domingo, 25 de diciembre de 2011

Promesas & promesas

Algo para nunca olvidar: las personas que prometen cambiar, son precisamente las que jamás cambian.
El que quiere cambiar, no se complica.
Simplemente, lo hace

Feliz Navidad

Feliz Navidad a las personas que están y a las que ya se ha ido, a los que viven y a lo que no, a los que todavía sonríen y a aquellos que viven con el corazón fruncido, como un puño extendido, por las penas, los abrazos partidos, los rencores, el olvido.
Feliz Navidad a los que se acuestan cada noche, con la esperanza de no despertar, a los que no pueden aguardar que amanezca para ofrecer una sonrisa al siguiente día.
Feliz Navidad, a los que gustan del sol y a los que no, a los que se acuestan temprano y a los que concilian el sueño entre el canto de los gallos. A los que disfrutan del sol y los que todavía creen en las estrellas.
Feliz Navidad a los que dicen no tener esperanza, a los que se quejan de haber perdido el amor, a los que lo recuperaron, a los que dicen que ya no les queda mas vida para el amor.
Feliz Navidad a los que enfermaron este año y a los que de manera milagrosa, sanaron. A los que disfrutan de la soledad y también de la compañía, a los seres gregarios y a los misántropos.
Feliz Navidad a los que todavía consideran que al arte es una manera de amar, de encender el fuego de una eterna quimera.
Feliz Navidad a los despechados, a los desvalidos, a los que carecen de esperanza y sin embargo esperan.
Feliz Navidad a los que tienen a quien amar y a los que no, a los que pueden sumergirse en la tranquilidad de un suave beso, a los disfrutan de su sexualidad, a los que se extraviaron entre los laberintos del amor y a quienes lo perdieron.
Feliz Navidad a las personas que amé y me amaron, a las que sigo amando, a las que no olvidaré y a las que desearía olvidar y no puedo. Feliz Navidad a quienes me hicieron daño, a las personas que dañé, a las que pedí perdón, a las que no.
Feliz Navidad por ese sueño, por tus manos extendidas, por tu mirada eternamente partida. Feliz Navidad por tus silencios, por las palabras jamás dichas, por aquel beso robado, por esa historia que ahora también es mía, por el perdón que no llega, por todo.  
Feliz Navidad a los locos, a los desvalidos, a los poetas negados, a los suicidas frustrados, a los que encontraron la paz, a los que desistieron de hacerlo. A los que estan en el más allá y a los que permanecemos acá. A los que volveremos a ver, a los que jamás veremos. A los que siguen buscando la redención y quizá, al final del camino, encuentren su propio cielo.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Adios

Hoy te saco de mi vida
de mis recuerdos
de mi pasado
y por supuesto
de mi futuro.
Hay un punto
de no retorno
donde
el espacio y el tiempo
y el perdón
(sobre todo éste)
no tienen ya cabida.
Tú lo cruzaste hoy.
No deseo tu amistad
ni tu recuerdo
sólo me gustaría pensar
que fuiste un mal sueño.
No te odio
simplemente no existes más.
No se puede odiar
lo que no existe.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Soledad

Hoy sentí que no te necesito tanto
me preocupa cuando comienzo
a asimilar, mejor dicho, a pensar,
que mi mejor compañía
es mi soledad y no la tuya.

Dios

Whenever I find myself growing grim about the mouth; whenever it is a damp, drizzly November in my soul; whenever I find myself involuntarily pausing before coffin warehouses, and bringing up the rear of every funeral I meet; and especially whenever my hypos get such an upper hand of me, that it requires a strong moral principle to prevent me from deliberately stepping into the street, and methodically knocking people's hats off - then, I account it high time to get to sea as soon as I can. This is my substitute for pistol and ball. With a philosophical flourish Cato throws himself upon his sword; I quietly take to the ship.
Herman Melville.

Dicen que te hable
sin intermediarios
ni blog.
Dicen que tú oyes
que nunca estás demasiado ocupado
a pesar que trabajas
sin vacaciones, ni feriados.
Dicen que no deje de creer en ti
que puedo dejar de creer
en todas las cosas menos
en tu existencia.
Pero hay días como hoy
en que no puedo conciliar el sueño
en que los recuerdos se apoderan de mi
en que me siento un renegado
en que me gustaría salir dando un portazo
buscar mi propio sustituto
para la pistola y la bala
cual Ismael
y hacerme a la mar.
Hoy, particularmente,
me gustaría verte
coger ese viejo bote
y que tú y yo nos hiciérmos a la mar.
Hay días en que se requiere
más que un milagro para calmar la tempestad.

Dices

Dices que no debo concebir el rencor ni el odio.
No lo concibo.
Ha nacido ya hace mucho tiempo.
A veces pienso que no se trata de eso.
La tristeza adopa muchas formas.
El dolor tiene mil caras.
¿Cuál es la tuya?

...

Tienes razón.
Te extraño. Te he extrañado desde que te fuiste. Desde que te observé partir aquella noche.
Desde que me dijiste que te perdería, que te había perdido ya.
Pero no hay nada que hacer. No tiene cura, ni tu soledad, ni la mía.

Te vi despues de mucho tiempo

Hoy te vi, cómo ha pasado el tiempo. Te reconocí apenas salí de la boca del metro, "Has engordado", fue lo primero que te dije, tú me contestaste que me veía igual. Nos dimos un fuerte abrazo, luego nos miramos a los ojos. Intenté reconocer algo en tu mirada, quizá una respuesta a tantas preguntas que tenía guardadas desde hace mucho tiempo sin contestar. "Me miras tan fijo que parece que me quisieras hipnotizar", dijiste con una sonrisa nerviosa. Lo intenté, pero no podía quitarte la mirada de encima. Seguía buscando algo, hasta que desalentado, finalmente desistí.
Nos hicimos las consabidas preguntas y respuestas. Tú por mi familia, yo por la tuya. Luego de haber intercambiado información nos quedamos ambos en silencio por mucho tiempo. Me invitaste a tomar un café, tal vez una copa. Caminamos en silencio por calle y avenidas. Te pregunté si todavía leías. Me dijiste que no, que apenas tenías tiempo para dormir, que salías casi de madrugada del trabajo. Me hablaste de tu mujer y tus hijas. Una se llamaba Nadia. El nombre me pareció peculiar y te pregunté por el. "Como la Nadia de la novela de Julio Verne", me contestaste. "¿Te acuerdas que tenía una colección de libros que mi madre me regaló?". Yo moví la cabeza en sentido negativo. No obstante mentía. Lo recordaba con toda claridad. ¿Cómo podía olvidar esas mañanas cuando nos escabullíamos con Cecilia hasta tu habitación a que nos hicieras jugar con tus juguetes que por aquel entonces nos parecían asombrosos?  Recordaba con meridiana claridad cada cosa, cada momento, cada detalle, como aquella vez que contrajiste aquella enfermedad que te mantuvo en cama por muchas semanas. Cecilia era apenas una chicuela y tu un niño de ocho o de diez, pero bajaba diligente a conversar contigo todas las mañanas. Quizá te quería ya desde ese entonces. "No recuerdo nada de eso", volví a decir.
En el café me mostraste las fotografías de tus hijas, me preguntaste si eran lindas. Las observé en silencio y no supe qué decir. Las veía posando para la cámara con sus largas cabelleras y sus piernecitas delgadas. Cecilia jamás tuvo hijos, siempre dijo que no le gustaría tenerlos, que aborrecía ños niños, pero todos sabíamos que decía eso de la boca para afuera. Estábamos seguros que si tú se lo hubieras pedido, ella hubiera accedido. Del mismo modo que accedió a todas las demás cosas que le pediste, que le hiciste y que nosotros leímos mucho tiempo después en las páginas de sus diarios que encontramos bajo su cama, cuando ya muerta, cuándo ya no valía la pena intentar efectuar un reclamo, conseguir tus descargos, desempolvar un recuerdo que era mejor dejarlo de esa manera. 
Miré la fotografía de tu mujer. La observé por largo tiempo pensando qué tenía de diferente que consiguió que te enamoraras de ella. Le encontré los defectos uno a uno. Los enumeré en silencio en mi mente y me deleité por un instante descubriéndolos. Cuando terminé me sentí triste. No importaba cuántos defectos le encontrase, lo cierto era que tú te quedaste con ella, que jamás quisiste a Cecilia, que simplemente la utilizaste para satisfacer tu virilidad de muchacho adolescente, que luego permitiste que continuara enamorada de ti por mucho tiempo, para continuar utilizándola, mancillándola, humillándola, haciendo que se sintiera una puta por el simple hecho de quererte, cómo se quiere en los cuentos, en las historias de dragones y hadas.
Pero seguramente tú ya habías olvidado todo eso. Del mismo modo que habías olvidado la ocasión en que te invitó a su quinceañero, lo nerviosa que se encontraba por bailar contigo, porque te vieran sus amigas, por presentarse correctamente maquillada y vestida para que repararas en ella como mujer y no más como una niña. Reparaste sí en la mujer, pero destruiste a la niña. Eso tampoco recordabas.
Luego de un tiempo la conversación se fue degenerando hacia otros temas. Me preguntaste si tenía novia. Te respondí que sí. "Ah, pero ese no es un impedimento", me dijiste. "Recuerda que ojos que no ven, corazón que no siente". Luego me hablaste de las casas de putas que habían en Madrid, de las mujeres que habías conocido y las que querías conocer. Me pregunté en qué momento olvidaste que apenas unos minutos atrás me hablabas orgulloso de tu mujer y tus hijas.
Yo te miraba callado mientras pensaba cómo Cecilia pudo estar tan engañada. Cómo pudo vivir toda su vida (incluso su muerte) enamorada de un sujeto de esta calaña. Qué pensaría si lo tuviera frente a sí en este momento. Que pensaría en este mismo instante por el simple hecho de observarme frente a él, tomándome una taza de café como si le hubiera perdonado. No Cecilia, en mi corazón no le he perdonado. Quizá tú si. Quizá donde estás, tu ya lo has hecho. Pero aquí en la tierra, donde yo me encuentro no puedo encontrar la paz.
A la mitad de la cena no pude resistir más. Me levanté de improviso y le dije "Me voy". Me observó asustado con sus ojos castaños y gordos. No intentó retenerme. "Está bien", me dijo. Salí corriendo del local. El viento me daba de lleno en la cabeza, en el cuerpo. Había un largo trecho para caminar pero no me importaba. Luego empezó a llover y sentí que se mojaba mi cabeza, mi frente, mi nariz, mis mejillas. Había olvidado el paraguas. No se en que momento comencé a correr. Quizá en el instante que me percaté que no era la lluvia lo que tenía en el rostro, sino que llevaba ya mucho tiempo llorando. Me pregunté si habría iniciado ese llanto poco tiempo antes de despedirme o después. No importaba. Llegué a mi piso con el corazón desbocándose de mi pecho. Intenté contenerme, pero ya era muy tarde. Las lágrimas se formaban en mis ojos y resbalaban por mis mejillas como queriendo escapar de mi cuerpo.

domingo, 27 de noviembre de 2011

idiomas

Hoy descubrí
que no existen los idiomas
ni las barreras
apenas tu soledad
y la mía.

Cosquilleo

De pronto he sentido
el renacer de ese cosquilleo
de coger el ordenador
de taladrar sus teclas con mis dedos
-mariposas-.
Paciencia
falta ya muy poco tiempo
para ello.
Para lo otro también.

...

Dijiste te extraño de una manera tan espontánea
que hiciste que al acto sintiera también esa necesidad de ti:
de tu aroma inconfundible (debí traer un frasco)
de tu cabello (peinado como en aquella foto)
de tus manos y pies perfectos
de aquellos inconfundibles puntitos negros que llamamos pecas.
Del calor de tu cuerpo
tus piernas delgadas
tu talle ajustado
en suma, de ti, material y mundana.

señal

Garcias por esa señal que necesitaba.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

If

If she could...
Dicen que a veces
hay que estar dispuesto a perder
para ganar.
Necesito una señal.

Lindo


Hoy quiero sentirme inmenso
otra vez importante.
He salido a correr hasta casi reventar mis pulmones
me he afeitado con detenimiento
como hace mucho no lo hacía.
Me expurgado el cuerpo con una minuciosidad
casi religiosa
casi femenina.
He cogido esas ropas nuevas
que guardaba en mi cajón de los altos
me he calzado con mis botas
mi bufanda
mi jersey.
He cogido aquél libro del estante.
De pronto me he observado en el espejo:
con mi mirada asustada y mi cabello de loco
y me he sentido lindo, lindo, lindo.
Luego he salido a enfrentar el mundo.
Mi pasos avanzan solos
seguros.

martes, 22 de noviembre de 2011

Por el camino de Swann

Nunca es tarde para aprender
para corregir un error
para pedir perdón por aquella ofensa
para decir hola
para pronunciar un adiós
para regalar una sonrisa
para comenzar a acostarse temprano
para ir a ese lugar que algún día pensaste visitar
para llamar a esa persona que siempre quisiste llamar
para pedir sexo sin compromiso
para mantener un compromiso sin sexo
para seguir la huella de sus pasos perdidos
para decir basta
para pensar todavía
para desandar el camino andado
para recuperar el tiempo perdido.

Dragones

"A Vik Lovell, que, después de haberme dicho que los dragones no existían, me condujo a su guarida"
Me ha encantado esta dedicatoria. La he leído no hace mucho en un post. Pertenece a una novela que leí hace bastante tiempo. Se llamaba One Flew Over the Cuckoo's Nest (traducido quiere decir algo así como "Uno voló sobre el nido del cuco".
A veces quisiera que alguien me hiciera creer una cosa distinta a lo que mi entendimiento me grita. Me siento cansado de ser uno de los pocos que seguimos pensando que los dragones existen. Me gustaría encontrarme con un ser humano que me hiciera considerar lo contrario. Y quizá, sólo quizá, me condujera su cueva.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Diario de un perro azul (XXII)


Debías darte por enterado.
Notificado. Con cargo de recepción o silencio administrativo negativo, en un sentido diferente al jurídico.
Negativo para tu corazón, para tus expectativas, para aquello que considerabas "legítimo". Para lo "esperable", si querías hablar en términos económicos.
Deberías sentarte y reflexionar qué es lo que razonablemente esperaría un sujeto promedio en tu lugar.
"Recuerda que alguien que te hace sentir mal, no vale la pena", te dijo en una carta.
Debías reflexionar cuánto de cierto había en esa frase. Quizá establecer una ponderación, aún cuando te enfrentaras al problema de determinar qué es posible ponderar y que no.
Deberías estar cansado de revisar cada 20 minutos tu ordenador, de buscar de una respiración, de procurar un latido.
De nada te servían esas largas noches encerrado en la soledad de tu habitación. Vivías como un ermitaño, como un preso a voluntad, esperando a que alguien te abra la ventana para darte por enterado que el sol existe. Y la luna. Y las estrellas.
 Tenías que tomar fuerzas. Estirar el brazo por ti mismo. Descorrer aquella persiana. Bañarte en ese rayo purísimo de luz. En ese sol, en esa luna, en esa estrella.
Nunca más volverías a sentirte solo. Nunca más. Nunca.
Nadie podría acusarte de no haber luchado. Hasta la necedad. Hasta el olvido.
Hay batallas que no se pueden ganar solo. Existen victorias que no pueden ser de uno, sino de dos.
Uno no debe sentarse a esperar un tren que sabes de antemano, por ese destino, nunca llega.

Ángeles

Ayer
mejor dicho hoy
me visitó un ángel.
Es verdad
lo que dicen:
los ojos
jamás mienten
tu boca puede dibujar una sonrisa
pero los ojos no
...
...
a los ojos
nadie le quita la pena.

Feliz cumpleaños, Cecilia


No mueras más
Oye una sinfonía para banda
Volverás a amarte cuando escuches
Diez trombones
Con su añil claridad

Luis Hernández

Querida Cecilia,
Te escribo esta carta con la seguridad que en este momento debes estar rodeada de muchas personas, entre familiares y amigos.
Es un momento importante para ti, pues no todos los días se cumplen años. Imagino que a estas alturas, ya todos te han dado los respectivos abrazos y besos.
Seguramente te levantaste muy temprano y -como buena aprendiz de mamá- te metiste a la regadera con los primeros rocíos del día. Es importante ponerte tus cremas, peinarte y vestirte, de modo que al momento de llegar el primer invitado, te encuentre fresca, lozana y bella.
"Por ti no pasan los años", exclamarán. Tú sonreirás y moverás la cabeza en señal de afirmación, como corroborando una verdad inobjetable y eterna.
Luego llegará el momento de abrir los regalos. Cada cual, pugnará por el suyo. Tú mirarás a cada uno con picardía y soslayo: sabes muy bien que no pelean por el orden en que deben abrirse los presentes, sino por robar un instante de tu atención. Tú los observarás con tus ojos inmensos y escogerás un regalo al azar: "A ver, qué será, que será...".
Por la tarde llegará el consabido pastel, las velas, el estridente "Happy birthday to you", nuevos abrazos y besos, hasta que se inicien los primeros compases de una melodía.
Una pieza de baile, reemplazará a otra y así sucesivamente hasta que hayas danzado con todos. Nadie podrá decir que no tuvo el privilegio de ser tu pareja esa tarde. Algún osado intentará repetir el plato. "Sólo una vez" lo reprenderás con delicadeza.
Luego se irán marchando uno a uno, en el orden en que llegaron, hasta que no quede más que el pastel, las velas -ahora extintas- y alguno que otro globo sin reventar.
Ya avanzada la noche, empezarás a acomodar las sillas, acompañada de mamá. Luego, lavarás los trastes, botarás las colillas de los ceniceros, acomodarás la alfombra.
Finalmente te meterás a la regadera. Una vez más, te colocarás el pijama, te removerás las cremas, te mirarás al espejo."El tiempo no pasa por mí", pensarás, de la misma manera que los has venido haciendo todos los 21 de noviembre desde hace once años.
Sólo en en ese momento caerás en la cuenta que estás muerta.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Sueño

Acabo de despertar
soñé contigo.
Me decías
que querías vivir conmigo
miré tu rostro
clave mi mirada
en la tuya:
parecía que podías comerte
el mundo con una sola sonrisa.
La casera nos miraba asombrada.
Parecíamos dos locos
a punto de iniciar una fiesta.
No tenías miedo.
Reías.
Reíamos.
Cuando me desperté
mantuve los ojos cerrados durante un largo tiempo
no quería despertar.
Llegó el amanecer
comenzó a cantar un pájaro:
entonces me di cuenta que sólo era un sueño.

Lo que no, pues no.

No es tan difícil
de comprender
una vez
que caes en la cuenta.
Era verdad
eso que dicen
"Lo que se ama se cuida"
lo que no, pues no.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Missing Cecilia

Para qué usar eufemismos
o palabras elaboradas.
Para qué procurar
dorar más la píldora.
La verdad
es cruda y simple
te extraño como la puta madre, Cecilia.

Mañana

Mañana estás de cumpleaños
y hoy te extraño más que nunca.
Te fuiste
estas tan lejos
y yo también.

