lunes, 28 de mayo de 2012

Feliz 28 (carta abierta)

A ti.
Hoy es 28 y vienen a mi memoria tantas momentos lindos: el libro que me leíste por primera vez, tus cassettes de música clásica, la ocasión en que aseguraste que te casarías con Richard Clayderman, el cuento del cohetecito que parecía no tener fin. Te recuerdo luego con tus libros sobre las pirámides, ganímedes, la reencarnación.
Quizá nunca te lo haya dicho con todos sus letras, pero mi vida ha sido una constante búsqueda de modelos. Tú has sido uno de ellos. Recuerdo cuando posaba mis pies -pequeños- en los tuyos y girábamos por la pequeña sala de la casa al compás de la música clásica. Te recuerdo cuidando de nosotros, siempre la hermana mayor que nos llevaba al colegio cogidos de la mano. Te recuerdo con tu uniforme gris, tu cabello rizado, tu sonrisa que siempre me sacaba al final otra igual aunque me esforzara en parecer muy serio.
Luego me hice mayor. Te recuerdo a Cecilia y a ti unidas, siempre amigas, atormentándome con sus acechanzas, con sus bromas, haciendo la parodia de la voz de nuestro perrito oso que me ponía en ridículo constantemente. Te quedaste en medio de dos varones que ni siquiera saben bien como hacerla de amigos. Yo perdí a la que fue la compañera de mis juegos, pero tú, perdiste algo más valioso: a ti se te marchó una amiga.
Es gracioso cómo con el paso del tiempo te vas dando cuenta que algunas rasgos de tu personalidad, que cuando chico apenas eran una sutil característica, se van agudizando. Nos volvemos más viejos, engreídos, excéntricos. Nuestro cabello se va tiñendo de canas, nuestros cuerpos cambian, pero en el fondo todavía somos los mismos.
A veces la vida se convierte en algo diferente a cómo la soñamos. Es algo que te das cuenta mientras te vas haciendo adulto. Es el primer indicio de que te estas volviendo viejo.
Desde lo de Cecilia he pensado que la vida es un regalo, que se le niega a algunos para que otros aprendan de esa lección. Y me ha obsesionado la idea de trascendencia, de legado. De hacer algo realmente significativo con mi vida de modo que las generaciones posteriores pueden encontrar siquiera una huella de mi pasado. Como consecuencia de ello, he querido ser artista, investigador, me he esforzado en conseguir, inútilmente el éxito.
Hace no mucho tiempo veía en la televisión un programa en el que se filmaba a  jóvenes matrimonios durante toda la etapa del embarazo de la mujer hasta su alumbramiento. El último capítulo, cuando llegó el momento del parto fue revelador. Se trató de un parto doloroso que demoró más de 14 horas. La muchacha tenía lágrimas en los ojos, maldecía, rechinaba los dientes. Renegaba incluso del momento en que quedó embarazada. Luego se dio el milagro. Vi sus ojos: ahora lloraba de una manera diferente. Cargaba a su pequeño hijo en brazos y comprendí que tenía ante mi la respuesta a mi constante búsqueda de trascendencia: la oportunidad de moldear una nueva vida y hacerla mejer que tú, que yo, que nosotros.
No te dejes engañar por el nombre de este blog. Respeto a los que piensan diferente, pero la vida es un gran regalo para el que la elige. Tu vida, hoy, es una gran regalo porque tú también has decidido optar por ella.
Y el solo saberlo, me llena, al igual que el disco de Clayderman que motiva este post, de esperanza.

domingo, 27 de mayo de 2012

Not As a Stranger

¿Eres tú? ¿Soy yo?
¿O es simplemente que cada día que pasa el destino nos coloca más lejos? No hay necesidad de distancia. Hay un muro invisible que separa tu cuerpo del mío. Y no seré un extraño. Pero tú no deberás serlo, tampoco.

sábado, 26 de mayo de 2012

Prefiero estar despierto mientras los demás duermen

No puedo dormir. Mejor dicho no quiero. Prefiero estar despierto mientras los demás descansan y pensar que estoy solo porque es de noche, porque tengo insomnio, porque siempre me desvelo y encontrar mil y un excusas que sirvan para acallar la verdad.
No puedo dormir. Mejor dicho no debo. Prefiero escribir, dar manotazos de ahogado, ver alguna película, una vez, luego dos, después tres hasta que los ojos se cierren. Hasta que la cabeza me quiere estallar del cansancio.
No puedo dormir. Mejor dicho no todavía. Aún no termina la noche, todavía no comienzan a cantar los pájaros. En unos minutos más llegará el día. Mi vecino de al lado tomará un baño, la pequeña de enfrente llamará a gritos a su madre, llegará el camión de la basura, la ciudad entera comenzará a despertar.
Y yo cerraré los ojos, me arroparé en la cama e intentaré soñar ese sueño que día a día persigo y jamás alcanzo.

