mi constante búsqueda de trascendencia: la oportunidad de moldear una nueva vida y hacerla mejer que tú, que yo, que nosotros.
No te dejes engañar por el nombre de este blog. Respeto a los que piensan diferente, pero la vida es un gran regalo para el que la elige. Tu vida, hoy, es una gran regalo porque tú también has decidido optar por ella.
Y el solo saberlo, me llena, al igual que el disco de Clayderman que motiva este post, de esperanza.

domingo, 27 de mayo de 2012

Not As a Stranger

¿Eres tú? ¿Soy yo?
¿O es simplemente que cada día que pasa el destino nos coloca más lejos? No hay necesidad de distancia. Hay un muro invisible que separa tu cuerpo del mío. Y no seré un extraño. Pero tú no deberás serlo, tampoco.

sábado, 26 de mayo de 2012

Prefiero estar despierto mientras los demás duermen

No puedo dormir. Mejor dicho no quiero. Prefiero estar despierto mientras los demás descansan y pensar que estoy solo porque es de noche, porque tengo insomnio, porque siempre me desvelo y encontrar mil y un excusas que sirvan para acallar la verdad.
No puedo dormir. Mejor dicho no debo. Prefiero escribir, dar manotazos de ahogado, ver alguna película, una vez, luego dos, después tres hasta que los ojos se cierren. Hasta que la cabeza me quiere estallar del cansancio.
No puedo dormir. Mejor dicho no todavía. Aún no termina la noche, todavía no comienzan a cantar los pájaros. En unos minutos más llegará el día. Mi vecino de al lado tomará un baño, la pequeña de enfrente llamará a gritos a su madre, llegará el camión de la basura, la ciudad entera comenzará a despertar.
Y yo cerraré los ojos, me arroparé en la cama e intentaré soñar ese sueño que día a día persigo y jamás alcanzo.

Oído al pasar

Oído al pasar:
Sujeto 1: "Te digo algo, después del amor, viene el arrepentimiento"
Sujeto 2: "¿Y que ocurre cuando después del arrepentimiento viene el amor?"

martes, 22 de mayo de 2012

Cuento de la princesa y el dragón

"(...) es lo mas hermoso del mundo
saber que a veces no eres la reina de nadie
pero siempre seras la princesa de papá".
Millhka
Había una vez una princesa. No me pregunten en que país ni en qué época. Tampoco me pregunten el motivo, pero el caso es que debía ser entregada para ser devorada por un horrible dragón. Faltando poco tiempo para su sacrificio se aparece un desconocido caballero. Le promete liberarla. La princesa duda e intenta mas bien convencerlo que escape mientras pueda: su destino está escrito y debe ser entregada al dragón. El caballero se empecina, su pequeñez se enfrenta al gigantesco dragón. Se produce una lucha dispareja, casi épica. Finalmente el caballero consigue dar muerte al dragón y rescatar a la princesa de la prisión en la que se encontraba.
No quiero cuestionar mi sexualidad (no hoy), pero a veces he pensado cómo se sentiría ser por algún tiempo indefinido la princesa. Sentir que alguien de brillante armadura me rescata (asumiendo que quiero ser rescatada), me convence que no llevo tatuado sobre la frente mi destino o la estigma del pecado que los ángeles se encargaron de borrar con sus alas de la frente de Dante. A veces agota eso de tener que ser el caballero siempre, esos convencionalismos que nos  convencen a hombre y mujeres que tenemos un papel predefinido en la sociedad, en el cortejo, en la vida familiar, en el sexo.
Protege a tu hermanita, tú eres el hombrecito, sírvele más porque es varoncito, ya vas a llorar como mujercita, tienes que hacerla llegar.
Lo he oído tantas veces. De diferentes manera y de mil formas distintas.
A mi me gusta esa canción de Sabina que dice "Yo quiero ser una chica Almodóvar...". No se si es un rasgo de feminidad en mi personalidad del cual deba avergonzarme o mas bien sentirme orgulloso.
El problema de muchos de nosotros, los varones, es que jamás seremos la reina de nadie. Tampoco la princesa de papá (yo ni tengo papá). A lo sumo debemos conformarnos con ser el rey de la casa (que es diferente a ser el rey de la selva) o el rey de mamá, de pequeños. Alguno dirá que eso es superior, que deberíamos conformarnos, pero yo no estaría tan seguro dado que las prestaciones (y beneficios) asociadas a una u otra condición difieren.
Debe ser bonito sentir que alguien también luche por ti, que te cautive con su galantería, que te abra la puerta, que te enamora y escandaliza con sus atenciones, que te trate como una reina aunque tu sitio sea más bien el de rey. Debe ser bonito, también, un día cualquiera, sentirse como una princesa arrobada por la osadía de su caballero, sentirse una bellaca, una puerca, una majadera, una zorra, una puta. Sentir que no tienes la obligación, ni la necesidad de retener tu orgasmo hasta que ella consiga el suyo, que puedes confundir tu sexo con aquél hasta que desaparezcan las categorías de masculinidad y feminidad. Que ningún cromosoma te define ni tu a aquél. Sin categorías. Alma-alma. Como dos manos que se encuentran en la oscuridad de un cine y hacen el amor.

lunes, 21 de mayo de 2012

No escribo a causa de la soledad

Me siento solo
pero no escribo a causa de la soledad
escribo porque solo escribiendo
consigo una razón para sentirme de alguna manera.