No estás

Dices que estás
pero no es verdad
pretendo pensar
que estás
que no te has ido
que no te irás.
Pero ya te fuiste.

jueves, 17 de noviembre de 2011

No hay casualidades

Hay algo de mágico
y de absurdo en esas casualidades:
que yo eligiera ese autobús
y tú decidieras sentarte a mi lado
que coincidiéramos
despues en el cine
que en lugar de marcar el 7
lo confundieras con el 3
que tú dijeras "aló"
y yo te llamara por error "Eliana".
Que hubiésemos vivido de chicos
en el mismo edificio
que tu madre y la mía
fueran amigas de la infancia
que tú asistieras a mi escuela
y después yo a la tuya
que trabajásemos ambos
en un mismo lugar.
Que un día decidiera amarte
y luego tú hicieras lo mismo.
Hay algo mágico y absurdo
en todas esas casualidades.
No, honey, no hay casualidades
sino una serie de eventos
necesarios
para que luego seamos
tú y yo.

martes, 15 de noviembre de 2011

No temas

Nada se pierde
todo se transforma.
Jorge Drexler

No tengas vergüenza de gritar en voz alta
las cosas que me dices en voz baja.
Callar u omitir es un sinónimo de negación
de rechazo.
No me llames por mi nombre
he sucumbido hace ya cierto tiempo
al encanto de dejar a un lado la manera como me llamo.
No me llames por mi nombre
he dejado de tenerlo
mi nombre solo adquiere sentido
cuando es reemplazado por uno distinto:
el que tú me otorgas.
No temas regalarme una mirada
una caricia
un abrazo
un beso fugaz.
Los gestos se toman
no se piden.
No tengas vergüenza de comportarte
de modo lascivo, exasperante o sexual.
No tengas temor de tu desnudez
o de la mía
del calor de tu vientre
de tus piernas delgadas enredándose entre las mías.
No tengas temor
de decir las mismas palabras
de llamar a las personas de idéntica manera
de descubrir un gesto que creías olvidado
un sentimiento
una sonrisa
una hendidura en tu pecho
un aluvión de esperanza
y de miedo.
Las palabras solo son eso
apenas una conjugación de letras
que podrían significar tantas cosas
y a la vez nada.
Yo podría decir por ejemplo
hogar
y escribirlo de mil maneras distintas
ogarh, garho, arhog... n + 1
No tengas temor de reemplazar  nuestros nombres
por el yo, tú, nosotros, ellos
de adjetivar tu sonrisa
de conjugar, conmigo, tu mejor verbo.

lunes, 14 de noviembre de 2011

A ti

Lo más irónico de todo
es que siempre supe que fuiste tú
hiciste que justos
pagaran por pecadores.
Dicen
que no hay peor ciego
que el que no quiere ver.
Yo quiero ver.
Hoy.
Siempre.

Ponderación

Hasta ahora se preguntaba
cuál sentimiento era más poderoso
si, a fin de cuentas,
el punto en el que se encontraba
no era otra cosa
que el resultado
de una ponderación
entre el amor y el miedo.
Huir del miedo
había sido su consigna
aunque en ello
pudiera esconderse
de modo soterrado
algo diferente.
- ¿Se puede querer a alguien que se teme? - preguntó la nostalgia.
- Jamás -le contestó el miedo.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Wish

A veces me gustaria
que dejaras de gustarme
un poco
...
solamente
...
just a little.

sábado, 12 de noviembre de 2011

Como en los libros


Yo no quiero domingos por la tarde;
yo no quiero columpio en el jardín;
lo que yo quiero, corazón cobarde,
es que mueras por mí.
                               Joaquín Sabina 

Hace no mucho me encontré con una de esas viejas compañeras que, durante nuestros años de escuela, se jactaba de vivir las cosas de manera intensa. Tenía en esos tiempos un noviecito de esos al que ella adoraba con una devoción que casi rayaba en lo novelesco. Las personas de la escuela decían que no había cosa más perfecta que la conjunción de ambos. Todos deseábamos en silencio parecernos un poco a ellos. Para las demás parejitas que iniciaban, ambos, eran su molde a seguir, el patrón con el que se medían uno a otro.
Vivían un amor de esos que solo se han escrito en los libros, en los que la existencia de uno era justificación del otro. Era muy peculiar verlos los fines de semana en el parque, al lado de la municipalidad, ya sea manejando bicicleta, compartiendo un helado o recostados sobre el mullido pasto leyendo un libro. Siempre se estaban riendo o se estaban besando.
Cuando terminamos la escuela, supimos por terceras personas que ambos ingresaron a la Universidad el mismo año... luego les perdimos el rastro. En ocasiones cuando coincidía con algún antiguo camarada intentaba indagar qué había sido de ellos. Pero nunca tenían noticias nuevas, apenas algunas vagas conjeturas que siempre comenzaban mas o menos de la siguiente manera: "tienen que estar todavía juntos ¡si eran la pareja perfecta...!".
Hasta el día que me topé con ella mientras tomaba un café en el centro comercial. La reconocí apenas la vi. Tenía todavía algo de ese aire de grandeza que hacía que las chicas menores la imitasen: desde su peinado hasta su forma de vestir.
- ¿Te acuerdas de mi?
Ella me sonrió y luego de observarme por un largo rato, fue aventurando nombres, hasta que por fin, después del número 23 dio con el mío.
- Pues claro que me casé - me respondió luego del segundo café.
Me contó que había vivido durante toda su etapa universitaria el amor más intenso que hubiera podido imaginar. Luego, él tuvo que viajar para hacer unos estudios de doctorado a Londres, de modo que decidieron darse un tiempo hasta su regreso. En el ínterin ambos salieron con una serie de personas hasta que finalmente ella conoció al que ahora era su esposo. No sabía que había sido de la vida de él. Le pregunté si seguía viviendo de manera tan intensa como en la escuela.
- En la vida hay dos tipos de hombres -me dijo-  los que te hacen vivir de manera intensa, como en los libros; y, los que te llevan al altar. Yo escogí al adecuado.
La miré nuevamente a los ojos. De pronto noté que había desparecido algo de su antigua grandeza. Sus facciones estaban contrechas, tenía unas arrugas bajo los ojos, su cuerpo se había engrosado y a toda vista había comenzado a engordar. Ya no me parecía tan bonita.
Me despedí a los pocos minutos. Sentía una extraña opresión en el pecho. Manejé a toda velocidad hasta llegar a mi casa. Mi mujer veía televisión enfundada en un grueso abrigo de lana.
- Hola gordo -me dijo. Tuve que comer con los niños. Tu comida esta sobre la mesa. Esoty muerta. ¿Cómo te fue?
Me acerqué a ella sin que se diera cuenta y la abracé por detrás. Cuando volteó, tenia su rostro pegado al mío. Miré su cabello blanco, sus facciones todavía hermosas.
- Te amo porque me haces vivir la vida de una manera intensa -le dije.
No me contestó. Pero por la humedad de su mirada supe que no necesitaba respuesta.

domingo, 6 de noviembre de 2011

ONE

Lo descubrió de sopetón
como un baldazo de agua fría en invierno.
No era otra cosa que una simple
constatación de la realidad
que gritaba a su oído
"no se puede pretender mantener una quimera".
Debía dejar de luchar contra dragones de fuego
acostumbrarse a su caverna
a la impúdica compañía de su sombra.
Esa canción era un anticipo
de lo que vendría muchos años después
luego de la extinción del recuerdo
de tu mano enredándose en el palpitar de mi sexo.
Tenías razón: somos uno, pero no el mismo.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Otoño mutilado

Ayer noté como se desprendian las primeras hojas doradas de los árboles
y pensé inevitablemente en mí
en ti
en aquella tarde en que te prometí
que algún día sería testigo de ello.
Vivo un sueño mutilado
como las hojas de esos árboles
un sueño donde apareces y desapareces como una pesadilla recurrente:
yo hago el papel de aprendiz de marioneta
tú, de eterno expectador que fisgonea mi mente.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Escenas varias

1. No lo quería aceptar pero la verdad era cierta. Se encontraba agotado. Cansado de luchar contra molinos de viento. Agotado de intentarlo, intentarlo, y comenzar una y otra vez hasta perder el sentido.El no era el Quijote y ellos, de ningún modo, gigantes a los que pudiera hacer frente. Cómo hacer frente a la soledad, a la apatía, al pesimismo, a esa manera tan cagona que a veces tenía de restregarle en el rostro lo que era: un pobre soñador que imaginaba ser el personaje de alguna novela de Corín Tellado.
2. Se sentía emocionalmente a punto de perder la conciencia de lo que en verdad quería. Habían ocasiones en que podía estar rodeado de personas y continuaba sintiéndose el ser más solitario del mundo. Aún llevaba a cuestas ese sentimiento de heredada orfandad que probablemente le había transmitido su padre o su abuelo.
3. Habían ya pasado meses desde la última vez, en que se apareció frente a ese desvencijado restaurante con un mamarracho azul bajo el brazo. "Es para que te acompañe -le dijo con timidez. Cuando te sientas solo. "Gracias" -contestó de manera lacónica.
4. Escribo porque me siento cansado, porque no se que otra manera puedo dar rienda suelta a la nostalgia, a la necesidad de verla acaso una vez más. De repetir ese sueño que todavía no termino de soñar.
Imagino más de mil maneras de propiciar el encuentro: en una tranvía, en la soledad de un avión, en el paroxismo final de una comunicación electrónica, en el aeropuerto, quizá en la muerte.
5. Me siento como ese animalito azul que solía soñar dentro de un vaso de vidrio, esperando el momento para volver a ser gigante una vez más y salir volando al mundo, libre de ataduras y de estigmas sociales. Esperando, esperando. Y el mundo sigue girando.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Nunca existió lazo alguno que nos una
jamás te pensé
jamás me pensaste
jamás confié en ti.
Apenas cerré los ojos
y fingí, digamos, no saber
mientras tú, a la vez, fingías, que no sabía.
Era mejor así.
A veces te pienso
y llego a la conclusión que tus torpes y ridículas acciones
son quizá una burda manera de seguir presente en mi vida.
Careces de existencia.
Nunca estuviste, jamás estarás.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Mariposa azules

Hace ya bastantes días que dejé de escribir en este espacio, que alguna vez declaré mio.
Hace ya varios días que permanezco en una suerte de mutismo forzado, de hermético silencio, que entrecierro los ojos como quien no quiere ver, pero a través de sus párpados ve.
Hace ya mucho tiempo que no te sueño y hoy, curiosamente, te he soñado, en el mismo lugar y de la misma manera que siempre te sueño.
Y de pronto, sin darme cuenta, he comenzado a pensar en ti, con una necesidad apremiante, con esa especie de angustia que antecede el primer encuentro.
Y he comenzado a sentir mariposas: mariposas azules mordiendo mi vientre, mis entrañas, compartiendo entre ellas curiosas miradas mientras desgarran con sus fauces, en silencio, mi corazón.

viernes, 22 de julio de 2011

...