Oído al pasar

Oído al pasar:
Sujeto 1: "Te digo algo, después del amor, viene el arrepentimiento"
Sujeto 2: "¿Y que ocurre cuando después del arrepentimiento viene el amor?"

martes, 22 de mayo de 2012

Cuento de la princesa y el dragón

"(...) es lo mas hermoso del mundo
saber que a veces no eres la reina de nadie
pero siempre seras la princesa de papá".
Millhka
Había una vez una princesa. No me pregunten en que país ni en qué época. Tampoco me pregunten el motivo, pero el caso es que debía ser entregada para ser devorada por un horrible dragón. Faltando poco tiempo para su sacrificio se aparece un desconocido caballero. Le promete liberarla. La princesa duda e intenta mas bien convencerlo que escape mientras pueda: su destino está escrito y debe ser entregada al dragón. El caballero se empecina, su pequeñez se enfrenta al gigantesco dragón. Se produce una lucha dispareja, casi épica. Finalmente el caballero consigue dar muerte al dragón y rescatar a la princesa de la prisión en la que se encontraba.
No quiero cuestionar mi sexualidad (no hoy), pero a veces he pensado cómo se sentiría ser por algún tiempo indefinido la princesa. Sentir que alguien de brillante armadura me rescata (asumiendo que quiero ser rescatada), me convence que no llevo tatuado sobre la frente mi destino o la estigma del pecado que los ángeles se encargaron de borrar con sus alas de la frente de Dante. A veces agota eso de tener que ser el caballero siempre, esos convencionalismos que nos  convencen a hombre y mujeres que tenemos un papel predefinido en la sociedad, en el cortejo, en la vida familiar, en el sexo.
Protege a tu hermanita, tú eres el hombrecito, sírvele más porque es varoncito, ya vas a llorar como mujercita, tienes que hacerla llegar.
Lo he oído tantas veces. De diferentes manera y de mil formas distintas.
A mi me gusta esa canción de Sabina que dice "Yo quiero ser una chica Almodóvar...". No se si es un rasgo de feminidad en mi personalidad del cual deba avergonzarme o mas bien sentirme orgulloso.
El problema de muchos de nosotros, los varones, es que jamás seremos la reina de nadie. Tampoco la princesa de papá (yo ni tengo papá). A lo sumo debemos conformarnos con ser el rey de la casa (que es diferente a ser el rey de la selva) o el rey de mamá, de pequeños. Alguno dirá que eso es superior, que deberíamos conformarnos, pero yo no estaría tan seguro dado que las prestaciones (y beneficios) asociadas a una u otra condición difieren.
Debe ser bonito sentir que alguien también luche por ti, que te cautive con su galantería, que te abra la puerta, que te enamora y escandaliza con sus atenciones, que te trate como una reina aunque tu sitio sea más bien el de rey. Debe ser bonito, también, un día cualquiera, sentirse como una princesa arrobada por la osadía de su caballero, sentirse una bellaca, una puerca, una majadera, una zorra, una puta. Sentir que no tienes la obligación, ni la necesidad de retener tu orgasmo hasta que ella consiga el suyo, que puedes confundir tu sexo con aquél hasta que desaparezcan las categorías de masculinidad y feminidad. Que ningún cromosoma te define ni tu a aquél. Sin categorías. Alma-alma. Como dos manos que se encuentran en la oscuridad de un cine y hacen el amor.

lunes, 21 de mayo de 2012

No escribo a causa de la soledad

Me siento solo
pero no escribo a causa de la soledad
escribo porque solo escribiendo
consigo una razón para sentirme de alguna manera.

Mensaje oculto en una botella 5

Me da miedo pensar en ti.
Descubrir que contra mi voluntad y mi razón
(inútiles compañeras)
todavía eres parte de mi presente, de un futuro (que me resisto a olvidar), de mis más grandes temores, de mi perdición y por qué no, de mi olvido.
Me da miedo descubrirme fisgonenado las migajas que me dejó el reflejo de tu sombra, el recuerdo impoluto de la masturbación de tu corazón contra el mío, tu sexo, mi esperanza, tus manos extendidas, mis pasos que cruzan el mar para después caer rendidos en el último aliento de tu olvido.

sábado, 19 de mayo de 2012

Ha pasado tanto tiempo


Lobo, yo sí te recuerdo (...)
Para esos asuntos
no he crecido mucho todavía.
SIlvio Rodriguez.