Mensaje oculto en una botella 5

Me da miedo pensar en ti.
Descubrir que contra mi voluntad y mi razón
(inútiles compañeras)
todavía eres parte de mi presente, de un futuro (que me resisto a olvidar), de mis más grandes temores, de mi perdición y por qué no, de mi olvido.
Me da miedo descubrirme fisgonenado las migajas que me dejó el reflejo de tu sombra, el recuerdo impoluto de la masturbación de tu corazón contra el mío, tu sexo, mi esperanza, tus manos extendidas, mis pasos que cruzan el mar para después caer rendidos en el último aliento de tu olvido.

sábado, 19 de mayo de 2012

Ha pasado tanto tiempo


Lobo, yo sí te recuerdo (...)
Para esos asuntos
no he crecido mucho todavía.
SIlvio Rodriguez.

Hay canciones que cuando las escuchas por primera vez
no te dicen nada
ni la segunda
ni la tercera
ni la cuarta
ni la quinta.
Pero el tiempo pasa
y lo que en un primer momento carecía de significado
adquiere relevancia
se va volviendo diáfano
no me pregunten de qué forma.
Tampoco me pregunten de qué canciones les hablo
(siempre hay una canción para todo aquél que quiere recordar y alguna otra para el que desee olvidar).
Ha pasado tanto tiempo y todavía escucho aquellas viejas canciones
aquella con la que reíste
esta otra que te hizo llorar
con la que hicimos el amor, la primera vez
                                             y la última
la que siempre llevabas detrás de una sonrisa
las de letras indescifrables
la que me dedicaste y al cabo de unos días olvidé
la que solía oir tu abuela en la radio
la que gustaba tu hermana
la que un día me confesaste odiar
aquella con la que recorrí cada espacio de tu cuerpo
e hiciste después lo propio, con cada resquicio del mío
con la que nos causamos dolor
la que nos brindó esperanza
la que justificó el olvido.
Pero por sobre todas
ha pasado tanto tiempo
y todavía me persigue aquella canción
como si permaneciera tatuada en cada espacio de tu cuerpo
y del mío
más allá de mi voluntad
y de mis pesadillas
de mis orillados sueños
de tu existencia
y ¿por qué no? de la mía.

viernes, 11 de mayo de 2012

Sólo para chinos (un cuento chino)



Hay personas a las que las unen la alegría, algún detalle compartido, una manía conjunta. A otros, en cambio, nos une algo más profundo y duradero: el dolor, la tristeza, el rencor, la tragedia, la muerte.
No sé de que manera comenzar este post. Todavía siento sobre mi frente esos ojos negros -pequeños, pequeños- como adivinando en silencio mis pensamientos. No, no estas solo. ¿Te das cuenta? Hasta las cosas más minúsculas que parecen no estar relacionadas unas con otras, lo están a manera de justificación, causa u efecto: esa pena que no comprendías, ese abandono repentino, esa pasión casi extinta, la temprana orfandad, esos ojos que jamás te miraron, ese encuentro y posterior desencuentro, esa manera tan particular de decir adiós, las promesas rotas, aquella persona que te rompió el corazón, después otra y otra y otra, hasta que no quedaron ya mas pedacitos para volver a construir el rompecabezas.
¿Por qué a mi? Se lo he oído tantas veces a ese sujeto decirlo en voz alta, en esos monólogos frente al espejo que a veces me asustan (¿estaré loco?). ¿Por qué a mi?
Tus actos y los míos están interconectados a los de los demás. Nada es una casualidad. No es una cuestión divina, No hay un plan concebido ni prediseñado. Nos es una cuestión de Dios. Cada cosa tiene una explicación en otra que le sucede a una persona distinta. Hasta los pájaros que mueren al pie de los árboles sirven de sustento a las jóvenes flores que luego de un tiempo se nutren de su abono.
Tal vez tendrías que ser chino o china para entender esta historia, tal vez no. Tal vez sólo tengas que ser, digamos, un poco humano. Tal vez ya la hayas comprendido hace mucho (incluso antes de leer este post) y esto no sea sino una confirmación tardía de aquello que descubriste.
No sé de qué manera terminar este post. Pero a estas alturas ya poco importa. Probablemente, esto también tendrá alguna explicación: quizá en algún lugar del mundo, estarás terminando de leer esto y no habrás llegado a la última línea y en tus labios se habrá dibujado ya el final de esta historia y ¿por que no? el inicio de otra.

