sábado, 25 de mayo de 2013

Todavía intento salvarte

Todavía intento salvarte.
Mi psicólogo me dice que no existes, que eres una representación mía, una suerte de alter-ego, mi Malatesta, mi otro yo, la voz interior que susurra y toda suerte de pendejadas que se rompen como el capullo de un caracol cuando me despierto, en la noche, con los ojos anegados en llanto y gritando tu nombre o el mío, que no es lo mismo, pero es igual.
Todavía me resisto a creer.
Pero hay días en que se me hacen insoportablemente largos, noches que parece nunca acabar, recuerdos que retumban en mi cabeza como un tambor golpeteando tus sienes a punto de estallar, días en que la tristeza se asienta en mi mirada y de pronto me quedo sin palabras y se me esfuma sonrisa, y ya no puedo mentir porque ni yo mismo me creo las palabras que digo (o escribo) y me vuelvo a ver frente al espejo, terriblemente solo mi soledad, mas sola que nunca, pero más real. 
Todavía tengo esas pesadillas en las noches.
En las que se repiten como en una película de culto las mismas escenas, el flash-back donde el actor principal se enfrenta a un dilema, el plot del relato, donde la alternativa se convierte en una simple elección, decidir o no tragar aquella ultima pastilla que llevas ya en la lengua, apretar ese gatillo y volarte de un solo golpe la sien, saltar desde aquel árbol, ajustar el ultimo nudo de la soga en tu cuello, poner el punto final a la carta de despedida, decir tan solo "adiós", partir apenas con una media sonrisa que no terminas, porque ya no hay tiempo, porque te lanzaste ya.
Todavía tengo la esperanza. 
Que me alimenta a pesar que mi corazón se resiste, que mi cerebro suicida me grita lo contrario. Ese instinto primitivo que me hace luchar con aquel monstruo que no soy yo pero lleva mi nombre, que me permite arrastrarme del borde de la habitación hasta la bañera, dejar la cama, levantarme, ir a trabajar, no quedarme todo el domingo entero encerrado en la habitación, romper aquel lazo que me hunde en la vacuidad, en aquello que alguna vez llamaste el black, en el que de pronto percibo el sonido de un latido angustiado, que ya no es el mío, un par de ojitos rompiendo mi soledad, una vocesita, como un susurro, canturreando en mi cabeza de una manera angelical, diciendo "despierta, despierta, he tenido una pesadilla, papá".

viernes, 3 de mayo de 2013

Soñé que llorabas

Anoche soñé que llorabas
a lágrima viva
parecía que el mundo entero
conspiraba para esconder tu sonrisa.
Tal vez hace tiempo lo intuyas
hay una suerte de conexión mental
entre tu universo y el mío
que los hacen transcurrir en paralelo
como el cauce silencioso de dos ríos que serpentean
pero no se cruzan.
Desperté.
Sentía que llevaba un agujero alojado en el pecho
como un puñal
o una bala.
Por la tarde conté el sueño a mi abuela:
"No debes preocuparte", me dijo.
"Si en tu sueño aparece llorando es precisamente lo contrario".
"En la vida real: ella es feliz".
Quiero pensar que sonríes.