lunes, 8 de noviembre de 2010

Diario de un perro azul (XVIII)

Crac - sonó.
La vio y algo se rompió en su pecho.
Quizo juntar sus pedazos
hacerlos encajar unos con otros:
fue en vano todo intento.
Algo se había quebrado y no sabia que.
Esos ojos que esperó ver con tanta ansiedad
cuyo secreto hurgó tantas veces conocer
ahora parecían estar vacíos y no decirle nada.
Había pensado tantas veces en ella
la había imaginado de tantas maneras distintas
había pensado en lo que le diría
y lo que ella le contestaría
en el movimiento de las piezas una tras otra
en su parpadeo, en quizá una sonrisa.
Había imaginado todo tantas veces
casi de manera matemática
como un juego de ajedrez
adivinando y preparando cada jugada.
Pero cuando la vio no pensó en nada de eso
solo pensó en lo mucho que había esperado
en lo cansado que estaba como consecuencia de ello.
Guardó sus piezas. Cerró el tablero.
Se marchó.

2 comentarios:

vuelo hacia la enorme pradera de tu mente dijo...

quiero caer en el enorme espacio infinito
sentir sus manos por ultima vez
el aliento que desprende tu boca marchita
soñar por ultima vez
no me preocupa el mañana ni el futuro
solo quiero despegar ahora
nadie podrá detenerme mas
en un suspiro, vuelvo a flotar en mañanas tristes

kuinzito dijo...

Mañanas tristes, tardes tristes, noches tristes. Trillizas de un mismo vientre seco e infecundo: Soledad.