domingo, 6 de mayo de 2012

Para qué

Para qué los sueños, las risas, los planes, el tiempo, las lágrimas, las palabras, los silencios, los holas y tantos adióses, para que ese sexo tantas veces reprimido, esos atardeceres lánguidos, esas carcajadas de  marzo marchitas, para qué los claveles y las magnolias o los girasoles y margaritas, para qué.
Para qué esas pesadillas repulsivas, ese recuerdo de tu imagen y la mía, para qué el dolor. Para qué el tiempo, el camino, las puertas, las ventanas esos tres conciertos, tu esperanza, mi sonrisa. Para qué tus lágrimas de placer, aquel orgasmo sin prisa, tus cadencias, las mías. Para qué tanta especulación, el sin sentido, la esperanza, mi auto exilio, tu infierno personal, las pastillas que boté el el lavabo, el placer que se me escurre entre un par de lágrima, los hijos que no nacerán, aquellos nombres que ahora se han convertido en un eco que se va hundiendo en una ciénaga, palpitante, palpitante. Para qué colocar y sacar tu fotografía tantas veces, para que soñar y desear en el sueño que me sueñes, también, de la misma manera, aún sabiendo que se trata de un sueño. Para qué despertar si es verdad eso que dicen que es preferible soñar.
- Para soñar. Para soñar.

Mensaje oculto en una botella 4

Para ti.

"Tus viejas cartas". Cómo me gusta esa canción. Sobre todo la parte en la que dice: "Y sigue dando vueltas y vueltas la loca rueda de la vida. Y sigue rondando en mi cabeza, el enigma palpitante de tu voz".
Ayer, empecé a leer antiguas cartas tuyas. No me pregunten cómo. Hace mucho que tenía ganas de hacerlo. Quería entender de qué manera la vida me ha llevado a este punto de la existencia. Quería buscar respuestas pero sólo encontré más preguntas que ni siquiera pude contestar de manera medianamente satisfactoria.
El destino nos ha llevado por caminos diferentes, que no se entrecruzan ni se tocan, pero que continuan discurriendo, eternamente paralelos. Tú a un lado, yo al otro. 

martes, 24 de abril de 2012

Odio cuando las fotografías y los videos te persiguen

Odio cuando las fotografías y los vídeos
te persiguen.
Odio esas mañanas en que despiertao
con una necesidad apremiante de mirarlos
de recrear una escena que ya no está
de resucitar a una persona que ya no vive.
Odio cuando los recuerdos me recuerdan que ya no estás.

domingo, 22 de abril de 2012

Todavía te asusta el sonido del mar

¿Alguna vez te has preguntado
por qué te da miedo el sonido del mar?

Era como un sueño
casi se podía disfrutar
como si fuera una especie de helado derritiéndose
de la manera más lúbrica
entre tus dedos.
Tus ojos riendo
los míos muy serios.
...
Silencio.
Algún estúpido por allí filosofa y piensa
"el silencio no dice nada"
pero el silencio se ríe (en silencio)
de su filosofía
de su vacuidad.
...
¿Cuánta mierda debe pasar
para que una persona empiece a soñar?
...
¿Todavía te asusta el sonido del mar?

Mensaje oculto en una botella 3

No olvidé la fecha.
Lo pensé muchas veces y decidí que sería mejor así.
A fin de cuentas qué podía decir
hubiera asemejado un diálogo de sordos
un intercambio de miradas de dos ciegos
que ya no se quieren ver
en fin.
Tal vez hubiera empezado con un:
"Hola...  soy yo. Feliz cumpleaños".
Y después uno de esos silencios incómodos
en los que parece que los minutos se convierten en horas
y comienzas a sentirte increiblemente inoportuno.
Rídiculo. Torpe.
Pero no lo olvidé.
Tal vez tú no lo necesites
pero yo sí.
Necesito recordarme a mi mismo
que no lo olvidé.
Que a pesar mío no lo hice.
No.