Cansado de lo mismo...

miércoles, 13 de julio de 2011

Locas de mierda

La vida, me he dado cuenta, es una verdadera locura. El mundo esta lleno de locas de mierda (en el sentido utilizado por la Real Academia de Lengua Española por cierto).
Locas que ven cosas donde no hay nada, que quieren que otros vivan situaciones improbables o que en el peor de los casos, se esfuerzan por mantenerse vigentes, a pesar de que hace mucho no se sabe -ni se quiere saber- nada de ellas. No se hace el mínimo esfuerzo de recordarlas y eso, probablemente, las vuelve más locas.
Hay otras incluso que se sienten en libertad de exigir algún tipo de derecho, consideración o acto fallido. Esta por demás que ello no me mueve en lo más mínimo ni me interesa.
Por lo demás, deberían saber que el Internet hace mucho tiempo dejó de ser una herramienta confiable, que carece de información clara, veraz, detallada o precisa. En otras palabras pretenden ser las eternas fiscalizadoras de la vida ajena y la verdad están en la luna. Característica esencial que distingue a una loca de mierda.
No obstante hay las peores: las que se sienten con el derecho de amenazar con el dedo, de pretender una exigencia, concretar una orden. Esas son precisamente las más cómicas. Las imagino con gracia y algo de pena detrás de sus monitores y/o sus laptops, carentes de vida propia e intentando averiguar a cada momento la vida ajena. Las eternas fisgonas. Las imagino feas, gordas y fofas, con los cuerpos horribles, marcados de cicatrices por aquí y acullá, vulgares, terriblemente vulgares e ignorantes. Las imagino así y me causa gracia, pero la verdad sea dicha también una profunda tristeza, por su ignorancia, por su imposibilidad de reconocer que necesitan ayuda, por su orfandad genética... por ser simple y llanamente una loca de mierda más que se cruzó en el camino, a la que tendré que vadear como lo he hecho en alguna oportunidad con alguna similar que pretendió imponer sus comportamientos bipolares sobre mi conciencia.
No les temo, les tengo mas bien lástima. Son suicidas por naturaleza y vocación, su vida no es sino el reflejo de otras vidas que jamás serán las suyas, sus amores radican en los libros que leen, en los poemas horribles que escriben, en sus recuerdos distorsionados, pero sobre todo en sus sueños, que no son otra cosa sino la extensión de sus pesadillas y quizá el ocaso de sus vidas.

domingo, 3 de julio de 2011

Conclusiones de fin de semana

Conclusiones luego de un fin de semana frustrado:

1. Cada vez comprendo menos a las personas.
2. Existe predisposición generalizada por recibir, pero no dar.
3. Se ha perdido la fe en las utopías y las quimeras.
4. El mejor amigo puede ser tu propio reflejo.
5. La mentira tiene patas cortas (si no las ha perdido ya).
6. El amor no justifica los medios.
7. Un gesto puede valer más que mil palabras.
8. La naturaleza del gesto no está en la factibilidad de su realización sino en el mero hecho de ofrecerlo (Génesis 22:1-19).
9. El olor del miedo esta en el aire.

10. Quizá el monstruo del que tanto huyes conviva dentro de ti.

“Quien con monstruos lucha cuide de convertirse a su vez en uno. Cuando miras largo tiempo a un abismo, también el abismo mira dentro de ti.”
Nietzche

domingo, 19 de junio de 2011

Carta abierta a mi padre en su día


Querido padre:
Te escribo esta carta sin conocerte apenas. Llevamos el mismo nombre pero nos separa una vida entera (la mía), un destino y probablemente, una eternidad que se avecina (la tuya).
A veces pienso en la idea de ser padre y me aterra. No por el hecho de serlo, que me encantaría, sino por la posibilidad de no estar debidamente preparado para ello. Las personas aprendemos de la experiencia, viendo a los demás o equivocándonos. Las dos primeras posibilidades me están negadas: soy demasiado joven, no tengo hijos todavía y -como bien sabes- carezco de un modelo de figura paterna al cual pueda seguir hasta hacerlo mío.
Pareciera que mi única opción es la posibilidad de ensayo error. Sin embargo es precisamente esa posibilidad la que me aterra. ¿Es posible pretender aprender en la marcha cuando no se cuenta con modelos cercanos que uno pueda imitar?
Durante muchos años mis modelos de figura paterna han sido personajes de libros o artistas entrañables del teatro o la televisión.
Recuerdo cuando era pequeño y se celebraba el día del padre en el colegio. El patio central se llenaba de juegos padre-hijo y todo tipo de actividades para compartir un momento en familia. Yo había descubierto un viejo taller de carpintería inutilizado hace años a la espalda de los salones de cuarto de media que me servía de escondite secreto y de habitación donde avivar la nostalgia. En ese espacio me encerraba hasta que terminaba el día.
Como la mayoría se encontraba dedicado a las celebraciones que promovía el colegio, nadie reparaba en mi ausencia. A veces aprovechaba un descuido de la portera y me escapaba del colegio para enrumbarme hasta el parque mas cercano, donde me entretenía sacando gusanos negros de un árbol de guayabo o leyendo a la sombra de un viejo roble hasta que me quedaba dormido.
No me puedo quejar de la vida, sin embargo, papá. Tengo en mi familia hermanos mayores y tíos muy queridos que pretendieron hacer el papel que tú no quisiste desempañar conmigo. Pero la verdad sea dicha, por más interés y amor que me pudieron prodigar, la intención quedó simplemente en ello: pretendieron.
Debo reconocer que en más de una ocasión he sentido la necesidad de tener un padre. Quizá no tú, el que la naturaleza me dio, pero si uno como el que a veces me visita en mis sueños. A veces me gusta pensar que ese modelo de padre que descubro en mis sueños no es otra cosa que una representación de mi propia persona en un futuro cercano.
Me gustaría llegar a ser un buen padre, pero supongo que nadie nace aprendiendo ello.
Alguna vez leí en un libro que el nombre que llevas marca tu destino de manera definitiva. Yo llevo la pesada carga de llevar el mismo nombre que tu llevas papá; así como de intentar parecerme lo menos posible a ti. Alguno que otro pariente ha encontrado ciertas similitudes físicas entre ambos. Hace algunos años una tía muy querida me dijo que tenía tu misma sonrisa ladina, las mismas arruguitas de tus ojos al sonreír.
Yo he pasado por alto esas similitudes físicas y descubierto con asombro otras quizá más importantes: llevamos en la sangre el mismo culto por la lectura. Mi madre me confió que en muchos aspectos fuiste casi un autodidacta. Nunca cursaste estudios especiales de investigación o de doctorado, pero de las notas escritas que descubrí entre las páginas de los libros que no te llevaste de casa, pude advertir que poseías una inteligencia desbordante que me llenó el alma de una especie de estúpido orgullo, similar al que tendría un joven equino, al descubrir que desciende de un caballo de paso.
A veces me miento en voz alta y me digo a mi mismo que he vivido bien sin ti, pero la verdad es que no es cierto. Quizá engañe a todo el mundo, pero jamás a mí. Probablemente muchos de mis temores, comportamientos y fobias no sean otra cosa que simples derivaciones de tu ausencia. Me gustaría pensar que las cosas son distintas a lo que han sido. A veces he sentido la necesidad de un guía, de un progenitor y he pagado muy caro el haberme equivocado en ese afán infructuoso de encontrarlo.
Ya han pasado varios años y me digo a mi mismo que no cambiarás, papá, que probablemente te morirás de acá a algunos años -sino te has muerto ya- pensando que le diste a la vida lo que ella no te dio en contrapartida. Nosotros fuimos apenas puntitos en el firmamento que jamás observaste. "Tú te lo perdiste", como dijo una vez mi madre.
Yo continuaré viviendo, cada tercera semana de junio, llevando a cuestas la pesada carga de tu nombre, de tu sonrisa, de tus libros, de tus temores, que quizá con el tiempo se conviertan en los míos.
Quizá en algunos años, cuando sea finalmente padre, pueda finalmente perdonarte y perdonarme a mi mismo por no haberte querido. Y quizá en ese momento me encuentre preparado para darte el regalo más grande que un hijo puede ofrecer a su progenitor. Quizá

sábado, 18 de junio de 2011

Hoy

Hoy me gustaría dormir
sin necesidad de pensar
que mañana será un día distinto.
Hoy solo me gustaría dormir
sin soñar.

Me preocupa

Me preocupa
que de pronto
haya dejado de importarme
tu ausencia.
Me hace pensar
en esos sueños
en los que despiertas de pronto
y no recuerdas el estadío previo:
ni que soñabas, ni el sueño.

Instrucciones para cortarse el pelo

Si las cosas fueran tan simples
como coger la tijera
y cortar
cortar
cortar
cortar
cortar
cortar
cortar
cortar
cortar
cortar
cortar
cortar
cortar
cortar
y seguir cortando
hasta olvidar
las cosas serían mas sencillas, querida Andrea.

Instrucciones para comenzar a enamorarse 3

Deberás identificar
los fantasmas que te acompañaron
desde tu niñez y tu adolescencia.
Deberás comenzar a clasificarlos
por tamaño
por forma
por peso
por la naturaleza de su fetidez.
Deberás llevarlos con engaños
hasta el borde del peñasco.
Deberás abrir la caja
lenta
parsimoniosamente.
haciendo caso omiso
a sus reclamos, desaires o quejidos.
Deberás despedirte de cada uno de ellos
llamándolos por sus nombres y sus recuerdos.
Luego saltar
y sonreír con la sensación del vacío
hasta que tu grito se confunda con el chillido de las aves
y el olor del miedo
-ahora expulsado finalmente-
se desmenuce en trocitos de vidrio
escapando vertiginósamente de tu corazón.

viernes, 17 de junio de 2011

94, 95, 96

Quizá sea el momento de para de contar.

jueves, 16 de junio de 2011

60, 61, 62, 63

Quiero parar esta cuenta ya.

hoy sería 45, 46, 47, 48

Y no paro de contar.

