No conozco el amor
tampoco la amistad
(dos superficies de una misma moneda)
tampoco su cara más profunda
conozco apenas
alguna que otra
tenue faceta
su perfil tornasolado
su risa entre sardónica y procaz
conozco el sonido de sus pasos
acercándose
y luego alejándose, pensativos
conozco su olor
tan peculiar
reconocería
el calor de su mirada
en mi piel
sin importar el lugar donde anduviera.
No conozco el amor
pero éste tampoco me conoce a mi
y quizá esto constituya una ventaja.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario