miércoles, 10 de diciembre de 2014

Aquella canción

Hace mucho que dejé de asomarme por tu ventana
e intentar imaginar a mi sombra intentando descifrar el silencio visceral de tu mirada
(y la mía).
Tu voz, susurrando en mi oído
palabras inteligibles de un lenguaje que jamás conseguí comprender.
Anoche me hablaron de aquella canción
la reconocería en cualquier momento y lugar, pero lo negué
Lo negué dos, tres, cuatro veces. Tal vez cinco, lo he olvidado ya.
Continué negándolo mientras regresaba a casa, mientras ascendía por la escalera a la salida de la bocacalle del metro.
No tenía caso.
Conocía de memoria cada recoveco de sus acordes, sus tonos agudos estrellándose en las ventanas, como queriendo escapar. Ser libre.
Me trajo a la memoria aquél animal que alguna vez fuimos, mi desconcierto, tus pinturas volando por el aire, tu aparente apatía, nuestros castos encuentros en los que apenas atiné a rozarte la mejilla con el dorso de la mano, el momento de la despedida, el discurso de tu adiós, el boceto que me obsequiaste, las palabras que no logré retener a la mitad de un abrazo incompleto: "zawsze", "zawsze", o algo parecido. 
Te dije adiós con la mano, mientras te decía que nos volveríamos a encontrar -como si pudieras entender lo que decía- y tu ascendías por la escalera del avión, con el cabello colorado ondeando por el viento, sin dejar de observar con tus inmensos ojos de gato, mi estúpida expresión de soledad, sonriendo,sonriendo.


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno señor.. Es n placer que hayas vuelto!!

Espero que sigas escribiendo

kuinzito dijo...

Gracias, es un placer volver.

Anónimo dijo...

Nada en la vida.tiene s.entido

HIPERION dijo...

Chochera wina

kuinzito dijo...

que bueno que te gusto, cherita