domingo, 12 de junio de 2011

cuarenta y cuatro


¡Ah, principito! así fui comprendiendo poco a poco tu pequeña vida melancólica. Por mucho tiempo no habías tenido por distracción más que la dulzura de las puestas de sol. Me enteré de este nuevo detalle el cuarto día a la mañana, cuando me dijiste:
- Me encantan las puestas de sol. Vamos a ver una puesta de sol...
- Pero hay que esperar...
- ¿Esperar qué?
- Esperar a que se ponga el sol.
Primero pareciste muy sorprendido, y luego te reíste de ti mismo. Y me dijiste:
- ¡Siempre creo que estoy en casa!
En efecto. Cuando es el mediodía en Estados Unidos, el sol, como todo el mundo sabe, se pone en Francia. Bastaría poder ir a Francia en un minuto para asistir a la puesta del sol. Lamentablemente, Francia está demasiado alejada. Pero en tu planeta tan pequeño, te alcanzaba con correr tu silla algunos pasos. Y mirabas el crepúsculo cada vez que lo deseabas...
- ¡Un día, vi al sol ponerse cuarenta y tres veces!
Y un poco más tarde agregabas:
- Sabes... cuando se está tan triste a uno le gustan las puestas de sol...
- ¿El día de las cuarenta y tres veces estabas entonces muy triste? Pero el principito no respondió.

sábado, 11 de junio de 2011

Zorro de arriba y de abajo

Fue entonces que apareció el zorro:
- Buen día - dijo el zorro.
- Buen día – respondió cortésmente el principito, que se dio vuelta pero no vio a nadie.
- Estoy aquí – dijo la voz –, bajo el manzano...
- Quién eres ? – dijo el principito. – Eres muy bonito...
- Soy un zorro – dijo el zorro.
- Ven a jugar conmigo – le propuso el principito. – Estoy tan triste...
- No puedo jugar contigo – dijo el zorro. – No estoy domesticado.
- Ah! perdón – dijo el principito.
Pero, después de reflexionar, agregó:
- Qué significa "domesticar" ?
- No eres de aquí – dijo el zorro –, qué buscas ?
- Busco a los hombres – dijo el principito. – Qué significa "domesticar" ?
- Los hombres – dijo el zorro – tienen fusiles y cazan. Es bien molesto ! También crían gallinas. Es su único interés. Buscas gallinas ?
- No – dijo el principito. – Busco amigos. Qué significa "domesticar" ?
- Es algo demasiado olvidado – dijo el zorro. – Significa "crear lazos..."
- Crear lazos ?
- Claro – dijo el zorro. – Todavía no eres para mí más que un niño parecido a otros cien mil niños. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro parecido a otros cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo. Yo seré para ti único en el mundo...
- Comienzo a entender - dijo el principito. – Hay una flor... creo que me ha domesticado...
- Es posible – dijo el zorro. – En la Tierra se ven todo tipo de cosas...
- Oh! no es en la Tierra – dijo el principito.
El zorro pareció muy intrigado:
- En otro planeta ?
- Sí.
- Hay cazadores en aquel planeta ?
- No.
- Eso es interesante ! Y gallinas ?
- No.
- Nada es perfecto – suspiró el zorro.
Pero el zorro volvió a su idea:
- Mi vida es monótona. Yo cazo gallinas, los hombres me cazan. Todas las gallinas se parecen, y todos los hombres se parecen. Me aburro, pues, un poco. Pero, si me domesticas, mi vida resultará como iluminada. Conoceré un ruido de pasos que será diferente de todos los demás. Los otros pasos me hacen volver bajo tierra. Los tuyos me llamarán fuera de la madriguera, como una música. Y además, mira ! Ves, allá lejos, los campos de trigo ? Yo no como pan. El trigo para mí es inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada. Y eso es triste ! Pero tú tienes cabellos color de oro. Entonces será maravilloso cuando me hayas domesticado ! El trigo, que es dorado, me hará recordarte. Y me agradará el ruido del viento en el trigo...
El zorro se calló y miró largamente al principito:
- Por favor... domestícame ! – dijo.
- Me parece bien – respondió el principito -, pero no tengo mucho tiempo. Tengo que encontrar amigos y conocer muchas cosas.
- Sólo se conoce lo que uno domestica – dijo el zorro. – Los hombres ya no tienen más tiempo de conocer nada. Compran cosas ya hechas a los comerciantes. Pero como no existen comerciantes de amigos, los hombres no tienen más amigos. Si quieres un amigo, domestícame !
- Qué hay que hacer ? – dijo el principito.
- Hay que ser muy paciente – respondió el zorro. – Te sentarás al principio más bien lejos de mí, así, en la hierba. Yo te miraré de reojo y no dirás nada. El lenguaje es fuente de malentendidos. Pero cada día podrás sentarte un poco más cerca...
Al día siguiente el principito regresó.
- Hubiese sido mejor regresar a la misma hora – dijo el zorro. – Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, ya desde las tres comenzaré a estar feliz. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. Al llegar las cuatro, me agitaré y me inquietaré; descubriré el precio de la felicidad ! Pero si vienes en cualquier momento, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón... Es bueno que haya ritos.
- Qué es un rito ? – dijo el principito.
- Es algo también demasiado olvidado – dijo el zorro. – Es lo que hace que un día sea diferente de los otros días, una hora de las otras horas. Mis cazadores, por ejemplo, tienen un rito. El jueves bailan con las jóvenes del pueblo. Entonces el jueves es un día maravilloso ! Me voy a pasear hasta la viña. Si los cazadores bailaran en cualquier momento, todos los días se parecerían y yo no tendría vacaciones.
Así el principito domesticó al zorro. Y cuando se aproximó la hora de la partida:
- Ah! - dijo el zorro... - Voy a llorar.
- Es tu culpa – dijo el principito -, yo no te deseaba ningún mal pero tú quisiste que te domesticara.
- Claro – dijo el zorro.
- Pero vas a llorar ! – dijo el principito.
- Claro – dijo el zorro.
- Entonces no ganas nada !
- Sí gano –dijo el zorro – a causa del color del trigo.
Luego agregó:
- Ve y visita nuevamente a las rosas. Comprenderás que la tuya es única en el mundo. Y cuando regreses a decirme adiós, te regalaré un secreto.
El principito fue a ver nuevamente a las rosas:
- Ustedes no son de ningún modo parecidas a mi rosa, ustedes no son nada aún – les dijo. – Nadie las ha domesticado y ustedes no han domesticado a nadie. Ustedes son como era mi zorro. No era más que un zorro parecido a cien mil otros. Pero me hice amigo de él, y ahora es único en el mundo.
Y las rosas estaban muy incómodas.
- Ustedes son bellas, pero están vacías – agregó. – No se puede morir por ustedes. Seguramente, cualquiera que pase creería que mi rosa se les parece. Pero ella sola es más importante que todas ustedes, puesto que es ella a quien he regado. Puesto que es ella a quien abrigué bajo el globo. Puesto que es ella a quien protegí con la pantalla. Puesto que es ella la rosa cuyas orugas maté (salvo las dos o tres para las mariposas). Puesto que es ella a quien escuché quejarse, o alabarse, o incluso a veces callarse. Puesto que es mi rosa.
Y volvió con el zorro:
- Adiós – dijo...
- Adiós – dijo el zorro. – Aquí está mi secreto. Es muy simple: sólo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.
- Lo esencial es invisible a los ojos – repitió el principito a fin de recordarlo.
- Es el tiempo que has perdido en tu rosa lo que hace a tu rosa tan importante.
- Es el tiempo que he perdido en mi rosa... – dijo el principito a fin de recordarlo.
- Los hombres han olvidado esta verdad – dijo el zorro. – Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa...
- Soy responsable de mi rosa... - repitió el principito a fin de recordarlo.

Certeza

Cada día
tengo la certeza mas certera
que no comprendo este planeta

jueves, 9 de junio de 2011

Preguntando

¿Existe la redención sin castigo?

miércoles, 8 de junio de 2011

Hoy

Hoy me sentí sucio
sin estarlo
ajeno
completamente ajeno
a la imagen que me devuelve el espejo.
Como un condenado
que clama su inocencia
y al final cae rendido
por el peso de la horca
inexorablemente.

martes, 7 de junio de 2011

Cronología de un final no anunciado (ii)

Le dije señor q tal soy Pedro se acuerda de mi?
¿Qué fue de su hija?
Me dijo cómo ¿no sabes?... ella murió.
Suárez Vértiz. Talk Show.

07:00
Ya era 06 de junio. Todo estaba consumado en ese instante. El parte policial dictaminó que la hora aproximada de tu deceso fue a la medianoche. A esa hora todos en casa dormíamos plácidamente ignorantes de lo sucedido. Quizá alguno de nosotros tuvo frío o se levantó por la noche a orinar. Pero ninguna de esas cosas fue relevante como para advertir que detrás de tu puerta -permanentemente cerrada- no estabas (no estarías) nunca más.

08:00
Me levanté y a regañadientes me metí a la regadera. Hacía frío, pero no había dinero para comprar una terma. El escaso sueldo de mamá y mi hermano alcanzaba apenas para pagar la pensión de la Universidad. Tomé un ralo desayuno, me puse ese terno plomo que acababa de estrenar no hace mucho y del que estaba orgulloso (mi primer terno adquirido con mis propinas de practicante) y me encaminé a clases. Luego al estudio.

12:00
Alguien tocó la puerta de mi casa. Mi mamá esta sola. Era una señora acompañada de un cura. Sus rostros estaban lívidos y tartamudeaban al hablar. Le preguntaron si es la casa de Cecilia. Mi madre contestó con un sí afirmativo con la cabeza. El padre comenzó a hablar de Dios, del cielo, de un mundo mejor donde el cuerpo no sufre y el alma sonríe por toda la eternidad. Mi madre lo escucha como en medio de un sopor, de una neblina, de un sueño. "Su hija ha muerto", le dice de pronto al ver que no comprendía. "Quiero verla", responde. "Quiero verla", repite.

12:30
Fue sencillo llegar. El hotel quedaba a pocas cuadras de la casa. Hasta en eso habías pensado, Cecilia. No sería prudente hacer caminar a mamá tanto. En el camino se encontró con mi tío Francisco. Una hora después llegó Darío, quien telefoneó a mi otra hermana explicándole lo sucedido. No pudo terminar lo que estaba diciendo, pues mi hermana se desplomó en un llanto que parecía no acabar nunca.

15:00
Los presentimientos. No suelo creer en ellos, pero aquel día no sé por qué motivo decidí salir más temprano del Estudio y en vez de dirigirme a la Universidad a estudiar -como siempre- encaminarme a mi casa. Fue mi cuñada quien me comunicó lo ocurrido. Recuerdo que llevaba el terno puesto. Me desnudé y me coloqué cualquier cosa sobre el cuerpo. Salí como un demente, en dirección al hotel, a pocas cuadras de mi casa. Mis piernas me ardían del esfuerzo, pero eso no me importaba. Cómo odié no poder correr más rápido en aquel momento. Mis torpes piernas no ayudaban.

