Hay momentos en que uno se cansa de dar vueltas en un espiral.
Anoche me desperté (de la misma manera en que me he despertado otras veces) y descubrí que una vez más he vuelto a soñar contigo, en ese momento específico, con esa misma mirada: tus manos, la mías.
A veces siento una gran necesidad de comunicación, o de pronto me pongo repentinamente triste. Entonces me pregunto si seguirás presintiendo cada detalle de mi personalidad de la manera que siempre lo hacías.
Pero los tiempos han cambiado: yo intento recrear una historia y tú te ufanas de no ser la persona que conocí.
Hay días en que te sientes como Ismael y sientes unas ganas, ineludibles, de ser perverso y después hacerte, irremediablemente, a la mar.
Hoy es un día de esos.
Mamita, cuidado con el diablo, en esos días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario