jueves, 29 de abril de 2010

Degas y el Zorro

Gran parte de mi vida se ha desarrollado a la par de mi admiración por los cuadros de Degas. Hay algo en ellos que simplemente me conmueve hasta el punto de hacerme suspirar como una muchacha enamorada de su primer amor. Me cautivan sobre todo sus bailarinas - pequeñas motitas de algodón pastel- flotando en la inmensidad del vacío.

Recuerdo que en alguna ocasión me obsequiaron un pequeño libro que contenía las principales pinturas de los impresionistas, entre ellos, Degas. En ese libro (que ahora despues de mucho tiempo caigo en la cuenta, extravié) pude descubrir el sinnúmero de bailarinas de ballet que Degas pintó.

Yo no bailo ballet. A decir verdad tampoco ando muy bien dotado para los demás ritmos musicales. Pareciera que desde pequeño el ritmo y movimiento que ello requiere me hubiere sido negado. Pero desde que tengo memoria he admirado a la gente que sabe hacerlo de la mejor manera posible.

En alguna ocasión conocí alguien que bailaba ballet. Tenía todo lindo salvo los dedos de los pies. Me explicó que las bailarinas requieren apoyar todo el peso de su cuerpo en las puntas de los dedos de los pies y que con el tiempo estos se terminan deformando y encalleciendo.

Recuerdo que de pequeños mi madre solía matricularnos a mi hermana y a mi en "vacaciones útiles" y que en alguna ocasión instó a mi hermana mayor a estudiar ballet. De aquellos días, guardo pocas imágenes en mi memoria, salvo la de los pies de mi hermana enfundados en unos zapatitos de ballet negros con hebillas marrones que en nuestro argot familiar denominábamos "chinitas".

A veces pienso que las bailarinas de Degas son como esas personas que van por la vida ocultando a los demás algun aspecto su personalidad que consideran vergonzoso los ojos del mundo: entonces muestran únicamente el oropel de sus vestidos tutú, la blancura inmaculada de sus trajes, la sinuosidad de sus movimientos o las preciosas zapatillas "chinitas" envolviendo un par de dedos horribles. Horribles a sus ojos, pero que en realidad representan nuestro yo mas interno, mas personal, aquel por el que nos avergonzamos frente al resto, por el solo hecho de hacernos sentir vulnerables, en fin, humanos.

Miro nuevamente las bailarinas de Degas y pienso una vez más en su belleza. Quiza la verdadera belleza no este en lo visible sino precisamente en aquello que ocultamos, en aquello que no se ve, en aquello que nos identifica de los demás haciéndonos sentior autenticamente humanos y que nos convierte en: un escritor nóvel, un cantante desafinado, un orador vergonzoso, un coleccionista de estampitas, un lector de novelas de Isabel Allende, un poeta de poemas de amor, un bailarín desprovisto de ritmo, un coleccionista de atardeceres.
Como dijo mi buen amigo el Zorro, resumiendo: lo esencial es invisible a los ojos...
Me gustaría ver un poco mas seguido lo esencial de las personas.

1 comentario:

heydi dijo...

QUE FELIZ ME HACE QUE VUELVAS A ESCRIBIR, HAY TRANQUILIDAD EN TU CORAZON. TU SEGUIDORA N°1 TE AMO
HEYDI