Por qué

¿Por qué sigo observando las mismas fotos
mirando con parsimonia los mismos vídeos
sonriendo con cada palabra
como si fuera la primera vez que los miro?
¿Por qué sigo esperando algo que no debe llegar
y todavía espero
por qué sigo teniendo esos sueños
en los que el mundo comienza tornarse de un color irreal?
¿Por qué sigo escuchando aquella música
que ahora me persigue
en cada momento
en cada lugar?
¿Por qué sigo pensando en esa pequeña imagen
-tus rasgos, los míos-
en ese recuerdo que no termina de volverse difuso
en el tono de su voz
en la sonrisa partida
en ese par de extremidades extendidas
en esa mirada que ya no quiere mirar?
¿Por qué no termina de transcurrir aquella historia
que sigue girando y no tiene ya dónde empezar?
¿Por qué?

sábado, 21 de abril de 2012

Me dijero que te vieron

Me dijero que te vieron
que has envejecido
que tu piel ya no es tan lozana como solía ser
pero que tus ojos verdes refulgían con el mismo esplendor
de gato de los últimos tiempos.
Me dijeron que estabas encorvado
algo mustio
que las manos te temblaban
que andabas trajeado con un pantalón descolorido
y los zapatos gastados.
Me dijeron que te vieron
que parecías la sombra de quien alguna vez fuiste
de quien ahora soy.

El chico de la última fila

A Ivan.

No eras tan original como creía. Esa estrategia la sacaste de una obra de teatro. Ahora lo sé. Como también he llegado a comprender el motivo por el cual mi piel amanece surcada de cortes, que simulan arañones (sabemos bien que no lo son).
No, repito. No eras nada original: el chico, el maestro, la vocación, la mentira. 
Bastó que asistieras a alguna puesta o en el caso más simple, que leyeras el original.
El resto era muy simple. Ya tenías al personaje secundario, sólo faltaba conseguir al principal.
No había que improvisar los diálogos. Sólo magnificar las esperanzas de un corazón joven que se acercó a ti buscando protección, conocimiento y quizá un recodo de paz.
El resto ni te lo cuento. Es muy sencillo jugar con las esperanzas y que magníficos postres se pueden hacer con las ilusiones.
No, no eras nada original.
Ahora lo sé.
Repetiste a la letra el texto que representaste con mi vida. Y lo hiciste muy bien.
Si lo pusieras en escena te merecería un aplauso. Que buena representación, magnífica puesta. Qué salga el actor principal.


No sé que es peor

Honestamente, no sé que es peor
esperar algo que ansías que llegue
(y no llega)
o tener la convicción de que ese algo
ya no llegará más.
Duele.

viernes, 20 de abril de 2012

...

Sabías que las cosas no eran sencillas
pero quién iba a pensar que podían doler tanto.

Qué se hace

¿Qué se hace cuando una persona ya no está
y de pronto descubres que tampoco ha estado?
Qué se hace con toda esa mierda que se acumula en tu garganta.
Con la opresión en el pecho.
Con las pesadillas recurrentes.
Con la tranquilidad, que nunca llega.
Qué se hace cuando ya no puedes conciliar el sueño
cuando te percatas que sólo te quedan dos pastillas
y todavía mucho días.
Qué se hace con el pasado
y el futuro.
En que basurero deberás tirar esos sueños
a quien le dirás ya no estás.
Qué se hace cuando descubres que no estabas soñando
que tu peor pesadilla se vuelve realidad.

jueves, 19 de abril de 2012

Necesito

Necesito volver a oír esa voz
y mirar sin sobresalto esos ojos
aunque se me vaya la vida en ello.
Necesito saber de ti, como dice la canción.

Hoy

Hoy es una noche de esas
en que el silencio de la calle
sencillamente
me aturde.

Pesadilla recurrente

Quisiera olvidar esos ojos verdes
que todavía me persiguen entre las sombras.
Despierto horrorizado
y me doy cuenta que hace tiempo que no sueño.
Mi pesadilla recurrente se repite: me vuelvo tú.

Quisiera despojarme de ti

Quisiera despojarme de ti
de tu recuerdo
de tu impenetrable olor
de tu mirada que me persigue mientras duermo
del estridente sonido de tu sonrisa
de tus pies pequeños
tus manos pálidas
como si se trataran de prendas
que ya no pienso emplear.
Comenzaría descalzándome
con parsimonia
y por qué no, un poco de desdén.

Mostruos

No tengo sueño.
La verdad es que me da miedo dormir
y descubrir que todavía estoy despierto
que la pesadilla recurrente
se hace realidad.
Que es verdad eso que la abuela decía:
que los verdaderos mostruos no están bajo la cama
comparten sus días contigo, en la realidad.

