domingo, 10 de febrero de 2013

Tú no me quieres

- Tú no me quieres- le dijo. Si me quisieras no me buscarías. Te olvidarías de mi.
- ...
- No tú no me quieres - repitió esta vez más convencida. Si me quisieras dejarías de trarerme flores. Cesarías de dedicarme ese par de avemarías que me recitas en las novenas y a veces en  Madrid. No recordarías jamás mis canciones, ni el tono de mi voz o mi mirada o mi sonrisa. Dejarías de leer mis antiguas cartas. Eliminarías cualquier recuerdo extinto de mi pasado. De tu futuro.
- ...
No. Tú no me quieres. Si me quisieras no llorarías mas por mi.

Se busca una mujer


Edna bajaba por la calle con su bolsa de la compra,
cuando pasó a la altura del automóvil.
Había algo escrito en la ventanilla lateral:
SE BUSCA UNA MUJER.

Charles Bukowsky

Había pensando en coger el teléfono y hacer esa llamada una infinidad de veces. De imaginar el acto a realizarlo había, no obstante, una infinidad de pasos previos. El problema no era como comenzar, sino mantener la conversación una vez iniciada.
 Del hecho al lecho, había -definitivamente- mucho trecho, como decían los abuelos.
Levantó la vista, se mordió los labios con aprehensión y marcó el número que inició un agónico repiqueteo al otro extremo de la línea.
- Aló -contestó una voz.
El mundo se detuvo de pronto.
- SE BUSCA UNA MUJER -le dijo.
Ella sonrio para sus adentros. Había reconocido el tono de la voz desde el primer instante.
- Lo sé -le dijo.