jueves, 15 de noviembre de 2018

Se prohíben las caricias y los besos

Aquél bien podría haber sido el lema que acompañó mi niñez. Entre nosotros no estaban permitidos las caricias ni los besos. Apenas el brusco apretón de manos con el que nos despedíamos una vez finalizadas las reuniones familiares. Hasta el día en que perdimos a la pequeña Raquel. Ni bien te divisé a lo lejos pude sentir que algo había cambiado. Nada de tu antigua rudeza quedaba: tu mirada humedecida, la boca torcida de una manera grotesca. Llegué hasta a ti a tiempo para sostenerte entre mis brazos que de pronto se convirtieron en fuertes tenazas. A tiempo para ocultar la explosión de tu llanto que se desparramó entre mis hombros. Entonces comprendí que también tú habías muerto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Kunzito me encanta este post, estamos llenos de cosas que hacemos y no hacemos no? Me encantas. Saludos desde Colombia. DIANA