Para qué negarlo

Para qué negarlo
tú y yo ya no somos los mismos.
He terminado, finalmente,
desgastado
como esos objetos que terminan perdiendo la forma
después de un exagerado manoseo.
Tengo tanto que contar y no quiero hacerlo
no puedo.
No se por qué.
I'm sorry, honey.
Ya no.

sábado, 10 de marzo de 2012

Tú me cortas, yo me corto, nosotros nos cortamos

Mi madre solía denominar a ciertas situaciones de la vida como un "diálogo de sordos".
A veces me pregunto por qué existen esas personas que siempre cargan la idea recurrente de hacer referencia al pasado, a un ex novio con el que ya no están, a un hijo que ya se murió, a un barrio en el que no viven.
Muchas veces nos anclamos en el pasado. Otras dejamos que el pasado se ancle en nuestros idas. O nuestros recuerdos nos persiguen.
Pero otras, se trata simplemente que seguimos en busca de las mismas cosas.
No anhelamos al novio perdido, al hijo que ya no está o el barrio que dejamos: deseamos que esa persona que ahora está o los hijos que no perdimos nos quieran de la manera que siempre deseamos, que el barrio en el que ahora vivimos contenga un poquito de lo que algún día soñamos.
Y el no obtener eso por parte del objeto querido te frustra, dando origen a una cadena espirada en el que esa falta de detalles o situaciones deseadas te corta, donde luego tú cortas y ambos terminan, finalmente cortándose.
Tú me cortas, yo me corto, nosotros nos cortamos. A veces siento como si todos jugáramos a ser Átropos, quitándonos unos a otros la desagradable tarea de cortar el hilo de la vida.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Luna

Yo no te pido la luna
solo te pido el momento
Sergio Dalma

¿Recuerdas a la luna?
Éramos unos muchachitos de 16 y 17.
Fue algo así como una especie de apuesta. Ella trabajaba dando información a uno de los extremos de nuestras aulas. Era extremadamente bonita. Demasiado para nuestras ropas gastadas y nuestros bolsillos en los que apenas bailaban unas cuantas monedas que rehuían el contacto entre ellas.
En esos tiempos estaba de moda una canción de Pochi Marambio "Es mi luna, luna, luna llena mi luna".
Tú fuiste el primero en lanzarte a la presa. Yo esperé paciente que se aburriera de ti y luego me acerqué como un improvisado salvador .
No tiene importancia alguna el hecho que yo haya ganado aquella noche. Tal vez se encontraba cansada o quizá tuve un súbito golpe de suerte. Tampoco lo que pasó después, cuando ocultos en los jardines otoñales de Ingeniería permitió a mi mano deslizarse por la desnudez de su cintura.
Una semana después mi compañero me trajo una nota. Decía que la perdonara. que había sido una locura, que ella era una correctísima señorita que respetaba a su novio, que se iba a casar, que era muy trabajadora, que no la llamara más.
A la luna no la volvimos a ver más.

¿Te pasa algo hijo?

- ¿Te pasa algo hijo?
- Nada mamá, son solo mis cosas.
Nunca he sabido la manera correcta de comenzar. Siempre me he quedado con el corazón bailoteando en el pecho. Habría sido tan simple decir, sí, me pasa algo. Y contarle lo que desde hace algunos días llevo sumido en mi mente.
- No pasa nada, es solo cansancio.
Recuerdo cuando era apenas un chicuelo de no más de 16 y mi primera noviecita decidió ponerle fin a nuestra relación de apenas 3 meses. En esos tiempos las relaciones solían ser así de extensas.
Quizá fue el hecho que no quisiera probar bocado durante el almuerzo. Quizá que, contrariamente a otras, no me importara que me siguiera hasta la puerta de mi habitación, que ingresara sin llamar previamente a la puerta, que se sentara a un lado, que me tocara con su suave mano la frente.
- Mi pequeño se ha enamorado. Duele mi vida, duele. Llora si quieres llorar. No sientas verguenza.
No había necesidad de decir más.

Es extraño

Es extraño
entrar en mi habitación
abrir mi bandeja
revisar mis mensajes
y no ver  nada tuyo
como si nunca hubieras existido
como si jamás se hubiese dado ese encuentro.
Casualidades.
Probablemente nos miramos
levantamos los hombros al unísono
y continuamos, cada cual, su camino.
Repito, es extraño
es extraño darme cuenta que te extraño

Me he atiborrado de pastillas para poder dormir

Hoy, como no lo hacía en mucho tiempo
me he atiborrado de pastillas para poder dormir
y he tenido un sueño limpio
descansado, raparador
Un sueño donde ya no me torturan
las mismas imágenes
ni tus desvaneos.
Me gustaria despertar y seguir soñando.

sueños

Lo que mas jode no es empezar a extrañar
sino darte cuenta que también comienzas a pensar
en el tiempo perdido
en los amigos que se fueron
en las personas que dejaste ir
las invitaciones que rechazaste
el sexo sin compromiso con el que jamás te comprometiste
aquella sonrisa que no quisiste mirar.
Pero sobre todo los sueños, que no son otra cosa
que una extensión de mi fantasía y tu decadencia.

martes, 6 de marzo de 2012

END

Dicen que lo que mal empieza, mal acaba.
Comienzo a creer, cada vez con mayor convicción,
que hay mucho de verdad en esas palabras.

sábado, 3 de marzo de 2012

He pensado mucho

He pensado mucho el momento en que encontraré tus ojos de gato mirando, decididamente los míos.
Llevo en mi mente cada detalle del encuentro. La hora, el lugar, tus palabras, las mías.
Es extraño pensar en cada detalle de tu rostro, tus mejillas, tu ondeante cabello, las hermosas arruguitas que se te forman a los lados, cuando sonries.
¿Será un viernes?
¿Un domingo?
Mañana. Tal vez mañana.
 

