Olvida el contenido de lo que pretendas narrar, pues éste no importa , sea un relato, una novela breve, una aventura de caballeros, una de suspenso, una colorida escena a lo Corín Tellado (con tacones y a lo loco), sea cual fuere el motivo, jamás debes culminar la descripción de una escena mediante el empleo del recurso de esa enigmática trinidad que de divina no tiene nada, de ese grupete de desaforados tres chiflados que intentan decir algo y al final no consiguen hacerlo (tres tristes tigres comen trigo en un trigal). Si buscas darle continuidad a tu historia, no la culmines con ellos jamás...
Punto seguido
Su empleo debe ser más bien esporádico, pues en ocasiones pareciera anticipar la continuación de una historia que quizá ya reclama ser cambiada por una distinta. En ocasiones puede (en contra de la intención de quien lo emplea) dar una falsa apariencia de comunidad de ideas o vinculación entre un estadío y otro. Si lo que pretendes es empezar una nuevas historia jamás recurras al punto seguido, míralo con desconfianza y huye de él donde lo veas. No hay nada mas vano que un punto seguido cuando no tienes la intención de otorgar una tregua. Lo males deben cortarse de raíz, no mediante el empleo de actos seguidos. Todo acto seguido trae aparejado una ineludible consecuencia y por ende, imposibilita su finalización.
Punto aparte
Este signo pretende aparentar una rudeza de pensamiento que no posee, una libertad de expresión que le permite brincar de un párrafo a otro sin que medie algún atisbo de remordimiento por las huellas que perdió en el camino.
Si tu intención es iniciar un brinco, deberá ser precedido por este signo, pero, cuidado, su uso debe aparejar un empleo responsable y maduro. No hagas lo que la mujer de Lot hizo: jamás mires atrás una vez comenzado el brinco...
Punto final
No dejarse engañar por la aparente simplicidad, pulcritud o apariencia de soledad y abandono de este signo. Su empleo es de todos los anteriores, el que debe ser más meditado. Tener en cuenta que por definición finalizar es rematar, cerrar o perfeccionar algo. Evitar en lo posible ser el rematado o convertirse en el local finalmente clausurado. Olvídate de procurar la perfección o redención mediante su empleo. Recuerda: no existen ni los finales ni las historias perfectas, pues ambos tienen su morada únicamente en los libros, que son un anexo de la imaginación y los sueños.
No dejarse engañar por la aparente simplicidad, pulcritud o apariencia de soledad y abandono de este signo. Su empleo es de todos los anteriores, el que debe ser más meditado. Tener en cuenta que por definición finalizar es rematar, cerrar o perfeccionar algo. Evitar en lo posible ser el rematado o convertirse en el local finalmente clausurado. Olvídate de procurar la perfección o redención mediante su empleo. Recuerda: no existen ni los finales ni las historias perfectas, pues ambos tienen su morada únicamente en los libros, que son un anexo de la imaginación y los sueños.
Háblame sin puntuación
Olvida el empleo de signos cuando me escribas
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