Hoy, de la manera más inesperada, escuché esa canción.
Quizá tú ya no la escuches, pero cada uno de sus acordes me llevó hoy hasta algunos años atrás, cuando el tiempo parecía eterno y los días se sucedían unos a otros. Invariables. Magníficos.
Y repasé en mi mente aquellas noches interminables en las que pensé en buscarte en tu escuela y jamás conseguí hacerlo. En todas las cosas que me pediste y apenas logré. Me gustaría decirte que hoy soy diferente. Que todo sirvió de algo. Pero no quiero mentirte, honey. No hoy.
Quizá mañana.
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