No mueras más
Oye una sinfonía para banda
Volverás a amarte cuando escuches
Diez trombones
Con su añil claridad
Luis Hernández
Querida Cecilia,
Te escribo esta carta con la seguridad que en este momento debes estar rodeada de muchas personas, entre familiares y amigos.
Es un momento importante para ti, pues no todos los días se cumplen años. Imagino que a estas alturas, ya todos te han dado los respectivos abrazos y besos.
Es un momento importante para ti, pues no todos los días se cumplen años. Imagino que a estas alturas, ya todos te han dado los respectivos abrazos y besos.
Seguramente te levantaste muy temprano y -como buena aprendiz de mamá- te metiste a la regadera con los primeros rocíos del día. Es importante ponerte tus cremas, peinarte y vestirte, de modo que al momento de llegar el primer invitado, te encuentre fresca, lozana y bella.
"Por ti no pasan los años", exclamarán. Tú sonreirás y moverás la cabeza en señal de afirmación, como corroborando una verdad inobjetable y eterna.
Luego llegará el momento de abrir los regalos. Cada cual, pugnará por el suyo. Tú mirarás a cada uno con picardía y soslayo: sabes muy bien que no pelean por el orden en que deben abrirse los presentes, sino por robar un instante de tu atención. Tú los observarás con tus ojos inmensos y escogerás un regalo al azar: "A ver, qué será, que será...".
Por la tarde llegará el consabido pastel, las velas, el estridente "Happy birthday to you", nuevos abrazos y besos, hasta que se inicien los primeros compases de una melodía.
Una pieza de baile, reemplazará a otra y así sucesivamente hasta que hayas danzado con todos. Nadie podrá decir que no tuvo el privilegio de ser tu pareja esa tarde. Algún osado intentará repetir el plato. "Sólo una vez" lo reprenderás con delicadeza.
Luego se irán marchando uno a uno, en el orden en que llegaron, hasta que no quede más que el pastel, las velas -ahora extintas- y alguno que otro globo sin reventar.
Ya avanzada la noche, empezarás a acomodar las sillas, acompañada de mamá. Luego, lavarás los trastes, botarás las colillas de los ceniceros, acomodarás la alfombra.
Finalmente te meterás a la regadera. Una vez más, te colocarás el pijama, te removerás las cremas, te mirarás al espejo."El tiempo no pasa por mí", pensarás, de la misma manera que los has venido haciendo todos los 21 de noviembre desde hace once años.
Sólo en en ese momento caerás en la cuenta que estás muerta.
Por la tarde llegará el consabido pastel, las velas, el estridente "Happy birthday to you", nuevos abrazos y besos, hasta que se inicien los primeros compases de una melodía.
Una pieza de baile, reemplazará a otra y así sucesivamente hasta que hayas danzado con todos. Nadie podrá decir que no tuvo el privilegio de ser tu pareja esa tarde. Algún osado intentará repetir el plato. "Sólo una vez" lo reprenderás con delicadeza.
Luego se irán marchando uno a uno, en el orden en que llegaron, hasta que no quede más que el pastel, las velas -ahora extintas- y alguno que otro globo sin reventar.
Ya avanzada la noche, empezarás a acomodar las sillas, acompañada de mamá. Luego, lavarás los trastes, botarás las colillas de los ceniceros, acomodarás la alfombra.
Finalmente te meterás a la regadera. Una vez más, te colocarás el pijama, te removerás las cremas, te mirarás al espejo."El tiempo no pasa por mí", pensarás, de la misma manera que los has venido haciendo todos los 21 de noviembre desde hace once años.
Sólo en en ese momento caerás en la cuenta que estás muerta.
2 comentarios:
No sé quien es Cecilia, pero presiento que nada tiene que ver con Marilyn Monroe. Me habeís alterado con este post. Tania
Recien reparo en este comentario. Perdon por alterarte. Aunque tardiamente, eso es seguro.
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