Para qué los sueños, las risas, los planes, el tiempo, las lágrimas, las palabras, los silencios, los holas y tantos adióses, para que ese sexo tantas veces reprimido, esos atardeceres lánguidos, esas carcajadas de marzo marchitas, para qué los claveles y las magnolias o los girasoles y margaritas, para qué.
Para qué esas pesadillas repulsivas, ese recuerdo de tu imagen y la mía, para qué el dolor. Para qué el tiempo, el camino, las puertas, las ventanas esos tres conciertos, tu esperanza, mi sonrisa. Para qué tus lágrimas de placer, aquel orgasmo sin prisa, tus cadencias, las mías. Para qué tanta especulación, el sin sentido, la esperanza, mi auto exilio, tu infierno personal, las pastillas que boté el el lavabo, el placer que se me escurre entre un par de lágrima, los hijos que no nacerán, aquellos nombres que ahora se han convertido en un eco que se va hundiendo en una ciénaga, palpitante, palpitante. Para qué colocar y sacar tu fotografía tantas veces, para que soñar y desear en el sueño que me sueñes, también, de la misma manera, aún sabiendo que se trata de un sueño. Para qué despertar si es verdad eso que dicen que es preferible soñar.
- Para soñar. Para soñar.
- Para soñar. Para soñar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario