jueves, 26 de enero de 2012

Yo me corto, tú te cortas, nosotros nos cortamos

"Algunos fuman, otros beben y yo... me corto"
Boulevard of Broken Dreams.

Cuando lo leí no me impactó. Tampoco puedo decir que me provocó intentarlo. Cada quien que luche de la mejor manera con sus ángeles y demonios. Lo que si puedo decir es que sentí, repentinamente, un sentimiento de solidaridad que quizá pocos comprenderían. El mundo esta construido y pensado para un estándar de ser humano, los que no pertenecemos al mismo, somos excluidos de la manera menos compasiva posible. Y nuestra exclusión no admite ningún tipo de perdón o la esperanza de una futura redención. Por el contrario, dura una eternidad.
Hay muchas formas de ser diferente, pero hay una diferencia abismal en serlo y otra, reconocerlo o tolerarlo.
Dicen que Dios creo al hombre a su imagen y semejanza. Quizá desde el momento mismo de la creación está impregnada la idea de modelo, de calco. Adán no es por lo tanto una obra original, sino una copia mediocre de su predecesor.
He oído muchas veces que el hombre es un ser sociable por naturaleza. Pero conozco muchas personas que no son sociables (o no desean serlo todo el tiempo) y eso forma parte de su naturaleza intrínseca.
Recuerdo en alguna oportunidad haber escuchado a un familiar cercano referirse a la sociabilidad de un pequeño pariente mío como una virtud.
El que no foma parte de la manada es mirado con extrañeza, su conducta es no sólo reprobada sino castigada y motivo de escarnio.  Y sobre todo de preocupación por parte de los padres, que miran con tristeza y preocupación como su vástago no se integra en la telaraña social. El excluido es escondido como si fuera una suerte de bicho raro, como si padeciera de algún tipo de anomalía monstruosa para la vista humana. O peor aún, es forzado a "cambiar" su condición natural y torturado con talleres de integración, de clown, de oratoria o de sendas terapias con el psicólogo y el psicoanalista.
La discriminación no es sino una expresión del soterrado temor de los llamados "normales" hacia todo aquello que les parece desconocido. Ininteligible. Hacia cualquier espejo que no devuelva el reflejo de su propia imagen.
Yo me corto, tú te cortas, nosotros nos cortamos. En realidad, yo no me corto, ni fumo. Tampoco bebo, ni me drogo. No soy ni emo, ni hikikomori. Hay tantas expresiones de la individualidad que no entendemos y sin embargo reprochamos. Se juzga al diferente como si fuera una suerte de elemento que corrompe al rebaño. En el pasado se quemaba en la hoguera a quien no llevaba su vida de acuerdo al modo en que se supone debía llevarse. Hoy los métodos son más refinados: ya nos los queman, simplemente los quieren cambiar. 

lunes, 23 de enero de 2012

Solo para suicidas

No te confundas
este blog no ha perdido la perspectiva
sigue siendo
S-O-L-O P-A-R-A S-U-I-C-I-D-A-S

¿De cuántas maneras puede morir una persona?
¿De una sarta letal de pastillas? ¿ De un salto al vacío? ¿Un tiro fulminante en la sien? ¿La consabida dosis de veneno? ¿Electrocución? ¿La navaja abriéndose paso a través de tus venas? ¿Colocándote en medio de la vía del tren? ¿Ahorcamiento? ¿Empleando una hipodérmica? ¿Recurriendo a la congelación letal? ¿Te apetece un poco de gas? ¿Planenado una muerte en solitario? ¿Al estilo Pizarnik? ¿Imitando a Kawabata? ¿Quizá como Quiroga? ¿Emulando a Maupassant? ¿Tal vez como Woolf?  ¿En la línea de Arguedas? ¿O quizá de Pessoa? ¡No olvides a Hemingway! ¿Recuerdas a Plath?

¿De cuántas maneras puedes decidir seguir viviendo?

domingo, 22 de enero de 2012

Suddenly

Llega un momento en que arribas a la conclusión que todas tus marchas y contramarchas, esa suma de eventos que un día te forzaron a emigrar a la montaña más alta, hacen que de pronto, te des cuenta, suddenly, que todavía es posible volver a soñar. 

