Aunque sabe que su destino fue marcado a fuego por el encuentro con Borges, rechaza la idea de sentirse sólo una sombra, una pura compañía, una presencia marginal, un fantasma, el vestigio de alguien, un experimento o un ensayo.
“No me arrepiento de nada, ni he relegado mi vida por nada que no hubiera querido hacer. Mi dedicación fue elegida y lo sigo siendo, aunque viajo mucho y a veces resulta cansador, lo disfruto”.
Confiesa que la presencia constante de periodistas y admiradores, curiosos y estudiantes, no sólo que no la inoportuna, sino que la complace.
“Me gusta poder hablar de Borges, recordarlo con cariño. Todos ustedes hacen que permanezca cerca de mí, que sea una presencia diaria”.
¿Nos podrías contar cómo fue tu vida al lado de Borges?
"Mi vida fue muy especial y maravillosa. De todos modos, digamos que desde chica. Mi vida antes de conocerlo estaba dedicada a la literatura y a aprender cosas, con una curiosidad enorme por los libros, por la lectura, por saber, así que mi encuentro con él y mi crecimiento a su lado fue algo realmente único porque justamente de esa manera era una posibilidad maravillosa de un aprendizaje. No sólo de un aprendizaje ritual sino de un aprendizaje de sabiduría de vida extraordinario. Así que fue una experiencia única".
¿Si Volviera a nacer, elegiría el mismo destino?, le preguntamos como despedida.
No lo duda.
“Sí, sólo si me aseguran que Borges vuelve idéntico”.
(Extraído de diversas fuentes)
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