Cuántas cucarachas puede albergar una estufa

Why do I fall in love with every woman I see
who shows me the least bit of attention?
Joel Barish

Pensar en ello era como aniquilarme de alguna manera y darle una especie de sentido trágico a mi vida.
Tenía que hallar la manera de sacar eso de mi mente, aunque permaneciera clavado en mi corazón. Tenía casi veinticinco años y no había hecho nada interesante salvo coger una vieja tabla de surf que ni siquiera me pertenecía y desafiado al mar una lluviosa tarde de invierno, con casi 39 grados de temperatura y suficientes antibióticos en el cuerpo como para dormir un caballo.
En cuanto a lo demás, parecía que estaba negado para la existencia.
¿Cómo comenzar a escribir una una historia si apenas podía iniciar las primeras líneas de la mía?
Quizá debía comenzar por el final. Había sido un error intentar hacerlo desde el inicio. Tu error había sido conocerme.
¿Cómo escribir de ti? ¿Como comenzar algo que ni siquiera se en qué momento empezó? ¿Cuántas cucarachas puede albergar una estufa? ¿De cuántas manera se puede limpiar un comedor?
No existe la casualidad en ningún encuentro. ¿Cuál es la posibilidad multiplicado por un factor de descuento de que te encontrase precisamente de esa manera? ¿De todos los lugares del mundo, debía descubrirte precisamente en aquella mesa, leyendo aquel periódico y tomando un segundo café?
- ¿Te conozco de algún lugar?
Tus ojos, mirando inquietamente los míos.

viernes, 2 de marzo de 2012

Esta noche

Esta noche quiero ser quien no soy
usar un disfraz
taparme la cara
quizá un antifaz.
No tengo muy claro quien seré
cuando despierte mañana
mi vida dará un vuelco
a partir del momento
en que mis ojos castaños
se encuentren con los tuyos, de gato.
Más tarde, quizá
miraré
una historia
una sonrisa
una provocación
un recuerdo
un miedo.
Esta noche seré finalmente, quien no he sido.
Después ya poco importa.

miércoles, 29 de febrero de 2012

No estoy solo

- ¿Aló?
- ¿No reconoces mi voz?
Te reconocí ni bien terminaste de pronunciar la primera palabra. No parecías sorprendida de que continuara conversando contigo. Parecía que tomabas el asunto como la cosa más natural.
- ¿Tendré que seguir esperando en la lluvia?
Apreté por inercia el botón que activó el pasador de la puerta. Oí el sonido de tus sandalias en chocando con los peldaños de la escalera. El fru fru de tu vestido enredándose entre tus piernas. El golpe de la puerta en el pasillo.
- ¿Te sorprende verme?
Tenías el cabello mojado. El agua de la lluvia había empapado tu ropa y resbalaba por tu cuello, tus brazos, tus pechos.
No sabía qué decir. Te alcancé una toalla como un autómata. Luego dos. Tenías ya tres y parecía que nunca ibas a terminar de secarte.
- Estoy mojada -dijiste riendo. Luego te pusiste seria y repetiste: Mojada. Completamente mojada.
No sé en que momento comenzaste a quedarte desnuda. Cuando levanté la mirada era ya muy tarde para detenerte.
- No estoy solo -susurré.
- Yo tampoco -dijiste. Y me obsequiaste un guiño. Quizá una sonrisa.
No supe que decir. Creo que me puse más nervioso. Era todo como irreal.
Sonreí.

Mamita, cuidado con el diablo

Hay momentos en que uno se cansa de dar vueltas en un espiral.
Anoche me desperté (de la misma manera en que me he despertado otras veces) y descubrí que una vez más he vuelto a soñar contigo, en ese momento específico, con esa misma mirada: tus manos, la mías.
A veces siento una gran necesidad de comunicación, o de pronto me pongo repentinamente triste. Entonces me pregunto si seguirás presintiendo cada detalle de mi personalidad de la manera que siempre lo hacías.
Pero los tiempos han cambiado: yo intento recrear una historia y tú te ufanas de no ser la persona que conocí.  
Hay días en que te sientes como Ismael y sientes unas ganas, ineludibles, de ser perverso y después hacerte, irremediablemente, a la mar.
Hoy es un día de esos.
Mamita, cuidado con el diablo, en esos días.

jueves, 23 de febrero de 2012

Escribir escribiendo (de Jorge Rodriguez)

Paren el mundo que acá me bajo: Escribir escribiendo

Les dejo este buen texto de mi amigo Jorge Rodriguez que me ha gustado mucho.

viernes, 17 de febrero de 2012

Fridiedago



Si quisiera compartir
una alegría (sabiendo que el que me escucha será feliz)
o quisiese vomitar una pena,
sangre (sabiendo que sangrarás conmigo)
trataré de buscarte lo menos posible en esos días.

Llegaste a mi vida de una manera casi casual. Casi predestinada. Casi mágica.
Esperábamos el llamado para rendir aquel examen. No sé en que momento nuestras miradas se cruzaron y comenzamos. Imagino que te hablé de Javier Heraud y tú mencionaste a Kundera. O tal vez a Frida Kahlo. La verdad, no recuerdo. Pero siguen grabados en mi memoria tus cuadernos, tus dibujos colores, tus poemas que me hacían recordar a Luis Hernández.
Recuerdo tu risa. Esa manera espontánea y atronadora que tenías de sonreír. Tan maravillosamente única. Que escandalizaba a los pájaros y hacía que la ardilla que merodeaba entre los árboles de la universidad huyera despavorida.
No sé en qué momento nos hicimos amigos. Yo te veía desde lejitos. A veces me pedías que te acompañara a ver una película en el cine. Otras, a comer una hamburguesa. O a dar una vuelta en la playa, donde alquilaríamos uno de esos pequeños botes en los que te gustaba perderte en el mar.
Yo te decía que no, que tenía mucho que estudiar, que ya tenía planes, que mejor después, que se estaba mejor en la universidad. Era más sencillo inventar una excusa a tener que explicarte que el dinero que llevaba en el bolsillo apenas era suficiente para pagar el colectivo que me llevaría de vuelta a mi casa.
No, tú no comprenderías esas cosas. Con tu costosa educación en el Markham, con tus fiestas en la Molina, tus compañeros que tenían menos años que yo y ya manejaban sus propios actos. Después me di cuenta que no te juzgaba a ti, sino a mi mismo.
Recuerdo esos días. Esos grupos de amigos riendo, paseando sonrientes por los pasillos de la universidad. Planeando excursiones, salida o fiestas. Yo los miraba de lejos, intentando captar alguna palabra, algún retazo de sus conversaciones que me permitiera sentirme incluido al menos por unos minutos. Creo que fue entonces cuando comencé a huir. Luego aprendí a estar solo.
Recuerdo la ocasión en la que me invitaste a estudiar en tu casa. De todas las cosas tengo grabadas en mi cabeza la biblioteca de tu abuelo, las historias que de él me contaste, la mesa tallada sobre la que estudiamos, los libros de poesía que leímos entre cada intermedio de los examenes de laboral y tributario. Recuerdo que te quedaste dormida.
Tal vez tú eras la primera mujer con la que he dormido sin acostarme. Estoy seguro que me comprendes.
Recuerdo cuando murió Cecilia. En algún lugar escribiste "tú no querías que fuera, pero igual fuimos". Me hubiera gustado estar contigo cuando perdiste a tu padre. Me gustaría mucho estar contigo ahora.  Decirte, vamos a la playa, vamos a mirar el mar. Acerquémonos riendo a aquél pescador, llevemos una botella de vino. Carguemos en el bolso un poco de poesía y rentemos un bote.
Eres la única persona que ha podido trascender mi misantropía. Perdona. Sé que no soy un amigo convencional.  A veces estoy. Hay temporadas enteras en que desaparezco. Pero te quiero. No lo dudes. Eso no. De verdad que te quiero.

¿A dónde van?


¿En que se habrán convertido mis viejos zapatos?

jueves, 16 de febrero de 2012

Ya no recuerdo su nombre

No está.
Hace muchos días que sueño con ello
quiero escuchar esa canción
y ya no recuerdo su nombre.
Apenas las sensaciones que producía en mi
ni bien iniciaba sus primeros acordes.
Apenas las circunstancias en que la escuché por primera vez
mi radio casetera, una tarde de invierno gris, tus ojos, los míos.

lunes, 13 de febrero de 2012

As Time Goes By

Todo huimos de algo.
Algunos huyen del amor.
Otros de la amistad.
De algún encuentro. O desencuentro.
De su pasado.
Del futuro, que ya no esperan.
Algunos huyen de su propio reflejo.
O del reflejo de los demás (que no soportan).
Algunos huyen de la esperanza o del perdón.
De aquella palabra que añoran. De una sonrisa. De un recuerdo.
Algunos no encuentran, jamás, la redención.
Algunos continuarán, por siempre, huyendo.

