Existen personas que nunca están, nunca estuvieron, nunca estarán.
Por otro lado, existen aquéllas
(quizá al otro extremo del mundo)
que permanecen a pesar de su ausencia
de la reticencia de su aullido
o de su corazón, que es lo mismo.
Que se esfuerza en prolongar su gemido
que mantienen una lucha constante a través de sus lágrimas.
Nada.
Apenas un hoyo en la inmensidad de su vacío.
Todo.
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