jueves, 9 de septiembre de 2010

Diario de un perro azul (XV)

Me encuentro en esos días
de cambios que sin embargo quisieras
que permanezcan idénticos, inamovibles a diario
everyday
y sin embargo soy consciente que me preparo
para cambios en mi vida.
Cambios como tu presencia
que ahora de pronto deja de ser esa presencia
para convertirse en algo cotidiano
como esas personas que pasan a diario
y las ves y no no las miras.
Lo malo de todo esto es que yo no te miro
pero te quiero ver
yet.
...
...
Repito
estoy en día de cambios
mudando de piel
intentando adaptarme a una distinta
quizá más dura o algo más escamosa que me permita sentirme protegido
(cómo envidio a las tortugas en momentos como éstos).
...
...
Pero lo cierto es que quiera o no ya estoy en esos días
y tú también lo estas
tú por tu lado
y yo por el mío
cada uno cogiendo un camino distinto.
Tú, lógico, el tuyo.
Yo, ilógico, el mío.
Tú aferrándote a tu seguridad
yo a mi sentido benefactor humano.
Ambos cambiando al unísono
por propia decisión
quizá también por algo de cobardía -por qué no decirlo
quizá renunciando a una felicidad ilusoria
pero renunciando al fin y al cabo.
¿Sabes que me preguntaba cuando te ví aquél día?
¿Y si ella es?
Y una vez más intentaba decifrar el misterio de las astillas
de calles hundidas
(mucho Daniel F)
en tu mirada, en tus pupilas
que parecían contener mi esperanza y la tuya.
¿Será ella? -pensaba.
Y mientras pensaba eso, iba pensando a su vez que quizá, tan sólo quizá
también tú pensarías
¿Será él?

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