Mensaje oculto en una botella 2

¿Aún te preguntas que viene despues de la soledad?
¿Es también el cielo parte del mar?

miércoles, 18 de enero de 2012

Mensaje oculto en una botella

Este es un mensaje oculto en una botella, Como aquellos que lanzaban los naúfragos que encallaban en alguna isla desierta, con la esperanza que algún día llegase a su destino.
A veces las noticias llegan tardías. Y de pronto vas entendiendo la razón de que en días pasajeros tuvieras esa sensación inexplicable de angustia, de desazón, carcomiéndote el pecho.
No sé si algún día descubras esta botella, pero si lo haces, me gustaría decirte que a pesar de la distancia, del tiempo y de todas las demás cosas que ocurrieron, comparto tu tristeza por las cosas que vienen ocurriendo. La comparto.

Sueño

Hoy tuve de  nuevo
ese sueño cuyo significado
no logro desentrañar.
Esa sensación de escapar
de algo que a pesar de mi voluntad
va ocupando cada uno de mis espacios
y que en cada ocasión
adopta una forma distinta
un león, un pájaro, un dragón
que me obliga a correr
a través de charcos hediondos
y pantanos malsanos.
He dormido nuevamente hasta muy tarde
a pesar de haberme acostado temprano
y me he levantado cansado
(casi sin aliento)
con las piernas agarrotadas
y la sensación de haber corrido
muchos kilómetros.
Al revisar mis zapatillas
noté las puntas manchadas de barro.

domingo, 8 de enero de 2012

No puedo dormir

¿A qué saben tus besos, hoy?
A canciones. A hierba mojada.
A risas.
  
¿Qué se hace cuando no se puede dormir?
Cuando ya se acabaron las películas que querías ver, los libros que alguna vez planificaste leer, cuando los amigos que tenías se aburrieron ya de tus letanías o quizá duermen mientras tú no consigues pegar las pestañas, eternamente despierto como un Gilgamesh moderno, cerrando los ojos sólo para engatusar a la muerte y tal vez a ti mismo.
¿Qué se hace cuando las pastillas ya no funcionan?
Cuando ya tiraste a la basura los libros de auto ayuda que iniciaste a leer, cuando esa chica que solía pensar en ti ha dejado de hacerlo, cuando quieres escribir y ya no puedes, cuando te has aburrido de masturbarte como un energúmeno, cuando tu familia esta fragmentada, cuando la muerte se burla de ti, con sus blancos dientes, sonriendo, sonriendo.
¿Qué se hace cuando uno deja de sentirse cansado?
Cuando simplemente no te queda ya nada, ni dolor, ni esperanza, ni necesidad, ni recuerdos. Cuando la mano ha dejado de temblarte, cuando decidiste no fumar más ese cigarro, beber ese vaso de alcohol, cuando abandonaste el café, cuando dejaste de querer a esa persona que un día prometiste no dañar y dañaste, no olvidar y olvidaste, no querer y quisiste, no sentir y sentiste.
¿Qué se hace cuando te sientes cansado de vivir una mentira?
Cuando prefieres estar en cama a lo largo del día. Y de la tarde. Y de la noche. Como un sonámbulo, que finje dormir, para engañar al mundo, a sí mismo, pero jamás a tus sueños, a tu corazón.
¿Qué se hace cuando ya has probado de todo?
Cuando la novedad dio paso a la rutina. Cuando te quedaste sin muñecas para jugar, cuando esa serie que te mantenía aferrado a la vida llega a su fin, cuando clausuraron ese restaurante donde comías hace más de 10 años, cuando tu perro termina muriendo de viejo, cuando termina de secarse aquella ponceana que tu abuelo tenía.
 ¿Qué se siente tener la sonrisa partida, el rostro agrietado, la mirada perdida?
Cuando esa pistola que compraste ya no te resulta atractiva, cuando has desechado todas las posibilidades que algún día te interesaron: aquel noviecito por el que morías, las pastillas, un salto desde el andén, brincar desde un quinto piso, una soga rodeando tu cuello, la bolsa en tu cabeza, la piscina, el agua.
¿Qué se siente cuando el suicidio ha dejado de ser una respuesta y se convierta de pronto en una constante pregunta?
¿Qué se siente no poder dormir? Ni fingir que lo haces. O disfrutar del sexo. De aquellos besos robados. De la soledad. De su compañía. O de su ausencia. Que repentinamente se convierten en la misma cosa. Sinónimos.
Qué se siente, finalmente, acostumbrarte a la soledad?
Cuando dejar de soñar se convierte en una constante. Cuando no te quedan mas utopías. Ni canciones por qué sonreir. O llorar. Apenas un recuerdo. Que se va diluyendo como esas sombras en la pared que de chicos hacíamos con las manos, bajo el reflejo de las velas.
¿Qué se siente morir y no obstante seguir viviendo?