sábado, 6 de octubre de 2012

Diario de Raquel (2)


Ella era extraña
me escribía unos poemas que,
mas bien, eran teoremas
que rompían los esquemas
de cualquier verso de amor
Fernando Ubiergo

Cuando pienso en ti, recuerdo tus piernas largas, tus dedos rosados, tu palma extendida, pequeña, pequeña, con la que te aferrabas a mi espalda aquellas tardes espasmódicas en las que teníamos sexo detrás del jardín de tu abuelo. Cuando pienso en ti, se me viene a la mente tu risa explosiva, que asustaba a las ardillas y los pájaros en medio del campo, la cicatriz que cruzaba tu frente, el recuerdo de una mañana de alcohol y de drogas. Cuando pienso en ti, recuerdo tus besos obcenos, con los que pretendiste impresionarme y que algún tiempo después fueron reemplazados por los míos, aburridos y castos. Cuando pienso en ti, recuerdo tu poesía, con sus pretensiones de modernidad, el recuerdo impoluto de tus años virginales, aquel extraño diario que una vez leí en un descuido tuyo, donde escribías sobre tu primer amor, aquel muchacho que te abandonó a los 15 y que luego te embarazó tempranamente a los 16. Cuando pienso en ti, pienso en el hijo que siempre deseaste tener, en cómo sería su mirada, si tal vez su risa se parecería a la tuya. O la mía. Cuando pienso en ti recuerdo lo absurdo de tu nombre, tu fervorosa creencia en la reencarnación, tu esperanza. Cuando pienso en ti, recuerdo tus últimas palabras, los gotones de lágrimas que caían de tus ojos bellos, la sonrisa triste con la que te despediste, tu manito pequeña diciéndome adiós sobre el puente.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Como puedes vivir con tantos recuerdos kuinzito?

kuinzito dijo...

Fácil cuando los reinvento. Difícil cuando intento pensarlos como realmente son.

Anónimo dijo...

Tus cuentos son ficciones?, igual son tristes! como puedes tener tanta tristeza en la mente?

kuinzito dijo...

Ficción, realidad, ¿importa eso?
La mente es una cajita azul que alberga múltiples vidas. Ésta es una de ellas.