Cuando la vi por primera vez tenía 8 o 10 años. Recuerdo que era una de esas noches inútiles en que no había nada que hacer en casa y se acercaba la hora en que me mandarían a la cama. De pronto, noté que hace mucho tiempo había pasado la hora límite de modo que salí sigiloso de mi habitación y encontré a mi mi hermana sentada frente al televisor. Pasaban una película de esas en blanco y negro. Se veía muy antigua. En casa acabábamos de obtener nuestro primer televisor a color, lo cual constituía un logro para una familia de clase media, mas bien empobrecida, como era la nuestra. No había nada que por aquel entonces pudiera compararse con la dicha absoluta de ver las imágenes de mis dibujos favoritos a todo color.
Empecé a mirar la televisión de soslayo. Me intrigaba mucho qué tipo de programa captaba la total atención de mi hermana, de modo que hubiera conseguido hacerle olvidar que debía mandarme a la cama.
No sé en que momento me enganché con la trama, quizá en el instante en que Ilsa se sienta al lado de Sam, que tocaba distraído el piano, y le pide aquella canción:

Ilsa: Play it once, Sam. For old times' sake.
Sam: [lying] I don't know what you mean, Miss Ilsa.
Ilsa: Play it, Sam. Play "As Time Goes By."

No Sam, tu no tenías culpa de ello. Apenas te limitabas a complacer las veleidades de una dama aún en contra de las indicaciones de tu jefe, que había amenazado con echarte a la calle si volvías a tocar aquella canción. Había quizá algo más poderoso que tú mismo. Que tu temor, que todos los jefes del mundo. Algo que tus dedos iniciaran a acariciar de esa manera tan especial el piano. Que las palabras se atragantaran en tu pecho y comenzaran a salir por tu boca:

You must remember this:
A kiss is still a kiss,
A sigh is just a sigh.
The fundamental things apply
As time goes by.

And when two lovers woo
They still say: 'I love you'.
On that you can rely,
No matter what the future brings,
As time goes by.

Moonlight and love songs,
Never out of date.
Hearts full of passion,
Jealousy and hate.
Woman needs man,
And man must have his mate.
That, no one can deny.

It's still the same old story,
A fight for love and glory,
A case of do or die.
The world will always
Welcome lovers
As time goes by.

Aun sigo Cantando

Para esos que todavía insisten en ser rockeros:

"Pero como han cambiado los tiempos
todos luchan por mantener sus puestos
Hay muchos que ahora son ingenieros
pero qué pocos quedaron rockeros.

Pero yo aún sigo cantando
y lo voy a seguir haciendo
Una lección me dió la vida:
tenés que hacer lo que el corazón diga".


lunes, 6 de febrero de 2012

Miryam Quiñones - Greta (Pedro Guerra)

Y después como si nada a decir
"agua pasada estoy curada"
la estrategia de mentir.

Gran voz.


Me Haces Bien (Jorge Drexler)

Hoy estuve oyendo muchas de sus canciones
y me trajo a la mente tantos momentos lindos
Tienes razón: no es tan complicado... no.




jueves, 2 de febrero de 2012

Silvio

Algunas cosas son más que difíciles.
Como cuando te resistes a ver la verdad clavada en tus narices.
Como cuando no quieres aceptar una mentira.
Como cuando te empeñas en no ser burlado a pesar de haber consentido previamente a ello.
Como cuando huyes del desamor pero ya hace mucho dejaste de amarte.
Como cuando esperas la muerte que no llega. O el amor. Que, no es lo mismo. Pero es igual.

Quizá mañana

Hoy, de la manera más inesperada, escuché esa canción.
Quizá tú ya no la escuches, pero cada uno de sus acordes me llevó hoy hasta algunos años atrás, cuando el tiempo parecía eterno y los días se sucedían unos a otros. Invariables. Magníficos.
Y repasé en mi mente aquellas noches interminables en las que pensé en buscarte en tu escuela y jamás conseguí hacerlo. En todas las cosas que me pediste y apenas logré. Me gustaría decirte que hoy soy diferente. Que todo sirvió de algo. Pero no quiero mentirte, honey. No hoy.
Quizá mañana.

ready

Es inútil.
No se puede construir un ciudad con solo el pensamiento.
Imposible recrear un sueño con algo más que la voluntad.
Si alguien no quiere estar listo, quizá debas empezar a pensar si algún día llegará a estarlo.
Y tú... ¿realmente lo estás?

miércoles, 1 de febrero de 2012

Awake up

Es gracioso:
cuando crees que "por fin"
te da cuenta que no.
Sólo estabas soñando.
Awake up. Es hora de despertar
las cosas no van a cambiar mucho
las personas son siempre las mismas.