martes, 21 de agosto de 2018

Tatuajes




Recuerdo el primer tatuaje que te vi
me sorprendiste una tarde
casi saliendo de la universidad 
con la noticia.
Me parecía irreal
con tus diecisiete años a cuestas
un padre represor
y tu colegio de monjas canonesas.
Era casi estremecedor cómo
apenas en unos simples trazos
un tatuaje
pudiera contar tu historia, mi historia, nuestra historia.
Con el tiempo me enteré que tu cuerpo se fue llenando de tatuajes adicionales
que poblaron alegremente los resquicios inexplorados de tu silueta
Supongo que cada uno de ellos cuenta una historia posterior
de la que ya no fui parte.
A veces rememoro con añoranza y curiosidad antiguas fotos
¿Qué explicación brindarás sobre aquel tatuaje?
En ocasiones los secretos mas tomentosos no son los que se ocultan en el corazón
sino los que escupen su contenido sobre a cualquier espectador dispuesto a abrazarlos.