sábado, 9 de marzo de 2019

Se prohíben las caricias y los besos



Aquél bien podía haber sido el lema que acompañó mi niñez. Entre nosotros no estaban permitidas las caricias ni los besos. Apenas el brusco apretón de manos con el que nos saludábamos al encontrarnos o nos despedíamos una vez finalizadas las reuniones familiares. Hasta el día en que se marchó mamá.
Ni bien nuestras miradas se encontraron, me di cuenta de que tu antigua rudeza había desaparecido.
Llegué hasta a ti a tiempo para sostenerte entre mis brazos, para ocultar la explosión de tu llanto que se confundió con el mío. 
Entonces comprendí que también tú habías muerto.

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