miércoles, 18 de agosto de 2010

Diario de un perro azul (VI)

Por esas miradas veladas
por esa pequeña mano que todavía se esconde
y se encuentra luego -en secreto- con la mía:
gracias.
Por esa sonrisa
que me traspasa
por tu existencia
que me ilumina
y me hace lucir sonriente -radiante-
que parece acoplarse de manera espontánea a la mía:
gracias.
Por tu compañía
que casi sin proponérselo
va consiguiendo día a día
remediar la holgura en la que conviven mi soledad y mis pensamientos:
gracias.
Por esas noches en vela
por tus párpados que se entrecierran
por las horas perdidas (o ganadas)
repletas de promesas, sueños rotos, encuentros y desencuentros:
gracias.
Por las promesas aún no cumplidas
por cada una de esas estrellas
por esa fotografía que pertenece a un tiempo distintoy no obstante siento mía
por cada una de esas botellas jamas lanzadas al mar:
gracias.
Por tu determinación incipiente
por cada una de tus dudas
por tus avances y retrocesos
por las cosas que das y después quitas
por esa sonrisa que regalas
y se extravía luego en la extensión de tu boca:
gracias.
Por esas cosas tuyas tan tuyas
y a veces tan mías
por atreverte a lanzarte al vacío
sabiendo que es complicado aprender a volar
con tu edad y mis años:
gracias.
Por taparle la boca a la cordura
por concederle una audiencia a tu corazón
por permitirle expresar su alegato
por convertirte en juez y no parte:
por emtir una sentencia y no veredicto:
gracias.
Por recordarme que a pesar mío
todavía existo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que Hermoso Gran Kunzito

kuinzito dijo...

Se agradece Gran Anonimo

Anónimo dijo...

Sobretodo
porque aún existes