Hay canciones que cuando las escuchas por primera vez
no te dicen nada
ni la segunda
ni la tercera
ni la cuarta
ni la quinta.
Pero el tiempo pasa
y lo que en un primer momento carecía de significado
adquiere relevancia
se va volviendo diáfano
no me pregunten de qué forma.
Tampoco me pregunten de qué canciones les hablo
(siempre hay una canción para todo aquél que quiere recordar y alguna otra para el que desee olvidar).
Ha pasado tanto tiempo y todavía escucho aquellas viejas canciones
aquella con la que reíste
esta otra que te hizo llorar
con la que hicimos el amor, la primera vez
                                             y la última
la que siempre llevabas detrás de una sonrisa
las de letras indescifrables
la que me dedicaste y al cabo de unos días olvidé
la que solía oir tu abuela en la radio
la que gustaba tu hermana
la que un día me confesaste odiar
aquella con la que recorrí cada espacio de tu cuerpo
e hiciste después lo propio, con cada resquicio del mío
con la que nos causamos dolor
la que nos brindó esperanza
la que justificó el olvido.
Pero por sobre todas
ha pasado tanto tiempo
y todavía me persigue aquella canción
como si permaneciera tatuada en cada espacio de tu cuerpo
y del mío
más allá de mi voluntad
y de mis pesadillas
de mis orillados sueños
de tu existencia
y ¿por qué no? de la mía.

viernes, 11 de mayo de 2012

Sólo para chinos (un cuento chino)



Hay personas a las que las unen la alegría, algún detalle compartido, una manía conjunta. A otros, en cambio, nos une algo más profundo y duradero: el dolor, la tristeza, el rencor, la tragedia, la muerte.
No sé de que manera comenzar este post. Todavía siento sobre mi frente esos ojos negros -pequeños, pequeños- como adivinando en silencio mis pensamientos. No, no estas solo. ¿Te das cuenta? Hasta las cosas más minúsculas que parecen no estar relacionadas unas con otras, lo están a manera de justificación, causa u efecto: esa pena que no comprendías, ese abandono repentino, esa pasión casi extinta, la temprana orfandad, esos ojos que jamás te miraron, ese encuentro y posterior desencuentro, esa manera tan particular de decir adiós, las promesas rotas, aquella persona que te rompió el corazón, después otra y otra y otra, hasta que no quedaron ya mas pedacitos para volver a construir el rompecabezas.
¿Por qué a mi? Se lo he oído tantas veces a ese sujeto decirlo en voz alta, en esos monólogos frente al espejo que a veces me asustan (¿estaré loco?). ¿Por qué a mi?
Tus actos y los míos están interconectados a los de los demás. Nada es una casualidad. No es una cuestión divina, No hay un plan concebido ni prediseñado. Nos es una cuestión de Dios. Cada cosa tiene una explicación en otra que le sucede a una persona distinta. Hasta los pájaros que mueren al pie de los árboles sirven de sustento a las jóvenes flores que luego de un tiempo se nutren de su abono.
Tal vez tendrías que ser chino o china para entender esta historia, tal vez no. Tal vez sólo tengas que ser, digamos, un poco humano. Tal vez ya la hayas comprendido hace mucho (incluso antes de leer este post) y esto no sea sino una confirmación tardía de aquello que descubriste.
No sé de qué manera terminar este post. Pero a estas alturas ya poco importa. Probablemente, esto también tendrá alguna explicación: quizá en algún lugar del mundo, estarás terminando de leer esto y no habrás llegado a la última línea y en tus labios se habrá dibujado ya el final de esta historia y ¿por que no? el inicio de otra.

domingo, 6 de mayo de 2012

Para qué

Para qué los sueños, las risas, los planes, el tiempo, las lágrimas, las palabras, los silencios, los holas y tantos adióses, para que ese sexo tantas veces reprimido, esos atardeceres lánguidos, esas carcajadas de  marzo marchitas, para qué los claveles y las magnolias o los girasoles y margaritas, para qué.
Para qué esas pesadillas repulsivas, ese recuerdo de tu imagen y la mía, para qué el dolor. Para qué el tiempo, el camino, las puertas, las ventanas esos tres conciertos, tu esperanza, mi sonrisa. Para qué tus lágrimas de placer, aquel orgasmo sin prisa, tus cadencias, las mías. Para qué tanta especulación, el sin sentido, la esperanza, mi auto exilio, tu infierno personal, las pastillas que boté el el lavabo, el placer que se me escurre entre un par de lágrima, los hijos que no nacerán, aquellos nombres que ahora se han convertido en un eco que se va hundiendo en una ciénaga, palpitante, palpitante. Para qué colocar y sacar tu fotografía tantas veces, para que soñar y desear en el sueño que me sueñes, también, de la misma manera, aún sabiendo que se trata de un sueño. Para qué despertar si es verdad eso que dicen que es preferible soñar.
- Para soñar. Para soñar.

Mensaje oculto en una botella 4

Para ti.

"Tus viejas cartas". Cómo me gusta esa canción. Sobre todo la parte en la que dice: "Y sigue dando vueltas y vueltas la loca rueda de la vida. Y sigue rondando en mi cabeza, el enigma palpitante de tu voz".
Ayer, empecé a leer antiguas cartas tuyas. No me pregunten cómo. Hace mucho que tenía ganas de hacerlo. Quería entender de qué manera la vida me ha llevado a este punto de la existencia. Quería buscar respuestas pero sólo encontré más preguntas que ni siquiera pude contestar de manera medianamente satisfactoria.
El destino nos ha llevado por caminos diferentes, que no se entrecruzan ni se tocan, pero que continuan discurriendo, eternamente paralelos. Tú a un lado, yo al otro.