15:10
Llegué con el alma en vilo. Estaba agitado. Afuera divisé una camioneta de la Policía. "Soy su hermano", les dije. No me dijeron nada, solo se hicieron a un lado. En el interior estaba mi madre, mi tío Francisco y Darío. Mi mamá me abrazó. Sus manos parecían una garra que de un momento a otro destrozarían mi cuello. Darío, como siempre, tenía el rostro imperturbable y esa expresión de tranquilidad que oculta la desesperanza. Quise entrar. "Mejor no", me dijo mi tío Francisco. "No se puede quedar aquí", dijo la casera de pronto, rompiendo el silencio. "La muerte solo trae problemas". "Y mala suerte", remató.

15:30
Decidimos que entraríamos Darío y yo. La Policía había ingresado antes y cubierto su cuerpo con una sábana. Suspiré aliviado. Al menos no la vería en ese estado. Él la cargó de la cabeza y yo de los tobillos. Por debajo de la sábana, sentí su cuerpo rígido y frío, como de esos animales que encuentras atropellados en la calle.
Bajamos por las escaleras a tropezones. Parecía más pesado que nunca. Lo pusimos sobre la tolva de la camioneta. "Hay que llevarla a la morgue", nos dijo el Policía. "Luego ya se verá que hacer con el cuerpo". Nos subimos al auto de mi hermano, en silencio y seguimos el auto de la Policía en el que Cecilia yacía dado tumbos, mientras recorría las frías calles de la Ciudad de Piedra.

lunes, 6 de junio de 2011

6 de junio

Hoy fue un día particularmente solitario
sólos tú y yo
y el resto del mundo
ignorándonos.
Hoy leímos juntos
una historia de Cortazar
que presumo -por tu silencio-
te deleitó hasta el extremo.
Hoy fue un buen día
limpié tu lugar con esmero
arranqué la mala hierba que casi llegaba a tu lecho
descubrí con agua las letras que ocultaban tu nombre
adorné tu habitación con media docena de girasoles.
Luego me quedé dormido sobre tu lecho
debajo, enredada entre hierba y tierra húmeda reposa tu cuerpo.
Esa tarde soñé que intentaba abrazarte
-vanamente-.

domingo, 5 de junio de 2011

Cronología de un final no anunciado (i)

19:00
Probablemente ya llevabas las pastillas contigo, compradas a algún inescrupuloso boticario que si conociera su identidad ya estaría en prisión hace mucho tiempo. Intuyo que tenías clara la decisión que tomarías algunas horas después. Llevabas dinero contigo. Ese no fue un problema.
Había que escoger un lugar. Quizá en ese momento pensaste en mamá. Decías que no, pero sabías bien lo mucho que la querías. Pensaste lo terrible que sería para ella llegar hacia ti y descubrirte en ese momento de dolor.
Hacía frío esa noche. Saliste poco abrigada, con una casaquita de color morado y una falda color negro. Estabas bonita, como en esa foto que llevo clavada en mi mente. Buscabas un lugar. De pronto alzaste la mirada y lo encontraste.

21:00
En paralelo, yo bajaba del colectivo que me devolvía de mis clases de inglés. Supongo que llegué a la casa, saludé a mi madre y cené tal y como lo hacía todas las noches. Probablemente noté tu puerta cerrada, pero ni siquiera pensé en ello. Hace muchos años que esa puerta se había cerrado para mí. Para los demás. Para todos excepto para ti. Me puse el pijama, quizá leí un poco y luego dormí.

22:00
Tuviste hambre. Tu cuerpo te exigía lo que todo cuerpo exige a su dueño: vivir. Y para vivir debías de alimentarte. Bajaste de la habitación que habías alquilado y le preguntaste a la regente si vendía algún tipo de comida. Te contestó negativamente pero se ofreció a conseguirte algún tipo de sopa de un puesto cercano. "Súbeme cualquier infusión", le pediste. "Mañana tengo un examen importante y debo estudiar toda la noche. Que nadie me moleste por favor", concluiste.

23:00
¿Lo habrás dudado en algún momento antes de ingerirlas? Tenías la bebida caliente que la regente te acababa de subir. Quizá la última oportunidad de algún contacto humano hiciera que desistieras de tu propósito. Pero no fue así.
Tu estómago vacío te exigía algún tipo de comida, pero eso parecía ya no importarte. Abriste la boca (tu hermosa boquita rosada que tantas veces se quebró en una sonrisa) y comenzaste a introducir en ella una a una las pastillas que llevabas en una bolsa: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10... Quizá llorabas cuando llegaste a la última. Jamás sabré eso.

23:15
Llevabas un papel y sacaste un lapicero de tu cartera. También eso lo tenias dispuesto. Iniciaste con un "Querida familia..." y nos comenzaste a mencionar uno a uno hasta que llegaste a mi nombre. En algún momento de la misiva tus trazos empezaron a perder forma, las letras se confundían unas con otras hasta que se diluyeron finalmente en una línea.
¿Te habrás arrepentido en aquel momento? ¿Habrás querido retroceder y habrá sido muy tarde? ¿Habrás querido llamar por teléfono como en el poema de Ernesto Cardenal? ¿Habrás pensado en Dios, en nosotros, en mi? ¿Habrás pensado en él?

23:45
Todo esta consumado. Hace frío pero no lo sientes ya. Tu cuerpo descansa en posición fetal sobre la cama, en medio de la soledad de la habitación. Es una escena hermosa. Si fuera pintor, pintaría quizá un cuadro con ella.
Aún no dejas de respirar pero ello es solo cuestión de tiempo. Tu muerte será consecuencia de un edema pulmonar, que dictaminará el parte médico al día siguiente. Ya es 06 de junio.
....
....

Oración por Marilyn Monroe
de Ernesto Cardenal

Señor
recibe a esta muchacha conocida en toda la tierra con el nombre de
Marilyn Monroe
aunque ése no era su verdadero nombre
(pero Tú conoces su verdadero nombre, el de la huerfanita violada a los 9 años
y la empleadita de tienda que a los 16 se había querido matar)
y ahora se presenta ante Ti sin ningún maquillaje
sin su Agente de Prensa
sin fotógrafos y sin firmar autógrafos
sola como un astronauta frente a la noche espacial.
Ella soñó cuando niña que estaba desnuda en una iglesia
(según cuenta el Time)
ante una multitud postrada, con las cabezas en el suelo
y tenía que caminar en puntillas para no pisar las cabezas.
Tú conoces nuestros sueños mejor que los psiquiatras.
Iglesia, casa, cueva, son la seguridad del seno materno
pero también más que eso...
Las cabezas son los admiradores, es claro
(la masa de cabezas en la oscuridad bajo el chorro de luz)
Pero el templo no son los estudios de la 20 th Century-Fox.
El templo de mármol y oro- es el templo de su cuerpo
en el que está el Hijo del Hombre con un látigo en la mano
expulsando a los mercaderes de la 20 th Century-Fox
que hicieron de Tu casa de oración una cueva de ladrones.
Señor
en este mundo contaminado de pecados y radioactividad
Tú no culparás tan sólo a una empleadita de tienda.
Que como toda empleadita de tienda soñó ser estrella de cine.
Y su sueño fue realidad (pero como la realidad del tecnicolor).
Ella no hizo sino actuar según el script que le dimos
-el de nuestras propias vidas- Y era un script absurdo.
Perdónala Señor y perdónanos a nosotros
por nuestra 20 th Century
Por esta Colosal Super-Producción en que todos hemos trabajado.
Ella tenía hambre de amor y le ofrecimos tranquilizantes
para la tristeza de no ser santos
se le recomendó el Psicoanálisis.
Recuerda, Señor su creciente pavor a la cámara
y el odio al maquillaje insistiendo en maquillarse en cada escena-
y cómo se fue haciendo mayor el horror
y mayor la impuntualidad a los estudios.
Como toda empleada de tienda
soñó ser estrella de cine.
Y su vida fue irreal como un sueño que un psiquiatra interpreta y archiva.
Sus romances fueron un beso con los ojos cerrados
que cuando se abren los ojos
se descubre que fue bajo reflectores
¡y apagan los reflectores!
y desmontan las dos paredes del aposento (era un set cinematográfico)
mientras el Director se aleja con su libreta
porque la escena ya fue tomada.
O como un viaje en yate, un beso en Singapur, un baile en Río
la recepción en la mansión del Duque y la Duquesa de Windsor
vistos en la salita del apartamento miserable.
La película terminó sin el beso final.
La hallaron muerta en su cama con la mano en el teléfono.
Y los detectives no supieron a quién iba a llamar.
Fue como alguien que ha marcado el número de la única voz amiga
y oye tan sólo la voz de un disco que le dice: WRONG NUMBER.
O como alguien que herido por los gangsters
alarga la mano a un teléfono desconectado.
Señor
quienquiera que haya sido el que ella iba a llamar
y no llamó (y tal vez no era nadie
o era Alguien cuyo número no está en el Directorio de Los Angeles
¡contesta Tú el teléfono!

sábado, 4 de junio de 2011

Los que quedamos

¿A donde van los tristes soldados cuando termina la guerra?
¿A sus casas, al calor de una familia,
o el que solo tiene llagas, el infinito estigma,
no paseará por los campos de margaritas
añorando una juventud extinguida en el fuego de esta vida?
Blog de una virgen suicida

Ellos se van pero ¿que pasa con los que quedamos con el permanente dolor de su recuerdo?
A veces (perdóname, Cecilia) pienso que de todas, a ti te tocó la decisión más fácil: unas horas de titubeo, un momento de determinación, quizá un tardío arrepentimiento y luego nada. La oscuridad, la soledad y la noche.
Somos nosotros los que quedamos, los que tenemos que seguir arrastrándonos día a día. Es a nosotros a quien nos toca despertar cada mañana y darnos cuenta que ya no estas, que no fue un mal sueño o el inicio de una pesadilla que se repite. Es a nosotros a quien nos toca ir al trabajo y hacer frente a la vida. Y también a la muerte.
Es cuando nos percatamos que tú ya no estás pero el mundo sigue girando, como en esa novela que te gustaba tanto. La gente sigue riendo, viviendo, muriendo. Un día nos sorprendemos en un bautizo, en un matrimonio y también en un velorio o entierro de alguien que ha muerto y de pronto pareciera que se minimizara nuestra experiencia, pero en el fondo de nuestros corazones sabemos que no es así: una vez que la muerte te toca con sus alas, difícilmente podrás escabullirte de ella. Te perseguirá hasta los rincones más ignotos , hasta los abismos más recónditos de tu corazón. Querrás huir de ella y no podrás.
A veces es significativo como personas que ni siquiera los conocieron en vida, los recuerdan o albergan en su cabeza una suerte de recuerdo que no es sino el rompe cabezas construido en base a los recuerdos de otros. Es el caso de mi sobrino por ejemplo, que jamás la conoció y sin embargo habla con tal naturalidad y pronuncia su nombre como si la hubiere conocido de toda una vida. Incluso se sabe la fecha de su cumpleaños y otros detalles que no vale la pena mencionar.
Somos los que quedamos lo que sin saberlo -o sabiéndolo y no aceptándolo- formamos una masa compacta e indestructible unidos por el recuerdo de los que ya no están. Ellos se han ido, nosotros quedamos. Ellos descansan ya de esta vida, a nosotros -soldados de esta vida- nos toca seguirla viviendo. No hay opciones.

viernes, 3 de junio de 2011

Ella murió de 26

“¿Qué se puede decir de una chica de veinticinco años que murió? Que era linda. Y brillante. Que le gustaban Mozart y Bach. Y los Beatles. Y yo. Una vez, cuando me mezcló adrede con esos tipos musiqueros, le pregunté en qué orden me colocaba y ella contestó sonriendo: "Alfabético". Yo también sonreí entonces. Pero ahora que lo pienso bien, desearía saber si me ponía en la lista por mi nombre de pila -en cuyo caso estaría detrás de Mozart-, o por mi apellido -en cuyo caso estaría entre Bach y los Beatles-. De cualquier modo no me tocaba el primer puesto, lo que por alguna estúpida razón me perturbaba hasta sacarme de quicio (…)”
Erich Segal. Love Story.


Ciudad de Piedra, 04 de junio de 2011

Querida Cecilia

¿Llegará esta carta a su destino?
Te escribo porque no encuentro otra manera, además de mis sueños, de comunicarme contigo.
En los sueños soy un muñeco de las circunstancias, donde me enredo en tramas absurdas y jamás termino diciéndote lo que quería, como en ese cuento de García Márquez que era nuestro favorito y lleva entre sus letras el color azul.
Es cómico y patético a la vez que este sea el titulo de un cuento que intenté escribir por muchos años hasta que finalmente lo logré.
Es cómico y patético también que de pronto se estén desarrollando una serie de eventos en mi vida y de pronto me sienta más solo que nunca. En la más profunda orfandad del extravío. Y el desvarío, como diría Daniel F. Dicen que estoy acompañado, pero la verdad me siento muy solo. Podría ser una copla o la melodía de un vals, pero así me siento.
Parece increíble que dentro de unos pocos días se cumplan 10 años desde que te marchaste. Sin notificación previa o pre-aviso que valga: un día regresé de mis prácticas y mi cuñada me comunicó que ya no estabas. "Eduardo, me dijo, te voy a decir algo pero tienes que ser fuerte: Cecilia ha muerto".
Te pido perdón, Cecilia, porque en ese momento fui terriblemente imbécil, absolutamente mortal y pensé: "si es Cecilia esta bien, lo peor hubiese sido que sea mamá".
Uno no está preparado para ese tipo de noticias y por supuesto yo no lo estaba. Han pasado 10 años y todavía no lo estoy.
En ocasiones recuerdo poco de ti, mi memoria va construyendo a modo de red de pescador remendada la historia de tu existencia. Pero en mis sueños eres vívida, completamente real y palpitante.
Si, Cecilia, te suelo soñar demasiado. Mi madre dice que te comunicas de alguna manera conmigo. Yo, la verdad, no sé si es tu deseo de comunicarte con alguien lo que me hace soñarte con tanta frecuencia o es algún tipo de culpa que a modo de espina me carcome el corazón.
Toda la semana pasada por ejemplo te he soñado.
Es contradictorio porque soñarte me mantiene de alguna manera ligado a ti, a tu memoria, al recuerdo de cómo eras. Pero al mismo tiempo soñarte me coloca de golpe frente a la realidad, una realidad en la que tú ya no estás y nosotros sí.
Y que duro es despertar y no hallarte, Cecilia. Y que duro es despertar y saberse solo y darte cuenta que fue sólo un sueño, que ya no estás. Nunca más. Nevermore, diría el cuervo de Poe.
Mi madre dice que estás en el cielo. Yo no sé si creerle a mi madre o a los curas con quienes he platicado sobre las consecuencias de tu proceder. En todo caso, dondequiera que estés te imagino siempre como te vi en esos últimos días: con tus dos colitas lado a lado, desprovista de maquillaje, embutida en un pantalón de lana marrón y una inmensa chompa que había pertenecido a mamá y de la que te apoderaste.
Para nosotros no había trajes elegantes ni maquillaje elaborado, Cecilia. Eras tú, de la manera cómo te levantabas y de la misma manera en que, por la noche, te ibas a dormir. Nosotros no importábamos o al menos eso querías hacernos pensar.
Quizá el tiempo ha deformado el recuerdo que tengo de ti, Cecilia, pero a veces asoman a mi mente recuerdos extraños, recuerdos en los que capto de pronto una mirada, un movimiento de tus inmensas pestañas, en los que de pronto tus labios se entreabren y se muestran amigables, en los que tu mano tapa tu boca que se perfila en forma de grito y que al final termina por convertirse en una vibrante carcajada, donde te ríes de nosotros, te ríes con nosotros, Cecilia. Y ya no existen más los rostros adustos en la mesa, ni tu mirada pétrea clavada en el borde de la mesa, sino solo sonrisas y más sonrisas compartidas.
Hay ocasiones en que no puedo dormir y me pongo a pensar en ti hasta que de pronto me doy cuenta que ya amaneció. Hay otras, donde me embadurno el alma de pastillas que me transportan a lugares ignotos de donde despierto como si acabara del beber las aguas del mágico leteo: sin recuerdos.
Pero por lo general no dejo pasar un día sin que piense en ti, Cecilia.
Yo no tengo una idea muy clara del cielo y el infierno. O del purgatorio. O de una escena como en la novela de Dante. Mi visión de las cosas es más terrenal y mundana: ella ya no está y su ausencia me agujerea el pecho a diario.
Van a cumplirse 10 años, Cecilia, que rápido pasa el tiempo, caracho. Hoy casi tendrías 36 y estarías peinando, probablemente, sólo probablemente, tus primeras canas. Quizá estarías casada, quizá tendrías hijos. Quizá sería tuya esa hermosa niñita de vestido organdí que en ocasiones descubro espiándome en mis sueños.
Leo de pronto una página al azar de mi viejo diario y de pronto caigo en la cuenta que las cosas no han variado mucho desde que te fuiste. Todavía conservo ese saco marrón que me protegió del frío mientras esperaba por ti, en la calle, afuera, frente al edificio de la morgue. Todavía conservo muchas imágenes y vivencias de esa fría semana de junio en la que te fuiste, en la que el viento me taladraba tu nombre.
Debo reconocerlo, Cecilia. Pueden haber pasado 10 años, pero el viento todavía me grita tu nombre.
...
...
17 junio de 2001 (extracto de un diario)
Estamos 17 de junio, y han pasado tantas cosas en mi vida.
Mi hermana, mi vida –porque uno a veces no sabe quiénes representan pedazos de su vida hasta que la pierden- falleció el miércoles 6 de junio. Tenía sólo 26 años. Mi compañera de toda la vida, con quien pasé una infancia feliz. La creadora de todos mis juegos, ella, no está más.
Simplemente decidió no vivir más sin amor, porque –ahora lo sé- las personas morimos en vida también cuando no tenemos el amor que deseamos.
No puedo escribir mucho. El ánimo me ayuda muy poco.
He pedido licencia en el trabajo hasta quincena de julio. Ni trabajar bien puedo por estos días.
Aún hoy, se me hace difícil hacerme la idea que no oiré más su voz, que no veré más su delgada figurita paseando por las calles, que sus graciosas colitas con las que a veces adornaba su rostro, no ondearan más con el viento...
Y como leí alguna vez, no sé en donde, no puedo dejar de pensar a cada momento en ella: el viento me grita su nombre.
(...)

domingo, 29 de mayo de 2011

Louis Armstrong - When You're Smiling


When you're smilin'
When you're smilin'
The whole world smiles with you.
And when you're laughin'
When you're laughin'
The sun comes shinin' through.

When you're cryin',
You bring on the rain,
So, stop you're sighin',
Won't you be happy again!

When you're smiling,
Keep on smilin'
And the whole world smiles with you.

jueves, 26 de mayo de 2011

krishna o los deseos

Nadie te va a querer como yo te he querido -me dijo.
Sus lágrimas caían sobre la almohada
formando espacios concéntricos y vacíos.
Quien fuera explorador, como decía Silvio Rodriguez
corazón, herido de dudas de amor.
...
...
No puedo escribir de amor, escribí aguna vez
del mismo modo que no soporto una película sosa
un libro de Ivan Thays
o una mujer que me recuerde y no me recuerde a ti
al mismo tiempo.
...
...
No soporto la ausencia
pero tampoco el mutuo contacto
no soporto las contradiciones
y sin embargo mi vida entera es una
(no soporto con mayor razón
las de los demás).
...
...
No me soporto a mi mismo.
...
...
Dicen que cada persona cava su destino
imagino que yo hace mucho dejé de interesarme en el mío
he dejado de desear
-como en ese poema de Heraud (krishna o los deseos)-
muchas cosas que antes consideraba imprescindibles.
...
...
Y sin embargo todavía sueño
y sn embargo todavía vivo.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Sleepless in Seattle

Hoy quiero pensar
que todo es posible
que me lees
que te leo
que sabes que existo
que respiro
que suspiro por los mismos libros
lo de ayer
los de hoy
los de mañana
los de siempre.
Hoy quiero creer en las casualidades
y en el destino
en el poder de los astros
en el movimiento de las estrellas
en el tarot
en la lectura de la palma de mi mano
y la tuya.
Hoy quiero pensar
que estoy iniciando un camino
que tú has comenzado a desandar
casi al unísono
casi a la vez.
Que mis pasos y los tuyos
se encuentran
como en esa película
separados por una estúpida autopista
a la mitad de tu ruta y la mía
...
...
observándonos each other
...
...
inexorablemente
...
...
perdidos.

viernes, 20 de mayo de 2011

Instrucciones para comenzar a enamorarse 2

Deberás olvidar a la cuerda
esforzarte en no prestar atención a la sensación de vacío.
Deberás pararte de frente, erguida, con el alma en vilo
desafiando al viento y al vacío
que parece burlarse de tu esperanza
de
tus
mas
enredados
temores.
De tu constante indecisión.
Deberás emitir un suave carajo al momento de tomar impulso
uno
dos
tres
Luego saltar.
No es la cuerda la que asegura tus piernas
son tus piernas las que imprimen seguridad a ésta.

domingo, 15 de mayo de 2011

Habla Maria Kodama

Aunque sabe que su destino fue marcado a fuego por el encuentro con Borges, rechaza la idea de sentirse sólo una sombra, una pura compañía, una presencia marginal, un fantasma, el vestigio de alguien, un experimento o un ensayo.
“No me arrepiento de nada, ni he relegado mi vida por nada que no hubiera querido hacer. Mi dedicación fue elegida y lo sigo siendo, aunque viajo mucho y a veces resulta cansador, lo disfruto”.
Confiesa que la presencia constante de periodistas y admiradores, curiosos y estudiantes, no sólo que no la inoportuna, sino que la complace.
“Me gusta poder hablar de Borges, recordarlo con cariño. Todos ustedes hacen que permanezca cerca de mí, que sea una presencia diaria”.
¿Nos podrías contar cómo fue tu vida al lado de Borges?
"Mi vida fue muy especial y maravillosa. De todos modos, digamos que desde chica. Mi vida antes de conocerlo estaba dedicada a la literatura y a aprender cosas, con una curiosidad enorme por los libros, por la lectura, por saber, así que mi encuentro con él y mi crecimiento a su lado fue algo realmente único porque justamente de esa manera era una posibilidad maravillosa de un aprendizaje. No sólo de un aprendizaje ritual sino de un aprendizaje de sabiduría de vida extraordinario. Así que fue una experiencia única".
¿Si Volviera a nacer, elegiría el mismo destino?, le preguntamos como despedida.
No lo duda.
“Sí, sólo si me aseguran que Borges vuelve idéntico”.

(Extraído de diversas fuentes)

sábado, 14 de mayo de 2011

sin respuestas: adios

Hoy no tengo repuestas
ni reproches.
No tengo tiempo para ello.
El tiempo es un recurso muy valioso
y escaso en estos días.
No me ahogare en un vaso de veneno.
No yo.
Mi puerta no estará como en la novela de Albujar.
sino todo lo contrario.
Hay muchas formas de decir adiós
escogiste la mas nociva
la que te carcome el alma
y te deja el aliento en vilo.

viernes, 13 de mayo de 2011

sentimientos contradictorios

Tengo sentimientos contradictorios
de pronto parece que las personas
no son lo que dijeron ser
era previsible: las mascaras no duran toda la vida.
No existe las malas historias
apenas los malos autores.
Quizá por eso no escribo como antes.
Pero algún día, algún día.
No obstante, hoy no es tiempo para pensar en ello
hoy tengo que ser mas humano que nunca
hoy tengo que vestir ese traje y fingir que soy ese otro
que sonríe ladino cuando me mira de soslayo a través del espejo.
Someday.

miércoles, 27 de abril de 2011

EL amor según Buttler

Voy por la segunda, a punto de iniciar la tercera y la cuarta de mi frasco atiborrado de pastillas que me han propiciado mis buenos amigos de boticas arcángel.
Siento un amodorramiento el cuerpo
los parpados se comienzan a cerrar pero no es suficiente.
Dos mas, tres mas píldoras... ¿cuantas mas serán necesarias?

Para dormir, para no pensar, para no soñar, ni pensar en presente, pasado futuro.
Para no ver más allá de los sueños
(como en esa película que tanto nos gusto, recuerdas honey).
-aunque son tan bonitos a veces los sueños-
Puedes ser todo que puedas llegar a ser sin importar tus carencias
como esa cinta del cartero (Il Posttino) que nunca tuvimos oportunidad de ver
que encerraba tanta ilusión, un mensaje, un grito de ahogado.

¿Quieres saber como soy?
No es más que leerse algunos cuantos, dos o tres
libros de autores norteamericanos, franceses y rusos como Konovalov, sobre todos Bukowsk y Máximo Gorki, como olvidar a la Defensa de Luzin: Finalmente antes del genial de Daniel Alarcón y nada -absolutamente nada del desopilante- Iván Thays.
También visualizar una media docena de películas nunca (de esas que nunca vimos) de esas en blanco y negro y con subtítulos.
Ya me vacié un cuarto de ese frasco de pastillas
ya siento la cercanía del sopor
la proximidad del sueño

de pronto todo deja ser importante y se torna relativo
y el dolor, duele menos, cada vez menos.
De pronto todo el malestar
como el desasosiego se van como por parte de magia.

Soy consciente que es una salida temporal
que al día siguiente despertaré y el mundo seguirá girando
como en aquella novela que alguna vez leí y me gustó tanto

Me gustó la novela pero se acabó el sueño.
Una fiesta no puede durar toda la vida, algún día te das cuenta que nos

vas a ningún lugar, (aunque Dios es testigo que hasta una semanas pensabas distinto)
Pero cuántos golpes, cuántas indiferencias o apatías
cuántos avances y retrocesos sin explicación estás dispuesto a aguantar
o voy o no voy
o avanzo o retroceso
qué tanto puede soportar un pobre corazón de trapo.
Todo tiene un límite y ese límite está relacionado al máximo umbral del dolor
un día despiertas y te das cuenta

que has dado tanto que no queda más para dar.
No te engañes en esperar recibir, te espera una pared de concreto, vestida de organdí.
No te confundas las paredes y los muros de concreto no cambian
permanecen inmutables mientras te quedas al otro lado pensando
que habrá al otro extremo.

A lo mejor no hay nada.
Quizá nunca lo sabrás. Pero ellos tampoco sabrán que había al extremo del tuyo
Me voy sintiendo incoherente y estúpido con las cosas que voy escribiendo
las pastillas van haciendo su efecto...

se me van juntando una con otras en el estómago
lo bueno es que me alivian la desazón, la pena, hoy perdí alguien que quise sea muy especial en mi vida.
Las palabras se me mezclan unas con otras
necesito dormir
despertar al día siguiente y pensar como pensaba hace muchos años cuando la vida era una suma de soledades.
Una soledad más otra. Igual a dos soledades.


............................................

En la novela Gone with the wind, Rhett tiene un subito encuentro con Scarlert. Rhett a amado en silencio a Scarlett durante mucho tiempo, pero al parecer esta nunca se percato de ello o no ha querido a ello. Rethh no obstante siempre estuvo a su lado cuando la necesito. El ultimo encuentro es una pieza maestra de la literatura universal, ocurre casi al final de la novela:


............................................


Scarlett: What are you doing?

Rhett Butler: I'm leaving you, my dear. All you need now is a divorce and your dreams of Ashley can come true.
Scarlett: Oh, no! No, you're wrong, terribly wrong! I don't want a divorce. Oh Rhett, but I knew tonight, when I... when I knew I loved you, I ran home to tell you, oh darling, darling!
Rhett Butler: Please don't go on with this, Leave us some dignity to remember out of our marriage. Spare us this last.
Scarlett: This last? Oh Rhett, do listen to me, I must have loved you for years, only I was such a stupid fool, I didn't know it. Please believe me, you must care! Melly said you did.
Rhett Butler: I believe you. What about Ashley Wilkes?
Scarlett: I... I never really loved Ashley.
Rhett Butler: You certainly gave a good imitation of it, up till this morning. No Scarlett, I tried everything. If you'd only met me half way, even when I came back from London.
Scarlett: I was so glad to see you. I was, Rhett, but you were so nasty.
Rhett Butler: And then when you were sick, it was all my fault... I hoped against hope that you'd call for me, but you didn't.
Scarlett: I wanted you. I wanted you desperately but I didn't think you wanted me.
Rhett Butler: It seems we've been at cross purposes, doesn't it? But it's no use now. As long as there was Bonnie, there was a chance that we might be happy. I liked to think that Bonnie was you, a little girl again, before the war, and poverty had done things to you. She was so like you, and I could pet her, and spoil her, as I wanted to spoil you. But when she went, she took everything.
Scarlett: Oh, Rhett, Rhett please don't say that. I'm so sorry, I'm so sorry for everything.
Rhett Butler: My darling, you're such a child. You think that by saying, "I'm sorry," all the past can be corrected. Here, take my handkerchief. Never, at any crisis of your life, have I known you to have a handkerchief.
Scarlett: Rhett! Rhett, where are you going?
Rhett Butler: I'm going back to Charleston, back where I belong.
Scarlett: Please, please take me with you!
Rhett Butler: No, I'm through with everything here. I want peace. I want to see if somewhere there isn't something left in life of charm and grace. Do you know what I'm talking about?
Scarlett: No! I only know that I love you.
Rhett Butler: That's your misfortune.
[Rhett turns to walk down the stairs]
Scarlett: Oh, Rhett!
[Scarlett watches Rhett walk to the door]
Scarlett: Rhett!
[runs down the stairs after Rhett]
Scarlett: Rhett, Rhett!
[catches him as he's walking out the front door]
Scarlett: Rhett... if you go, where shall I go, what shall I do?
Rhett Butler: Frankly, my dear, I don't give a damn.
[Rhett walks off into the fog]



Frankly, my dear, I don't give a damn.

(¿are you sure Rethh Butler?)