domingo, 22 de agosto de 2010

En esos tiempos

En esos tiempos no éramos dos
éramos solo tú y yo
en ocasiones ambos (en ese orden).
Tú tenias unos ojos que a veces parecían una eterna sonrisa
yo una boca que apenas servía para decir hola... y adiós.
Yo te regalé un girasol
tú llenaste mi habitación de duendes azules, unicornios y jazmines.
En esos tiempos yo no era yo
era apenas el remedo de una escurridiza sombra
que se ocultaba de los demás y de su pena.
Las sombras no son mudas -me dijiste un día.
Las sombras no saben hablar -respondí.
En esos tiempos tú tampoco eras tú
eras apenas media docena de jirones
entre los que pendía los recuerdos de estropeados de tu niñez
de aquellas caricias que jamás permitiste
del viejo enfermo que te manoseó una tarde de verano en tu habitación
de aquel primer baile
de tu primer gran amor
de aquel embarazo
y luego aquel otro
y otro.
En ese tiempos no éramos tú y yo
ahora tampoco.

No hay comentarios: