sábado, 22 de noviembre de 2008

El baile de las máscaras



Hoy me acordé de ese libro del que alguna vez me contaras, entre cigarrillos mal líados, algunas copas de vino barato y un poco de escozor en el cuerpo por andar tantos días sin bañarnos. Hablaba algo acerca de un baile en el que se reunieron muchas personas y apenas llegaron a reconocerse, de unas máscaras pegadas al cuerpo, de alguien que se olvidó de llevarla un día. Hoy después de mucho tiempo me he sentido como el personaje de aquella historia. Cansado de llevar esta máscara que llevo desde hace mucho tiempo, temeroso de la posibilidad que se haya pegado a mi cuerpo debido al prolongado tiempo que la llevo en mi rostro.

A veces sueño que la despego de mi cara, llego paercibir el dolor, luego que vuelo, después siento el aire purísmo de la libertad, el inefable olor a jabón windsor del que hablaba aquella historia y entonces es cuando despierto entumecido por el despertador de las cinco de la mañana, calzo mis pantuflas a regañadientes, me coloco la toalla sobre el cuello, parto raudo a la ducha, me calzo un traje bien planchado, anudo la corbata a mi cuello, me acomodo bien las pitas de la máscara tras de mis orejas y el mundo continúa girando...

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